El nombramiento de Manuel Gómez-Moreno, promovido también por Riaño, creó un ambiente contrario hacia él en las Academias y en la Universidad, pero, vencidas las dificultades académicas y burocráticas, tomó posesión el día 20 de junio de 1900. Todas estas dificultades y las numerosas vicisitudes por las que pasó durante la realización del Catálogo nos las relata minuciosamente, con noticias de primera mano, su hija María Elena . Don Manuel entregó el Catálogo completo dentro del plazo señalado y la Comisión emitió un informe firmado por su presidente Eduardo Saavedra el 10 de julio de 1901, conciso pero muy laudatorio, pese a las reticencias iniciales hacia el autor: “…V.E. podrá observar cuan completa y bien acabada es la labor que inaugura el Catálogo…y que podrá servir de planta para los trabajos sucesivos en las demás provincias”. Añade que deberían de conceder el presupuesto suficiente para su publicación y que convendría que se diera a conocer entero. Y aquí empieza el calvario de este Catálogo.
El 24 de enero de 1902 los propietarios de los talleres Mateu habían solicitado que les encargasen los trabajos de su publicación. El 14 de febrero sale el R.D., del que luego se hablará, en el que, entre otras cosas, se establecía que los volúmenes de cada provincia debían ser publicados conforme se fueran realizando, y el 19 R.O. encomendando a Mateu el de Ávila, aunque con ciertas condiciones que son aceptadas el 25. El 3 de marzo envían un justificante de que les han entregado los tres tomos originales, uno de texto y dos de láminas. Se comprometen a sacar dos entregas por mes desde mayo hasta septiembre, tres entregas de octubre a diciembre y después de tres a cuatro por mes hasta terminar. El 23 de noviembre de 1903 se comunica al jefe del depósito de libros del Ministerio que se haga cargo de los 300 ejemplares de cada una de las de las tres primeras entregas de las suscripciones del Ministerio, es decir 900 ejemplares y una orden de pago de 1800 pts., pues cada ejemplar costaba 2 pts. El 22 de abril de 1905 el Ministerio se pone en contacto con Mateu pues había paralizado el trabajo. El 3 de septiembre de 1906 Mateu contesta que la publicación había sido un fracaso pues sólo habían conseguido 10 suscripciones, además de las 300 del Ministerio, por lo que no es posible seguir con el trabajo si el Ministerio no modifica las condiciones del contrato. El 2 de diciembre los impresores envían un presupuesto para una edición económica que es aceptada por R.O. del 15 con un presupuesto de 7.000 pts. Pero sigue pasando el tiempo y la siguiente noticia es del 18 de noviembre de 1912 en la que Mateu pide al Ministro nuevas modificaciones en el contrato pero estas se oponen a la ley de contabilidad, por lo que se anula el contrato con el impresor. Se inicia un litigio y, tras un informe de la asesoría jurídica del Ministerio, se publica una R.O. el 3 de diciembre de 1913 por la que se rescinde definitivamente el contrato con Mateu que debe entregar todo el material que tenga, incluidos los fotograbados, las pruebas fotográficas y las listas de corresponsales y suscriptores y aconseja que se convoque un concurso público entre casas españolas para continuar la publicación .
El 28 de febrero de 1914 la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico presenta un presupuesto para la publicación de todo el Catálogo Monumental de España. Calcula que cada provincia constaría de tres o cuatro tomos que, a razón de 55.222 pts. por tomo, más o menos, supondría un total de 5.000.000 de pts. y propone incluir la fundación de un Museo Nacional Fotográfico. El 19 de agosto el Ministro contesta que es algo totalmente ilusorio, pues el presupuesto total para la publicación era, en ese momento, de 10.000 pts. Piensa que la edición debe ser menos lujosa y por lo tanto mucho más económica. Por todo ello se prescinde en ese momento de la publicación para pensar con calma una salida. En cuanto a la propuesta de la creación de un Museo de Fotografía, le parece “simpática” pero complicaría las cosas y aumentaría los gastos.
