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Burgos

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En Junta de 17 de junio de 1914 la Comisión, ante una solicitud anterior de la Provincial de Monumentos, decide que “atendiendo a la importancia e interés que tiene la provincia de Burgos, estimando que debe ser objeto de muy especial estudio… acordó… la hagan personas de especial pericia y conocimiento en obras de arte y concurriendo tales condiciones en los individuos de aquella Comisión de Monumentos D. Eloy García Quevedo y D. Luciano Huidobro… estima se les puede encomendar”. Firman Antón García como Secretario y el Conde de Cedillo como Presidente. El primero de los recomendados era Presbítero, Cronista Oficial de la provincia y Archivero de la Diócesis. El segundo Cronista de la Ciudad y Correspondiente de las Academias Española y de la Historia. Esta propuesta quedó sin efecto. Por posterior R.O. de 25 de septiembre de 1919 se nombró catalogador de Burgos a Mariano Zurita, licenciado en derecho y en ciencias históricas, según sus propias palabras, y escritor, poeta y autor del himno de la ciudad de Burgos. Pero fue objeto de una fuerte protesta por parte de la Comisión Provincial que había hecho su propia propuesta en 1914. La propia Academia de San Fernando se hace eco de la comunicación y escribe al Ministro el 12 de enero de 1920 en el sentido de que les han asaltado temores sobre lo que se está haciendo con los nombramientos “pues viene desnaturalizándose en su ejecución” y temen que sea “dinero y tiempo perdido”. La buena realización del Catálogo “exige personas con conocimientos extraordinarios de Historia y Artes” y por ello son las Academias, en constante relación con las Comisiones Provinciales de Monumentos…las que están en las mejores condiciones de saber quienes son las personas peritas para la formación de los Inventarios”. Por eso los R.D. de 1900 y 1902 así lo hacen constar. “Sin embargo ha habido casos en que se han nombrado personas sin duda muy honorables, no propuestas por la Comisión y de las que la Real Academia de San Fernando no tiene noticia de que se han ocupado antes de estudios que les hagan aptas para ello”. La queja de la Academia tenía toda la razón de ser, pero es verdad que, para esas fechas, habían aceptado otras imposiciones. Por último suplican que se deje sin efecto el R.D. para que sea la Comisión la que haga la propuesta según la ley .

Pese a todo, Mariano Zurita inicia el trabajo de inmediato, pero a los seis meses, el 5 de abril de 1920, envía una instancia al Ministro en la que dice que la Comisión no había emitido informe alguno por lo que no había cobrado nada a pesar de su intenso trabajo. Si lo deja en ese momento, resultaría estéril todo lo que había hecho, por lo que solicita que le sea concedida una prórroga para continuar y se normalice su situación, pero esta instancia le fue devuelta sin contestar. La Comisión solicita el 25 de mayo de 1920 que se haga un nuevo nombramiento conforme a la ley, para que esta pueda emitir un nuevo dictamen dada la excepcional importancia de la provincia de Burgos y el 5 de septiembre de 1921 la Dirección General de Bellas Artes solicita a la Comisión que nombre a una persona idónea, a lo que esta contesta el día 23 proponiendo a Narciso Sentenach, que era Académico de número de San Fernando y formaba parte de la Comisión. Por fin el Rey firma la R.O. con el nombramiento el 4 de octubre de 1921 con 800 pts., pero sólo por seis meses. El trabajo de Zurita, como él sospechaba, quedó en el aire.

Siendo Burgos una provincia enorme y llena de obras de arte, era muy escaso el tiempo de los seis meses concedidos, por lo que el autor, terminado el plazo, solicita al Ministro una prórroga el 30 de marzo de 1922, por el tiempo que estimen oportuno. La instancia es trasladada a la Comisión que informa el 16 de abril en el sentido de que, dada la riqueza de la provincia, estima que no sólo es conveniente sino necesario acceder a la solicitud de Sentenach, por el tiempo que el Rey juzgue necesario, pero que tenga en cuenta que es fundamental que en esta provincia se cumplan, más que en ninguna otra, los requisitos de excelencia de la ley de 1900. Pero el Rey sólo le concede dos meses a contar desde el 1 de mayo, cobrando 1066 pts. Sentenach eleva una nueva instancia el 26 de julio de 1922, una vez transcurridos los dos meses, en estos términos: De la inspección ocular ha deducido su excepcional importancia, “al punto de considerarla la más difícil de todas si ha de hacerse en términos satisfactorios”. Añade que los pueblos son muy numerosos y en todos hay muchas cosas, incluso donde menos se piensa, por lo que cree que debería verlos todos. En el tiempo transcurrido ha visitado cuatro de los doce términos en los que esta dividida la provincia. “No crean que soy moroso o lento sino que el lugar requiere mucho tiempo. Estimo necesario que, puesto que hay precedentes, se me amplíe el plazo que es el mismo para otras provincias, pero esta duplica con creces en pueblos y cosas catalogables”. Pide que le concedan el mayor plazo de tiempo posible. La Comisión, informa de nuevo muy favorablemente el 7 de agosto y el 16 la Dirección General se suma a este informe diciendo que al menos sea de cuatro meses para completar los doce de todos los demás y que hay antecedentes de que a algunos catalogadores, incluso han obtenido plazo por más del año. Le debieron de conceder los cuatro meses o quizá algo más, pero tampoco fue suficiente y pide una tercera prórroga, esta vez de un año entero, el 9 de abril de 1923, que le fue concedida por el Rey incluido el pago de 800 pts. mensuales.

Sentenach, para cumplir la norma de 1916, fue depositando en la Comisión entregas mensuales, desde noviembre de 1922 hasta marzo de 1924 y aquella iba informando favorablemente. Por fin el 10 de abril de este último año, Sentenach pide a la Comisión que se las devuelvan para proceder a su redacción definitiva. Se lo remiten el 12 y es entregado en su versión definitiva el 4 de diciembre de 1924, 10 años después de iniciado el proceso con los primeros nombramientos. Por supuesto que el trabajo es informado favorablemente: “…consta de 7 gruesos tomos, convenientemente presentados con texto ilustrado por numerosas fotos y en cuanto al texto, tan extensa provincia ha sido recorrida y registrada cumplidamente, conteniendo por ello caudal grande de noticias y descripciones nuevas…”, firmando el Rey la aprobación definitiva el 14 de enero de 1925, pasando al Ministerio el 3 de marzo .