El estudio se centró en el habla culta media, es decir, el habla habitual haciendo referencia a actitudes formales (esmeradas) e informales (ámbito familiar). El acopio de la documentación se hizo recogiendo grabaciones orales en cintas magnetofónicas. Se establecieron cuatro clases de encuestas: grabaciones secretas de diálogos espontáneos, diálogos libres entre dos informantes, diálogos dirigidos por el investigador con uno o dos informantes y elocuciones en situaciones formales (conferencias, clases, discursos, etc.).
El proyecto estableció que el estudio debía tener un mínimo de 400 horas de grabación y 600 informantes y que cada encuesta tendría una duración, de al menos, media hora. Los informantes debían ser hombres y mujeres en una distribución proporcional del 50% y los requisitos para poder ser escogidos eran: ser nacido o residente en Madrid desde los cinco años, haber vivido allí al menos durante las tres cuartas partes de su vida, ser hijo de hispanohablantes, preferiblemente nacidos en Madrid y haber recibido la educación primaria y superior en esta ciudad.
Para la elección de los informantes se decidió establecer cuatro generaciones: la primera entre 15 y 24 años, la segunda entre 25 y 35 años, la tercera entre los 36 y los 55, y la cuarta, de los 56 en adelante. Los encuestados se seleccionaron atendiendo a factores socioculturales: el ambiente familiar, los estudios realizados, las experiencias culturales (viajes, lecturas, etc.) y la profesión.
