El Instituto de Estudios sobre Armas Antiguas (IEAA) nace de la mano del matrimonio Hoffmeyer en 1960 en Kalundborg, localidad cercana a Copenhague, con el propósito de fomentar el estudio y la investigación sobre la arqueología, etnología e historia de las armas antiguas en las civilizaciones orientales y occidentales. Un año más tarde, bajo la dirección científica de los Hoffmeyer aparece el primer número de la revista Gladius, principal instrumento de comunicación del IEAA.
El matrimonio decide trasladar el instituto a España por circunstancias de índole personal. En 1962 se trasladan a Madrid para estudiar el mejor emplazamiento para el centro y comienzan a negociar el apoyo de las autoridades españolas para conseguir su vinculación con alguna institución de carácter científico. Ada y Erling Hoffmeyer viajaron desde Madrid, a Jaraíz de la Vera, pasando por Granada, ciudad en la que vivieron cuatro años, para finalmente recalar de nuevo en Jaraíz de la Vera, en 1970, donde de forma definitiva se instaló el instituto. En 1964 el instituto se convierte en un centro asociado al Patronato Marcelino Menéndez Pelayo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, consiguiendo así el respaldo de una institución científica que buscaban sus creadores.
Tras el fallecimiento de Erling, su esposa Ada asume en solitario la gestión y dirección del IEAA y de la revista Gladius. Fueron años de duro trabajo para la investigadora, que siguió al frente del instituto, y en los que tomó la decisión de nombrar al CSIC su heredero universal, legándole el centro al completo con la biblioteca y el archivo. En 1991 muere Ada Bruhn y el instituto permaneció cerrado de forma temporal hasta 1998, cuando se constituye un patronato entre el CSIC y la Junta de Extremadura para la reapertura del nuevo centro con el nombre de Instituto Histórico Hoffmeyer (IHH). En esta última etapa la actividad se centró en mayor medida en la gestión de la biblioteca, la fototeca y el intercambio de la revista. Gracias a la labor desempeñada por los responsables y los bibliotecarios del instituto se mantuvo vivo el espíritu del centro que siguió dando servicio a la comunidad científica hasta que cerró sus puertas de forma definitiva en 2010.