El único catálogo de una provincia entera que se llevó a cabo desde el Instituto fue el de Zaragoza. En la primera etapa el marqués de Cerralbo recomendó a Juan Cabré en carta de comienzos de 1917 al académico de la de la Historia Adolfo Herrera, para que hiciera el catálogo de esta provincia pero, aunque Herrera aceptó la recomendación, según la carta de agradecimiento que le dirigió el Marqués . Figura como encargado a Cabré en la tabla de 1917, pero a lápiz y con la palabra No, también a lápiz junto al nombre. No se hizo hasta 1941 en que fue encomendado a Francisco Abbad Ríos, que era el director del Fichero de Arte Español del “Diego Velázquez”. Este hecho no debió de trascender, pues el 27 de febrero de 1942, Federico Torralba, que era Profesor Ayudante de Clases Prácticas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza desde 1941, escribió al Director del Instituto comunicándole que un grupo de Arte de la Delegación Provincial de Educación Nacional llevaba varios meses recogiendo información sobre el patrimonio artístico de la provincia con la idea de redactar el Catálogo Monumental, pero que no tienen apoyo económico para el trabajo de campo por lo que habían pedido una subvención a la Comisaría General de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional la cual les había derivado hacia el Instituto. Querían, además, organizar un Museo Diocesano y exposiciones periódicas. Lo firma Torralba y da el visto bueno el Delegado Provincial José Navarro. Esta solicitud va acompañada de una carta de este último al marqués de Lozoya para que, como Director General de Bellas Artes, “sea nuestro abogado en la instancia que le acompañamos”. Le contestaron el 6 de julio de 1943 diciéndole que el Catálogo ya se estaba haciendo oficialmente por lo que no podían acceder a su petición.
La realización del Catálogo de la Provincia de Zaragoza fue un proceso muy largo debido a numerosas vicisitudes. Abbad inició de inmediato el trabajo y dos años después, el 6 de julio de 1943, ya tenía terminada y entregada la parte correspondiente a la capital y al partido judicial de Tarazona, como consta en la solicitud dirigida por el secretario del Instituto, que en ese momento era Blas Taracena, al Director del Consejo solicitando que conceda permiso a Abbad para viajar, desde el 16 de julio al 1 de septiembre, a los partidos judiciales (sic) de Egea de los Caballeros, Sos del Rey Católico y Zaragoza para completar el estudio de El Pilar. El permiso le es concedido y Abbad realiza su viaje en transporte público. En este sentido hay una “Cuenta del Catálogo Monumental de Zaragoza” sin fecha ni firma, pero que lo más probable es que corresponda a este año. Por lo que tiene de curioso tanto por los medios de transporte utilizados, como por los precios, copio las cantidades gastadas: Dietas de 74 días 3.570 pts. (48 pts. por día); viajes en tren 241’60 pts.; autobús 114’70 pts.; caballería 273 pts.; barca 5 pts.; total 4.204’30 pts. Con ello completaba las zonas norte y noreste en campañas llevadas a cabo en los años 1941, 1942 y 1943.
No tenemos noticias de los años 1944 y 1945. En 1946, a petición del marqués de Lozoya, el Parque Móvil de los Ministerios Civiles le asigna un coche con conductor y sus correspondientes tickets de gasolina para realizar una serie de itinerarios minuciosamente descritos en la solicitud y que calculaban podrían ocupar 15 ó 20 días del mes de agosto. Todo el viaje lo realizó acompañado por un fotógrafo profesional al que se pagaba aparte. Revisando los itinerarios que siguió, podemos observar que “peinó” minuciosamente los partidos judiciales de Zaragoza, Caspe y Almunia de doña Godina, es decir la zona centro, noroeste, oeste y sudoeste.
En el verano de 1947 lleva a cabo la última campaña, también en coche oficial y con un fotógrafo. El itinerario está mucho menos minuciosamente escrito ya que no pone los pueblos a visitar sino el primero y el último de cada ruta. Pero suponemos que pararían en todos los pueblos y que se desviarían para ver los que no estaban en la carretera por la que circulaban, como habían hecho el año anterior. Recorrieron los partidos judiciales de Calatayud y Daroca, es decir parte del noreste, el este, sudeste y parte del sur. Abbad informa a Taracena, por medio de una carta sin fecha, del estado en que se encontraban sus actividades que estaban a punto de concluir. Hace algunos comentarios sobre los incidentes ocurridos en el viaje. Los principales problemas se los había dado el coche que “ha tonteado un poco, fue mejor el año pasado, hemos tenido bastantes reventones y la rotura del diferencial pero todo se ha arreglado sin gasto para el Consejo”. Se queja del “bandidaje de mis paisanos” que le “hacían las cuentas del Gran Capitán” por lo que tuvo que recurrir a las autoridades locales varias veces y siempre le daban la razón. En cuanto al trabajo, lleva ya hechos 25 planos y 400 fotografías por lo que ha tenido que pedir a Gudiol que le envíe más negativos. Esto nos hace sospechar que el fotógrafo dependía del Archivo Mas. Además, comenta que han tenido que pagar 450 pts. a Mas por el arreglo de la máquina y útiles de fotografía. Calcula que en total hará unas 800 fotografías a lo largo de la campaña.
El 19 de octubre, escribe de nuevo a Taracena diciendo que ha quedado con Gudiol en Zaragoza para que el fotógrafo haga algunas fotografías. Montserrat Blanch nos confirmó la colaboración de Gudiol en la parte gráfica del Catálogo de Zaragoza en 1947 . El coche les ha dado numerosos problemas y han tenido diversos accidentes personales, se habían caído varias veces, se habían hecho heridas etc. sin graves consecuencia para ellos “ni para la máquina de fotos”. Hace un balance de lo que puede ser el catálogo una vez terminado: el texto ocupará entre 1.000 y 1.200 cuartillas escritas a máquina y a doble espacio e irá acompañado de 150-200 planos y croquis y unas 2.000 fotografías. En diciembre escribe al Marqués de Lozoya pidiéndole que intervenga en el problema que tiene con el Museo de Bellas Artes de Zaragoza que le exige un pago de 10 pts por foto y tres ejemplares del libro sólo por obtener el permiso para hacerlas y calcula que necesita 200 fotografías, por lo que habría que pagar 2.000 pts. más 4.000 de las fotos mismas. Las normas oficiales exigían enviar un ejemplar y no cobrar por obtener la autorización. Las fotografías eran pagadas por el Instituto “Diego Velázquez” a cuenta del presupuesto del Fichero de Arte.
No sabemos cuales fueron los motivos por los que, a pesar de tener todo el material recogido desde finales de 1947, no se publicó de manera inmediata. Es cierto que ordenar tanta información y redactar un libro lleva tiempo y el Instituto y el CSIC seguía sin presupuesto. No tenemos más noticias hasta 1954 y siete años parecen muchos, aunque es cierto que en 1953 Abbad sacó las oposiciones para ser catedrático de Historia del Arte, lo cual le tendría ocupado bastante tiempo. Pero la evolución de los acontecimientos hizo que se complicaran todavía más las cosas y que el Catálogo de Zaragoza no se pudiera publicar hasta mediados de 1958.