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Semanario Ahora, agosto de 1934. En la portada de este número aparecía una fotografía a toda plana de Ghandi que acababa de comenzar su segunda huelga de hambre para exigir a Gran Bretraña el autogobierno de la India.
En esta sección presentamos periódicamente algunos de los ejemplares más relevantes de las colecciones de nuestra Biblioteca y Archivo.
“Epigrafía callejera”. Pío Baroja, Ahora. Madrid 12 agosto 1934
Dedicamos la pieza del mes de enero de la BTNT al ensayo “Epigrafía callejera”, de Pío Baroja, perteneciente a la colección Archivos de Literatura Contemporánea.
La sección de Filología del Centro de Estudios Históricos (CEH), creada en 1910 y dirigida por Ramón Menéndez Pidal, se subdividió en varias subsecciones. Una de ellas fue la de “Literatura contemporánea” dirigida por Pedro Salinas. En 1932, cambió su nombre y pasó a denominarse Archivos de Literatura Española Contemporánea. Nació con la finalidad de dar salida a la publicación de la colección Índice Literario, cuyo cometido era el de servir de guía de la producción literaria contemporánea.
La colección Archivos de Literatura Contemporánea está compuesta fundamentalmente por publicaciones en prensa de autores literarios del momento, críticas de sus obras o informaciones biográficas.
Podría parecer que la idea de fotografiar o recuperar grafitis, carteles y rótulos callejeros de negocios desaparecidos es algo nuevo surgido de una reciente concienciación estética que ve en ellos la manifestación de un acervo cultural que hay que conservar. Pero no, aquí se cumple aquello de que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Un ejemplo lo tenemos en el escritor Pío Baroja (1872-1956). Baroja fue muy aficionado a tomar notas de inscripciones y muestras (nuestros actuales rótulos publicitarios). Aquellos letreros, plagados de faltas de ortografía y errores sintácticos, destilaban frescura y eran la manifestación más pura de la cultura popular sin dejar de ser concisos y efectivos.
Al principio se quedaba uno sorprendido: esto de “Ivodas” le sonaba a uno a ruso; pero luego se leía fácilmente: "Aquí viven ciegos y músicos para bailes y bodas."
Esto parecía una inscripción latina pero no era más que “rastrera” y decía: “Aquí se compra hierro y trapo viejo”.
Este muestreo urbano de epigrafía callejera se publicó en el diario “Ahora” en agosto de 1934. Es curioso ver como el cajista ha intentado replicar los carteles recogidos por Baroja en la galerada del artículo, respetando la justificación original de los mismos. La típica tipografía de periódico muy usada, golpeada y rota añade, involuntariamente, algo de autenticidad a la transcripción de estos carteles.
En un barracón de las afueras había otra inscripción difícil de descifrar para un epigrafista callejero: “Casaparador mirlos obreros”, que al principio pensaba si se trataría de cría de pájaros; pero era un parador para dormir los obreros.
En las Rondas, en una carpintería pequeña, se leía hace años: “Seacen cajas para atahvd buenas”. En esto de las cajas para ataúd buenas parece que debía ser el propio interesado el que debía decir “a posteriori” si eran buenas o no cómodas o incómodas.
Pero, si interesante era la epigrafía, no lo era menos el soporte material que los portaba. Trozos de madera, latas viejas y cartones, que, en la mayoría de los casos, hacían de improvisados lienzos para colocar en las puertas de los cuchitriles de los artesanos o en las fachadas de iglesias y conventos.
En los atrios de las iglesias había siempre letreros extraños. Sobre un cepillo, en el zaguán de un convento, se leía: “Aqui se ech ala limo sna palumb raeste dibino
Señor”
Aunque Baroja decía que “como hombre intoxicado por el costumbrismo, sentí, al leer estos letreros, una íntima satisfacción; los copié y los transcribo aquí para la satisfacción de los papanatas” es una lástima que no le diera por fotografiarlos, porque hoy tendríamos un valioso testimonio visual de la epigrafía callejera española durante la Segunda República.
Texto: Jesús Muñoz Fernández (Biblioteca Tomás Navarro Tomás)
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