> SELECT * FROM textos WHERE capitulo like '%Capítulo 4%' and (subcapitulo like 'Corazón de la novia') and (lugar like 'Cepeda') and (fecha like '''' or fecha_dos like 'S.XVII' or fecha_tres like 'S.XVIII' or fecha_cuatro like 'S.XIX')

JOYAS SAGRADAS

El corazón en la documentación serrana y candelaria


Cepeda

     Siglo XVII. 1671-1694


     Con 41 ejemplos inventariados entre 1671 y 1822, Cepeda es la población donde más presencia documental tuvieron los corazones-joya y particularmente el corazón de la novia, conocido en esta villa como corazón de almendrillas222. Que sepamos, no queda constancia de ninguna pieza-testigo conservada.


     En inventario de Macías Sánchez, año 1671, se enumera «un joyel coraçón de plata aumado»223. Como capricho y curiosidad se describe en el inventario de Ana Domínguez en 1682 «una piedra engastada en plata como corazón y un güeso engastonado en plata pequeñito»224. En el de Marcos Hernández, Maestro, año 1691, figura «un corazón grande de plata, ahumado, con tres remates y una bolsa que lo cubre»225.


     «Un corazón mui labrado, todo de plata, ahumado con cinco encomiendas pendientes» se detalla en el inventario de Juan Sánchez de Tomé, año 1694226.




     Siglo XVIII. 1701-1798


     En el año 1701 en el inventario de Catalina Martín227 figura «un corazón de raso», corazón que sale a relucir de nuevo al año siguiente, vendido por el precio de un real y medio, en este caso ya en almoneda post mortem.


     En ese mismo año 1701, en inventario de Francisco Sánchez de la Fuente, «en una caja grande con lo siguiente», se enumeran «un corazoncito de seda y una bolsa de seda [junto a] un corazón de plata aumada […], que todo pesó tres onças y una quarta»228. De nuevo en inventario de 1701 se toma cuenta «un corazón de plata sobredorada que pesó tres onças menos una quarta»229.


     En inventario de Juan Sánchez, año 1703, se mencionan, entre otros bienes «14 onças y media de plata labrada con unas gavanças, anusdei, abollones y coraçón»230.


     En este siglo, en 24 documentos de los años 1701, 1704-1706, 1708-1710, 1735, 1740, 1747, 1770, 1778, 1780, 1782, 1798 y 1799 se describen otros tantos ejemplos de corazones, prácticamente iguales en su inespecífica descripción: «un corazón aumado; «un corazón aumado de plata»; «un corazón sobredorado»; «un corazón de plata sobredorada», «un corazonito de plata», «un corazón también de plata». De alguno se dice «que es pequeño»; uno de ellos fue tasado en 30 reales y otro en 50231. Estos corazones de pequeño o mediano tamaño son relicarios232 de una o de dos vidrieras para embutir en ellas reliquias que prácticamente aquí no se especifican, salvo algunos ejemplos de agnusdei, verónica y lignumcruzis (popularmente niño en cruzis)233, pero sobre todo suelen contener diversas advocaciones de santos pintados sobre papel, naipe, vitelo y cobre o sobre el propio cristal (Cea 1999).


     En testamento de Francisco Sánchez de la Fuente, año 1701, se menciona «un corazón de plata sobredorada que pesó tres onzas menos una quarta»234. En el año 1704 y entre los bienes que pertenecieron a Catalina Sánchez se hace inventario, entre otras alhajas, de un «corazón de plata sobredorada grande»235.


     En el año 1705 se hace constar «un corazón en una argolla con otras piezas» en el inventario de Francisco García, y un «corazón sobredorado que pesó quatro onças», en el mismo año, en el de Juan Pérez236.


     En el de Ana Barrio, también en 1705, «un corazón aumado en una argolla» con otras piezas237. En 1706, María Phelipe deja en manda testamentaria «un corazón de plata sobredorada grande»238.


     En el año 1706 se describe «un coraçón de plata aumado [que pesó] dos onças y medio» en inventario de Antonio Sánchez239. «Un coraçón de plata aumada grande», en ese mismo año, en el de Francisco Andrés de Nicolás240.


     En la dote a Antonio Conde, año 1708, figura en una argolla con varias piezas, entre ellas sortijas y tumbagas, «un coraçón de plata aumada grande»241. En este mismo año, en inventario de Blas Gil, otro «coraçón de plata aumada grande»242.


     La dote de Miguel Hernández, en 1708, nos ofrece una de las descripciones documentadas más pormenorizadas sobre las características (que tanto se agradecen) del corazón de la novia, labor, identificación iconográfica y tamaño, aunque haya pasado por alto las goteras o almendrillas: «un coraçón de plata sobredorada, mediano, con unos botones de filigrana en él y una echura de un Christo [por una de las caras, la principal]»243.


