Podcast de la BTNT

Este es un podcast de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás. Para más información podéis conectaros a la página de la Web de la biblioteca http://biblioteca.cchs.csic.es/podcast.php

Título: Identidad femenina y cambio social. Homenaje a Carmen Martín Gaite en el centenario de su nacimiento

Texto: Pilar Nieva de la Paz Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ILLA-CCHS). (Guion para el pódcast dedicado a Carmen Martín Gaite en el centenario de su nacimiento. Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CCHS-CSIC.)

Locución: Pilar Nieva de la Paz. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ILLA-CCHS)

Fecha: 8 de diciembre de 2025

Duración: 17:57 minutos

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Quiero felicitar a la Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC por sumarse con este podcast a la celebración del centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite, acontecido en Salamanca, el 8 de diciembre de 1925. En este mismo centro, dirijo en la actualidad un grupo de investigación, InGenArTe (que fundé a comienzos de los 2000 con Francisca Vilches-de Frutos) y un proyecto de investigación 1, que persiguen la visibilización de la agencia literaria femenina, la inserción en el canon de las escritoras hispánicas y la indagación sobre su contribución a la construcción de la identidad colectiva. Carmen Martín Gaite es una figura señera en este sentido, tanto por la extensión y variedad de su producción, como por el tratamiento singular que dedica a la reflexión literaria sobre la condición social femenina en España durante la segunda mitad del siglo XX. Destacan la calidad literaria de sus textos y el empleo de unas técnicas renovadoras, como la fusión de moldes y géneros distintos, la composición fragmentaria, el recurso a la metaficción o la rica intertextualidad de sus narraciones. Martín Gaite ha logrado, además, lo que pocas firmas consiguen en nuestro panorama literario: aunar el reconocimiento académico y crítico con la popularidad entre lectores y lectoras. Ha recibido premios prestigiosos como el Nadal, el Nacional de Literatura, o el Príncipe de Asturias de las Letras, pero también ha figurado en las listas de libros más vendidos, de ficción y no-ficción. Con una sólida formación académica, excepcional entre las mujeres de su generación -Licenciatura en Filología Románica en la U. de Salamanca (1948), y Doctorado en la U. de Madrid (1972)- su obra ha oscilado entre la creación narrativa, su eje predominante, y la investigación histórica y sociológica, ámbitos en los que también ha logrado hitos destacados, como su estudio El proceso de Macanaz (1970), su libro Usos amorosos del XVIII en España (1973), Premio Anagrama de Ensayo, o su ya clásico Usos amorosos de la postguerra española (1987), situado a la cabeza de los libros más vendidos ese mismo año.

La producción de Martín Gaite debe ser analizada en profundidad para conocer en su justo valor la destacada aportación que ha hecho la autora a la identidad colectiva del país en la segunda mitad del siglo XX, con especial atención a la reflexión crítica sobre la situación social de sus contemporáneas. Su extensa y variada producción ofrece un recorrido por varias décadas de evolución de modelos femeninos, en su recreación temprana de las flappers, las jóvenes modernas de los años 20 y 30, que conoció en su infancia en esos años de cambios vertiginosos durante la Segunda República, hasta el modelo femenino tradicional, el ‘ángel del hogar’. que revive con la legislación franquista y la presión ideológica y formativa ejercida sobre las mujeres de posguerra por la Sección Femenina de Falange. La autora conocerá y convivirá también posteriormente con esas mujeres de la generación del 68, las jóvenes ‘liberadas’ de la Transición política, que ansían vivir, leer, viajar, trabajar, experimentar, dejar atrás el matrimonio y la maternidad como destino único; romper, en suma, con el modelo femenino tradicional. Un repaso de toda su producción narrativa permite afirmar que Martín Gaite mantiene un sostenido compromiso con la denuncia de los límites impuestos socialmente a la libertad de las mujeres, y su defensa implícita del necesario cambio social hacia la igualdad entre mujeres y hombres, aportando su propio testimonio personal, de gran riqueza y profundidad.

Para entender cómo lleva a cabo este propósito central de su narrativa, vamos a realizar un breve viaje con parada en tres de sus novelas más destacadas. Durante la posguerra, nos vamos a detener en su primera novela larga, Entre visillos (1958), Premio Nadal 1957. Una década después de haber dejado atrás el ambiente de la ciudad en la que nació y llegó a la vida adulta, Martín Gaite volcaba en este temprano texto su predominante interés por analizar el contexto social de las españolas de su tiempo. Este título retrata, desde la crítica y la denuncia, la vida en las pequeñas poblaciones de las mujeres, jóvenes y maduras, sometidas a un destino único, prefijado, vinculado al encierro en la esfera privada, en el mundo doméstico, que el título de la novela, Entre visillos, anuncia ya. Natalia, su joven protagonista, con claras conexiones autobiográficas, se siente rara entre sus amigas, sus vecinas, sus compañeras de escuela, preocupadas únicamente por su apariencia física, por sus noviazgos, por lograr casarse y entrar así en la edad adulta cumpliendo con el mandato social establecido para ellas. Influidas por una estricta educación en la ideología nacional-católica, y por la peligrosa idealización del amor de las populares novelas rosas, las jóvenes que protagonizan la novela encarnan la visión ficcional de la educación sentimental femenina de las españolas en la década de 1940, una visión que años más tarde la propia autora teorizaría en su conocido ensayo Usos amorosos de la postguerra española, recreando y denunciando la atmósfera represiva en que tuvo lugar la entrada en la edad adulta de las mujeres de su generación.

