Las composiciones teatrales son obra de autores muy variados. Muchas de las creaciones originales fueron escritas por dramaturgos que han entrado a formar parte de la Historia de la Literatura española como Bretón o Hartzenbusch pero también por escritores cuya importancia, indudable en el siglo XIX, se ha desdibujado con el paso del tiempo como Olona o Rodríguez Rubí. Junto a ellos aparecen también nombres como los de Antonio Barroso, Manuel María de Santa Ana o Antonio Marín y Gutiérrez de los que conocemos tan sólo unos cuantos títulos; sin olvidar las obras de personas que desarrollaron otras profesiones y ofrecieron al teatro algunas composiciones que pueden interpretarse como un reflejo del furor que este arte provocaba en la sociedad del XIX. Un ejemplo de estos autores circunstanciales sería Pablo Avecilla, abogado y político, editor de una galería dramática, del que se conservan varias obras en la BTNT. 

En las obras traducidas, adaptadas o refundidas aparecen los mismos autores. No se aprecia diferencia entre un tipo de obra y otro. Esto invita a pensar que no tenían mejor consideración unas que otras y que, quizás, las traducciones, adaptaciones y refundiciones podían reducir el tiempo necesario para dar una nueva obra a escena en unos momentos en que los teatros reclamaban estrenos con mucha frecuencia.

Existe una presencia muy reducida de autoras en la colección, pero se conservan obras de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ejemplo de escritura femenina en el siglo XIX.