Nació en un lugar de Castilla la Mancha, viajó por muchos lugares de Europa y Estados Unidos, murió exiliado en Londres.

Se ganó la vida como catedrático de Derecho Romano pero sus pasiones fueron la política científica y la sociología de la educación.

Discípulo de Francisco Giner de los Ríos impulsó la creación de importantes instalaciones científicas y centros educativos como el Instituto-Escuela.

Durante años fue un activo integrante del Comité de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones.

Un libro escrito por su compañera, una mujer inglesa progresista, está lleno de sabrosas anécdotas sobre la vida y obra de este personaje.

Un programa que favorece la movilidad de los jóvenes investigadores lleva su nombre.