Los catálogos son la memoria de las exposiciones, lo único que queda de aquellos eventos, exceptuando la obra artística. El carácter temporal de aquellas muestras hace que solo se atesoren estos textos que complementaban la exhibición, ya que los montajes museográficos no se conservan por lo que se justifica su conservación.
Dentro de las artes plásticas, la materia principal es la pintura y engloba todo tipo de corrientes y técnicas, además de otras disciplinas artísticas como escultura, arquitectura, fotografía, grabado, artes gráficas, etc.
El origen de esta colección de Catálogos de Exposiciones de Arte (CAE) entronca con el interés por el coleccionismo de los diferentes miembros del Instituto Diego Velázquez y del Departamento de Historia del Arte y Patrimonio que desde 1940 se preocuparon por reunir y conservar estos catálogos. En el año 2015 la dirección del departamento transfiere los más de 20000 ejemplares que forman la colección al Archivo de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás.
A través de los folletos podemos hacer un recorrido por la historia del arte del país y conocer cuál ha sido el sistema del arte al acercarnos al mundo del coleccionismo privado, a través de las galerías y casas de subasta en que se expusieron y vendieron las obras. En mayor número pertenecen a obra de artistas españoles, pero también se recopilaron folletos de exposiciones de artistas extranjeros.
La mayoría pertenecen a obra de artistas españoles, pero también se recopilaron folletos de exposiciones de artistas extranjeros. Nombres como Daniel Zuloaga Boneta, Benjamín Palencia, Modest Cuixart, Ángel Cuesta Calvo, José María Sicilia. Y mujeres como: Carmen Aguadé, María Paz Jiménez, Elvira Alfageme, Teresa Llàcer, Alegría Álvarez Barrés, Alexandra Domínguez, María Jesús Leza, María Justa Rayego, María Luisa Sanz, María Dolors Altaba Artal, María Dolors Gimeno, María Antonia Orús Sacacia, o la pintora checa Milada Sindelova que expuso su obra en el Ateneo de Madrid. Todos ellos son artistas cuyas exposiciones están representadas en la colección a través de sus catálogos.
También nos asomamos al mercado del arte y podemos ver las cotizaciones de las obras ya que en muchos catálogos están indicados los precios de venta de los cuadros. Gracias a la pervivencia de estos textos conocemos que, en 1919, el artista húngaro Emanuel D. Bereny, de las 32 obras que exponía en el Ateneo de Madrid, vendía su cuadro La fuente de Narciso por un precio de 300 pesetas. O que Roberto Domingo, que pintó mucho la fiesta de los toros, en 1910, vendía sus obras más caras por 400 pesetas como Fuego, Sol en la tarde, Encerradero, Una capea, o El último de la tarde. En el catálogo hay manuscrita una nota relativa a que la sala de exposiciones en cuestión era un almacén de alfombras situado en la carrera de san Jerónimo 7 y 9 de Madrid.
Folleto de la exposición de Emanuel D. Bereny en el Ateneo de Madrid, 15-30 de noviembre de 1919.
Cronológicamente hay unos pocos folletos del periodo de entreguerras, algunos reflejan el arte de las vanguardias históricas. Aunque la mayoría se recabaron a partir del periodo posbélico español. No hay ningún folleto de 1935 hasta 1939. Comienza a verse cierto movimiento hacia finales de la década de los 40, 1946, 1947, 1948, en adelante. La gran mayoría de los ejemplares se corresponden con obra de autores expresionistas, informalistas, minimalistas, pero también hay pintura figurativa.
El conjunto refleja las exposiciones en instituciones privadas como galerías de arte, casas de subasta e instituciones oficiales y públicas como museos, cajas de ahorros y centros culturales.