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Teruel

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La Comisión, encabezada por el Presidente Catalina García y el Secretario Antonio Garrido, propone el 21 de mayo de 1909 a Juan Cabré Aguiló para hacer el Catálogo Monumental de la provincia de Teruel, ya que, a su reconocido prestigio, une el mérito de haber realizado numerosos trabajos “de orden prehistórico” en dicha provincia y, por lo tanto, la conoce muy bien. Es aceptada por el Rey que firma la R.O. con el nombramiento el 27 de mayo de 1909 con 800 pts mensuales por 12 meses. Es el único que se encarga en 1909. En algún momento debió pedir una prórroga pues la noticia siguiente es el informe emitido por la Comisión el 11 de junio de 1911, es decir un año después de la fecha en la que debería haberlo entregado. El informe de los cuatro tomos es, en este caso, muy largo, minucioso y sumamente elogioso, tanto el texto –“el manejo y consulta se hace bastante fácil así como su lectura metódica e interesante”, “el texto en general es correcto y adecuado, dedicando algunas veces varias páginas a resúmenes y síntesis de gran interés, pues llegan a ser verdaderamente revelaciones de la mayor importancia para el conocimiento del Arte y la Cultura del País…” entre otros muchos elogios–, como todo el aparato de croquis, planos, dibujos –“siempre bien hechos y con verdadero criterio escogidos”– y fotografías. El Rey aprueba el Catálogo el 11 de julio de 1911 . El 19 de mayo de 1925 el jefe del servicio de publicaciones solicita al archivero del ministerio que le entregue los tres tomos de texto y láminas .

En 1910 parece que de nuevo se agiliza la realización de los catálogos. El 12 de febrero la Comisión envía un informe al Ministro en el que da cuenta de la decisión tomada en la sesión del 17 de enero recomendando a Rodrigo Amador de los Ríos para que haga el de Albacete; a Francisco de Paula Valladar el de Almería y a Enrique Romero de Torres el de Jaén. Pero el 8 de febrero de 1911 la Dirección General de Bellas Artes pide al Conde de Cedillo una copia del documento anterior, probablemente por haberse perdido. Por esto los encargos se retrasaron hasta fechas próximas a esta solicitud porque, además, el año 1910 había sido políticamente muy difícil fundamentalmente por los cambios de ministros .

De febrero de 1910 tenemos el testimonio directo de los Gómez Moreno padre e hijo sobre el rumbo que había tomado el proyecto en el nombramiento de los catalogadores y ante el que se muestran totalmente pesimistas. El del hijo ya ha sido copiado en el apartado dedicado al Catálogo de Granada. El del padre lo encontramos en carta a su hijo: “Verdaderamente que es un cotarro lo del Catálogo [Monumental de España] el cual va a resultar un cien pies sin orden ni concierto. Con razón opinaron los autores de la idea [Riaño] que lo hiciera uno solo [el propio Gómez Moreno], pero es menester convenir en que uno no puede ser, necesitándose echar mano de personas competentes que no hagan mamarrachos” . Desde luego los nombramientos empezaban a ser por influencias ajenas a los conocimientos de los autores, pero es muy posible también que, en la crudeza de los comentarios de padre e hijo, influyera un cierto resentimiento por haberle quitado la exclusividad de ser él quien redactara todos.