En el siglo XVIII el marqués de la Ensenada, consciente de la importancia de disponer de una cartografía precisa para hacer más eficaz su política fiscal y de modernización de España, envía en 1752 a varios jóvenes a París, con el fin de instruirse allí en las matemáticas y en la práctica del grabado de mapas. Entre los jóvenes elegidos se encontraba el geógrafo “Tomás López de Vargas Machuca” que, junto con Juan de la Cruz Cano, se formará al lado del ilustre geógrafo francés Jean Baptiste Bourguignon d’Anville.
Durante los 9 años de estancia vividos en París, Tomás López editó sus primeras obras cartográficas, pero fue en la capital de España donde emprendió la labor de creación de mapas, aunque de una forma muy imprecisa, por recopilación de datos y mapas anteriores de provincias e informes enviados por las autoridades, sin trabajos de campo ni cálculos científicos. A pesar de su inexactitud, debido a la imprecisión de los métodos utilizados, este atlas constituirá la obra cartográfica nacional más importante —y la mejor existente— hasta la aparición del “Atlas de España y sus posesiones de ultramar” (1856) del cartógrafo español Francisco Coello.
En 1795, Tomás López propone a Godoy la creación del “Gabinete Geográfico” donde se reunirán, en un fondo común, toda la cartografía de España existente en el país y en el extranjero. En ese mismo año Tomás López, por encargo del primer ministro, inicia la confección del “Atlas geográfico de España” que terminarán y publicarán sus hijos en 1804. A pesar de su inexactitud, debido a la imprecisión de los métodos utilizados, este atlas constituirá la obra cartográfica nacional más importante —y la mejor existente— hasta la aparición del “Atlas de España y sus posesiones de ultramar” (1856) del cartógrafo español Francisco Coello.
La producción de Tomás López es muy extensa, mantuvo una editorial propia donde vendía sus mapas y atendía peticiones realizadas por autoridades civiles y religiosas.
Entre sus muchas obras caben destacar, por su originalidad: el “Atlas elemental moderno, o colección de mapas para enseñar a los niños geografía” (1792), la “Carta de Tierra Santa” (1774), el “Mapa de África” (1771), el de los “Reinos de Marruecos, Fez Argel y Túnez” (1775), “La Luisiana” (1762), el “Plano geométrico de la ciudad de Gibraltar” (1762), el “Itinerario de Don Quijote”, el “Mapa de la Tierra de Promisión” (1774), el de la “Parte de Chile donde pasaron los famosos hechos entre españoles y araucanos” (1777), etc.
La biblioteca Tomás Navarro Tomás conserva una colección formada por más de 60 mapas originales del autor Tomás López de Vargas y alguno de su hijo Juan López de Vargas. Los mapas están plegados y encuadernados en un volumen facticio en el que se recopilan obras diversas de los autores de distinta cronología (hay ejemplares fechados desde 1762 hasta 1798). Existen mapas a diferentes escalas: mapas generales de España y Portugal; mapas provinciales; mapas de reinos, de señoríos y de obispados; de islas, de partidos y de concejos; planos geométricos de ciudades, como el de Sevilla, el de Oviedo o el de la ciudad de Gibraltar; planos de población como el de Tudela; planos militares como el del fuerte de San Felipe en Menorca, el desembarco y la toma de Mahón o el del sitio de Gibraltar, etc. Son mapas sobre papel en litografía y la mayoría coloreados a mano, según la costumbre de la época, con graduación latitud-longitud y orientados geográficamente. El origen de longitudes, dependiendo del mapa, se sitúa en el Pico del Teide en Tenerife, en el meridiano de Madrid o en la isla de Hierro.