     En inventario de Sebastián Martín, Viexo, año 1710, se tasa entre otras varias alhajas y joyas «una argolla de plata con quatro corales, dos abollones, un crucifixo, un coraçón, unas arracadas de plata, ahumado [en] 10 onças»244. Desde esta fecha no vuelven a documentarse estas piezas hasta el año 1742, en que, en inventario de Manuela Phelipe, cinco años después de su testamento, se cita «un corazón de buelta con sus almendrillas»245. Aquí queda especificada (como en la argolla y el listón) la ubicación de la pieza, en este caso en una de las llamadas en la Sierra, vueltas (chica, mediana y grande), que son los collares grandes que han quedado fosilizados como piezas-testigo en el traje de Vistas.


     En inventario de María Blanco, año 1743, se menciona «un corazón aumado con almendrillas»246. Entre las joyas que se nombran en 1764 en el inventario de Theresa Martín está «un corazón grande con sus almendrillas de plata haumada [más] tres hilos y un corazón de plata»247. «Un corazón mediano» consta en 1764 en el inventario de Ana Domínguez248. En el de Catalina Sánchez, al año siguiente, «un corazón con almendrillas aumadas, grande de plata»249. En inventario de María Pérez, año 1778, se describen cuatro hilos de corales «con una verónica de corazón»250; esto es, un santo Rostro o cara Divina, generalmente pintada sobre pan de oro, embutida aquí en armación de hechura cordiada. En el inventario de Manuel Sánchez Hernández, año 1781, se describe «un justillo de Monfor, mediado [sic por «a medio uso»], encarnado con dos corazones de seda, verde y encarnado […], más tres hilos de corales con ocho dijes de plata y un corazón»251. En inventario de Domingo Gascón, año 1782, se cita «un corazón grande de plata»252.


Figura 12B
Inventario de bienes de Cepeda, año 1764, del que destacamos “un Corazón Grande con sus Almendrillas de plata haumada” [sic] y “tres hilos de corales con un corazón de plata”. (AHPS, Prot.6008, f.214).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

     «Un corazón grande de plata ahumado con almendrillas, en un listón viejo, con dos piedras blancas con remates de plata», forma parte, en 1788, de los bienes de Catalina Gómez253. En el inventario de Tomasa Blanco, año 1789, se describen «dos hilos de corales pequeños con nueve almendrillas de plata y un corazón de plata». ¿Hemos de suponer que estas almendrillas forman parte de la guarnición como extremos de este corazón?254.


     Finalmente, en el inventario de Isabel Gómez, año 1798, se describen con detalle: «un corazón grande afeligranado con hilo plateado […], una Santa Teresa con flores, hermosa, y un corazón de Santa Teresa grande»255, con cuyo testimonio concluye en este siglo la rica lista de Corazones de Novia y toman presencia los de santa Teresa (y su culto).




     Siglo XIX. 1804-1822


     En el XIX, además de los corazones pequeños de filigrana, se incrementan en Cepeda los corazones de seda y algún ejemplar de hechura povera en papel256, comúnmente conocidos como de labor de monjas, ya presentes en la centuria anterior; variantes cordiadas de relicario para utilizar sobre el pecho y también prendidos en alguna prenda interior como detente.


     En el año 1804, se citan «dos corazones encarnados» en el inventario de Francisca Gascón257.


     En 1805, figura en inventario de bienes de Baltasar Herrero, «un corazón de almendrillas grande»258.


     En la dote de Catalina González, año 1808, se describe «un relicario grande de corazón con almendrillas, en 80 reales»259. En inventario de Antonio Herrero se hace tasación, entre otras alhajas, de una «Berónica y corazón afiligranado con su bolsa, 24 reales»260. En inventario de Manuel Ciudad, año 1814, figura «un corazón afiligranado [junto a] un San Antonio y una Nuestra Señora de Atocha»261. «Una Berónica y un corazón afeligranado con su bolsa» se describe en inventario de Antonio Herrero del año 1816262. Por último, en la partida de bienes de María Sánchez Domínguez, difunta, año 1822, se menciona lacónicamente «un corazoncito», formando parte de un hilo de gavanzas con «un Santiago, dos carritos [arconciles] dos abellanas y un escarbadientes en 30 reales»263.


     Durante los siglos XVIII y XIX, Cepeda es una de las poblaciones donde los tasadores, al realizar los inventarios, comentan a veces y particularizan dónde aparecen guardadas las joyas, en este caso los corazones: en una bolsa de tela, en cajas y arcas, solos o con otras piezas sujetas por una argolla de plata, formando brazal o pendiendo de un listón. En el año 1709, Catalina Blanco custodiaba un corazón «en una caxita de pino». En inventario de 1709, se describe «una bolsita de braçal, un pedaçito de raso y una caxa de pino con una argolla de plata con un crucifixo, un corazón ahumado y cuatro bueltas de sartas». Algunas joyas de Ana Sánchez se guardaban «en una erradita como para sal, en que está la plata». En 1704, Francisco Sánchez tenía «bastantes piezas de plata en una caja grande», y en 1704, las joyas de Juan Gómez, herrador, estaban «en un arca de lazo». Antonio Herrero y Catalina Martín las custodiaban «en una caja de plata». Francisco de la Fuente, 1701, «en una bolsa de seda», y Francisco García, en el año 1704, tenía aseguradas unas joyas «en una argolla».




El libro multimedia
Contacto