La segunda parada de nuestro rápido viaje corresponde a su gran éxito de público y crítica del período de la Transición política, El cuarto de atrás (1978), Premio Nacional de Literatura (en la modalidad de Narrativa) y también uno de los libros más vendidos de ese año, que supuso todo un hito por su aportación renovadora de técnicas y géneros, como la autobiografía, la memoria histórica, la novela rosa y el género fantástico, fusionados en su texto de forma original y muy moderna. Su escritura y publicación coincide con los primeros años de la democracia española, cuando varias novelistas alcanzaban una significativa difusión. El acceso a diversos premios literarios y los éxitos de ventas protagonizados por títulos firmados por Esther Tusquets, Marina Mayoral, Carme Riera, Montserrat Roig o Rosa Montero, entre otras, trajeron a la palestra el llamado “boom de la narrativa de mujeres” en España. Las novelistas interesan mucho al público y los medios de comunicación de aquellos años porque aportan algo nuevo, distinto, que varios críticos concretaban en el acercamiento a temas poco o nada abordados hasta el momento desde una perspectiva también novedosa, cercana en varios casos a un feminismo que estaba cobrando por estos años una gran actualidad social, como he analizado en mi monografía Narradoras españolas en la Transición política (Fundamentos, 2004).

El personaje principal de El cuarto de atrás es claramente autobiográfico. Se trata de una escritora con su mismo origen familiar y social, que mantiene una larga conversación con el misterioso entrevistador nocturno que la visita en su casa mientras ella escribe el texto que después vamos a leer. Desde la distancia reflexiva, a veces melancólica, de las más de tres décadas transcurridas, nuestra protagonista y narradora en primera persona rememora cómo fueron educadas las jóvenes de su generación, qué modelos femeninos se les proponía seguir, por dónde discurrían sus expectativas vitales, cuáles eran sus miedos, sus frustraciones. Recuerda con detalle la infancia de preguerra en el cuarto de juegos de su casa salmantina, la irrupción de los bombardeos, el frío y el miedo durante los años de guerra, el tránsito hacia la juventud en los oscuros tiempos de la primera década de posguerra, hasta llegar al tiempo presente, que arranca con la muerte del general Franco en 1975. Rememora también ante su entrevistador cómo surgió la idea de la novela, cuando, recién cumplidos 50 años, contemplaba el entierro del dictador en la televisión. Se dio cuenta entonces de que toda su existencia consciente había transcurrido en tiempos de la Dictadura. Al volver la vista atrás para entender su pasado y la propia evolución de la sociedad española, nos ofrece un perfecto retrato de la educación sentimental de las jóvenes en la posguerra. Con acusada modernidad, mezcla técnicas realistas con procedimientos típicos de la ficción fantástica, el recurso a la metaficción y la recreación de un espacio liminal, a caballo entre la realidad y los sueños.

Esta lograda rememoración del pasado personal se convierte así en el retrato de toda una generación de mujeres, la suya, determinada por la ruptura que la contienda bélica supuso en su formación y evolución. En el caso de Martín Gaite, del ambiente liberal de su educación en la casa familiar durante la primera infancia en la preguerra, pasó a la oscura vida provinciana del primer franquismo, con toda su grisura y su falta de horizontes. Eran los años en los que el NO-DO ofrecía como modelo para las niñas españolas la imagen de la hija única del dictador: Carmencita Franco, que representó para ella a la niña seria y formal, atrapada por su papel público, por sus responsabilidades, sometida a normas estrictas y a un cuidado máximo de su apariencia.

El medio social en el que vivían aquellas muchachas burguesas de provincias estaba condicionado por la represión y la censura. Resultaba inviable para ellas cualquier tipo de discrepancia. La falta de libertad y la imposibilidad de un tiempo y un espacio propios son las sensaciones que más claramente asocia la autora con esta época de su pasado. Controladas estrechamente por el medio familiar, estas chicas no podían salir solas, tenían horarios inamovibles y conocían a la perfección el itinerario que un destino fijado marcaba para su futuro. Sometidas a la tiranía de lo doméstico, la vida de estas jóvenes iba a estar dedicada a la casa, la familia, los afectos y ritos sociales, es decir, exclusivamente a la esfera privada.

