> SELECT * FROM textos WHERE capitulo like '%Capítulo 5%' and (subcapitulo like 'El abanico o abanillo') and (lugar like 'Candelario') and (fecha like '''' or fecha_dos like '''' or fecha_tres like '''' or fecha_cuatro like 'S.XIX')

JOYAS UTENSILIO

El abanico o abanillo en la documentación serrana y candelaria


Candelario

     Siglo XIX. 1861-1865


     En la dote otorgada por Francisco Vallejera a su hija María Vallejera González en 1861, consta, entre otras prendas y alhajas, «un abanico de hueso, en 16 reales»700. Un año después, en la dote de Manuel García a Agustina Rico, se tasaron «dos abanicos en 25 reales»701.


     En el año 1865, Agustina García Rico deja en testamento «dos abanicos [que fueron tasados en] 4 reales»702.


     En el año 1865, Claudia Rico Frayle, de poderosa familia de ganaderos, deja en manda «dos abanicos usados de seda, de diferentes colores, en 8 reales»703.


     En las fotografías y acuarelas que los alumnos de la Escuela Madrileña de Cerámica de la Moncloa realizaron en Candelario durante el verano de 1922, las mozas que aparecen posando lo hacen con el abanico en la mano y otras, además, con sombrillas como elementos de aparato más que por el agobio del calor.


Lámina XVII
Descanso en el paseo. Grupo de candelarias con abanico posando para los alumnos de la Escuela Madrileña de Cerámica. Verano de 1922. Foto de Emilio Badillo.

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Lámina XVII. b)
Pareja candelaria, ella con abanico. Año 1922. Los estudiantes de la Escuela Madrileña de Cerámica se sirvieron, a veces, de las acuarelas realizadas durante los cursos de verano, en este caso en Candelario, para pasarlas a figuras de cerámica, como la que presentamos aquí (Colección particular).

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     Los veranos son templados en Candelario, como proverbial es el frío en invierno, situación inmejorable para curar embutidos, características bien apreciadas en la Corte, donde era familiar la presencia de los choriceros candelarios, como el famoso Pedro Rico inmortalizado por Bayeu. No es de extrañar que en esta villa serrana, el abanico, documentado solamente siete veces, fuera considerado, más que una joya-utensilio, una protocolaria pieza de aparato.




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