El Ministerio propone publicar un tomo a manera de ensayo utilizando para ello el presupuesto de 10.000 pts. que tienen en ese momento, a escoger entre los veintidós que ya están terminados, subiendo la asignación progresivamente y ordena hacer un concursillo entre las imprentas. El 19 de marzo de 1915 la Dirección General de Bellas Artes aprueba la propuesta añadiendo que el orden de publicación lo escoja el Ministro según la importancia de la provincia o, quizá, según la conveniencia económica. La dirección editorial y tipográfica recae en la Academia de San Fernando, que debe escoger un director específico entre los académicos, y la literaria y corrección de pruebas a los autores. Antonio Garrido es elegido director quien, después de estudiar la situación, redacta un informe el 12 de mayo de 1915, en el que recomienda que se continúe la publicación del de Ávila. Hace una propuesta para dos ediciones dignas y atractivas. Los tres presupuestos presentados por otras tantas imprentas, cuyos originales constan en el expediente, son: Casa Blass y Cía.: 1.500 ejemplares de lujo y 3.000 económicos 26.465 pts. y con 2.500 ejemplares, que considera más apropiada, 25.068’60 pts.; Imprenta Alemana con 1.500 ejemplares de una y 2.500 de otra 24.325 pts.; Sucesores de Rivadeneyra con el mismo número de ejemplares 19.985’30 pts. El presupuesto de esta última, con mucho la más barata, todavía supone el doble del dinero con el que cuentan. A la vista de ello, Garrido propone reducir el texto a un solo volumen en cada una de las dos ediciones lo que costaría 9.992’95 pts., con lo que no se saldrían del presupuesto y podrían salir a la venta por 4’18 y 1’49 pts. cada una de ellas. Añade numerosas cuentas con las que demuestra su teoría. Por fin se aprueba por R.O. de 23 de mayo de 1915 la publicación del catálogo de Ávila con el presupuesto presentado por Garrido. Éste sugirió que se repitieran algunas de las fotografías hechas por Gómez Moreno ya que se habían deteriorado con el paso del tiempo. Pero esto no entraba en el presupuesto y no se debió de encontrar financiación.
Y es que las fotos del Catálogo de Ávila, salvo algunas que compró, fueron hechas por el propio D. Manuel. Él ya había hecho fotografías durante sus viajes por Andalucía entre 1895 y 1897 pero, según nos aclara su hija Mª Elena, su experiencia en serio se inició al mismo tiempo que el Catálogo. La primera cámara de fotos la compró cuando iba a iniciar el viaje. Encontró una que reunía todas las características necesarias: buenas lentes, placas de cristal de 13 x 18, caja de madera y trípode, aunque le costó la nada despreciable cantidad de 500 pts. En lo que duró este trabajo, montaba el laboratorio de revelado en el mismo cuarto de la fonda en la que dormía, de manera que revelaba sobre la marcha para ver si las fotos habían saliendo bien. Desde el primer momento obtuvo buenos resultados, por lo que se animó a ir haciendo experimentos hasta lograr imágenes de una calidad insuperable. Mª Elena nos relata que, cuando había poca luz, abría el objetivo, se iba a comer y lo cerraba cuando volvía, consiguiendo excelentes resultados . Cuando se inició la publicación por primera vez se contrató para completar la colección de D. Manuel “a un joven fotógrafo catalán muy simpático”, según su hija, que probablemente fuese Adolfo Mas.
Pero, el 20 de julio de 1915, Antonio Garrido propone que, ante las dificultades surgidas de la idea de las nuevas fotografías, que son subsanables pero que necesitan tiempo, se deje de momento la idea de publicar el catálogo de Ávila y se piense en otra provincia, escogiéndose la de Álava para ir en orden alfabético y porque por sus características se adaptaba perfectamente al presupuesto. Es obra de Cristóbal de Castro, el más inepto de los que participaron en el proyecto. El 1 de enero de 1916 el Ministro dirige un escrito al Director General de Bellas Artes ordenando que, como ya está publicado el de Álava, se continúe con el de Ávila. El 4 de marzo el nuevo director de publicaciones del Catálogo, Ramón Melgares, es de la misma opinión y dice que debe de constar de dos volúmenes y dos ediciones, de lujo y económica. No tenemos más noticias y el Catálogo de Ávila redactado por don Manuel Gómez Moreno no verá la luz hasta 1983, utilizándose para ilustrarlo fotos del propio D. Manuel en su mayor parte, pero también de Mas, Moreno, Alguacil etc.