Frente a este modelo femenino tradicional, defendido y propagado por la Iglesia y por la Sección Femenina de Falange, emergían en cierta producción cultural tipos femeninos alternativos, difundidos, sin ir más lejos, por el popular cine americano. Diana Durbin, por ejemplo, “suministraba modelos americanos de comportamiento”, o lo que es lo mismo, era traviesa, audaz, ingeniosa, constituía a su juicio la encarnación de la libertad. Entre las grandes actrices, Greta Garbo, Veronica Lake e Ingrid Bergman eran sus otros referentes cinematográficos. Todas ellas coincidían en ofrecer una imagen sofisticada y ajena a la inevitable presión de las costumbres y modas españolas. Se enfrentaban también al modelo femenino de la pin-up española del franquismo esas mujeres de la copla identificadas con el antiprototipo denostado: la fresca, la loca, la mujer ligera de cascos, denominaciones que se utilizaban entonces para descalificar a todas aquellas féminas que infringían, o parecían infringir, el severo código de conducta moral impuesto, en el que era tan importante el ser honrada (en un sentido exclusivamente sexual) como el aparentarlo. La protagonista rememora su admiración por este tipo de mujeres, por sus historias, que sintonizaban mejor con su sentimiento personal de ser una “chica rara”, poco inclinada a seguir las pautas establecidas. En el recuerdo la protagonista se ve a sí misma como una chica diferente, con gustos e inquietudes alejadas de los de las muchachas de su medio, pero también demasiado “sensata” como para romper frontalmente con los límites y tabúes imperantes. La suya fue una transgresión oblicua, ejercida durante su infancia y primera juventud a través de la imaginación, como cuando creó con su amiga de Instituto la isla imaginaria de Bergai, refugio compartido que las aislaba del miedo y del frío durante la guerra, y ya en la edad adulta, mediante la evasión del medio a través de la escritura, de la creación literaria.

Nuestra tercera y última parada coincide con otro éxito popular de la autora en tiempos de una democracia ya consolidada, su novela Nubosidad variable (1992), que permite a Martín Gaite profundizar en dos modelos femeninos alternativos, el que representan Sofía Montalvo y Mariana León, viejas amigas del colegio que se reencuentran pasadas las décadas y reactivan su relación para compartir lo que ha sido de sus vidas. Sofía se vio atrapada en una existencia gris de esposa y madre de familia, y tiene ahora una relación matrimonial frustrante con un marido infiel, que nunca ha tenido tiempo para ella. Mariana, que ha pasado por múltiples relaciones sentimentales, logró en cambio convertirse en una renombrada psiquiatra. Ha llegado a España ese tiempo de la “indeterminación” de la identidad femenina, en palabras del sociólogo Gilles Lipovetsky: las mujeres pueden elegir y construir su propia trayectoria vital. Las diferentes rutas son opciones viables que tienen, en cada caso, unos problemas diferentes. Una vez más, las mujeres vuelven a encontrar refugio en las relaciones personales, en la exploración de la intimidad, pero ahora ya no buscan la solución en el amor de pareja, sino en la amistad y solidaridad femenina, en la “sororidad”. Mariana anima a su vieja amiga a retomar sus sueños juveniles y empezar a escribir, y arranca así el diario que vamos leyendo, en fragmentos, a lo largo de la novela. Ella misma está pasando por una crisis vital que la determina a buscar refugio fuera de Madrid, y a dedicar buena parte de sus días a escribirle cartas a Sofía, el segundo eje compositivo de esta moderna novela construida como un collage de piezas heterogéneas. De nuevo nos encontramos ante dos mujeres que escriben, dos mujeres que exploran psicoanalíticamente su propia identidad. Contando sus vidas a la amiga, ambas empiezan a entender sus propias existencias bajo una nueva luz. Las dos líneas de escritura alternadas en la novela presentan, en definitiva, dos caras de una misma moneda, la de la insatisfacción femenina contemporánea, la de la revolución ocasionada por unos cambios sociales que han quebrado las viejas certezas, que alteran fuertemente la asignación de roles de género, pero que no han logrado, todavía, proporcionar felicidad ni estabilidad a sus protagonistas femeninas. Una vez más, a través de una narrativa intimista, Martín Gaite imbrica el contexto socio-histórico de un tiempo concreto que aflora constantemente en su novela (los años 80) con el mundo de los sentimientos, de los afectos privados. Una vez más, la autora va a presentarnos la imagen en el espejo de dos mujeres que escriben, dos mujeres que encuentran en la comunicación a través de la escritura el mejor camino hacia la libertad y la realización personal.

Terminamos aquí nuestro breve viaje recordando el esfuerzo colectivo que ha llevado a la publicación en 2025 de importantes estudios, la reedición de algunos de sus libros clásicos, o las magníficas adaptaciones para las tablas de dos de sus éxitos narrativos, Caperucita en Manhattan y El cuarto de atrás, estrenadas en el Teatro de la Abadía (Madrid, temporada 2024-2025), y nos sumamos, con este podcast al sentido homenaje que el mundo académico y cultural está rindiendo a una de las escritoras más relevantes de la literatura contemporánea en español.

Escrituras, imágenes y testimonio en las autoras hispánicas contemporáneas. III. Exilios y migraciones” (PID2021-124858NB-I00, MCIU/AEI/FEDER, UE).

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