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La Coruña

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Rafael Balsa de la Vega había realizado con éxito el Catálogo de Pontevedra, por lo que la Comisión aconseja el 30 de junio de 1908 que se le encargue el de La Coruña. En Bellas Artes se aprueba la propuesta el 14 de julio y el 18 el Rey firma la R.O. con el nombramiento por doce meses y 800 pts. Justo un año después, el 28 de julio de 1909, transcurrido el plazo previsto por la ley, Balsa de la Vega pide una prórroga pues no le ha sido posible terminarlo debido a la enorme extensión de la provincia, su riqueza artística y escarpada geografía y las dificultades que encontró en algunas autoridades sobre todo en las de la Catedral de Santiago de Compostela. Le conceden la prórroga el 8 de agosto, pero advirtiéndole de que no cobrará más de lo estipulado. Por fin entrega el catálogo en enero de 1910, sin los datos de la Catedral y la Comisión emite el informe el día 27 de ese mes. Consta de tres gruesos volúmenes, uno de texto y dos de fotos, convenientemente encuadernados. Subrayan las dificultades que ha tenido y piden que el ministerio tome cartas en el asunto para conseguir que Balsa pueda estudiar el patrimonio de la Catedral dada su importancia. Pero añaden que, a pesar de todo, es muy buen trabajo. Está firmada por el secretario Antonio Garrido y el presidente Conde de Cedillo. El Rey firma la aceptación el 2 de marzo.

Ante esto, el Ministro de Instrucción escribe al Ministro de Gracia y Justicia, que tenía a su cargo los asuntos eclesiásticos, para que inste al cabildo de la Catedral de Santiago que deje trabajar en ella a Balsa. La solicitud no debió de tener mucho éxito, pues éste decide ir a Santiago por su cuenta y riesgo en septiembre de 1911 y, según sus palabras, “después de largo tiempo y complicadas gestiones” lo logró con sus correspondientes fotografías. Asimismo consiguió ver y estudiar “la colección de torques de oro céltico-galaicos, única en Europa en su género, de propiedad particular y otros trabajos de menor interés”. Con todo ello escribe un apéndice que presenta el 30 de mayo de 1912 y es informado favorablemente el 1 de julio. Todo esto le había causado muchos gastos por lo que, a pesar de las condiciones impuestas en la prórroga de 1909, solicita un pago extraordinario pues “le ha llevado varios meses de ímproba labor”. El 16 de octubre el Rey le concede una indemnización de 1250 pts . Este apéndice se conserva junto a los otros tres volúmenes.