> SELECT * FROM textos WHERE capitulo like '%Capítulo 4%' and (subcapitulo like 'Patena') and (lugar like 'Cepeda') and (fecha like '''' or fecha_dos like 'S.XVII' or fecha_tres like 'S.XVIII' or fecha_cuatro like '''')

JOYAS SAGRADAS

La patena en la documentación serrana y candelaria


Cepeda

     37

     Siglo XVII. 1640-1698


     En el año 1640 consta por primera vez en escritura de esta villa «una patena aumada con un Jesús», la denominada cifra o monograma con el JHS (Jhesus Hominum Salvator). Es también la primera patena que se cita como sobredorada38.


     En el inventario de bienes de Mateo García se cita, entre otras joyas, «un sartal de platas menudas con veyntidos piezas y seis arconziles y doce abellanas labradas y cuatro lisas y una patena pequeña, que tiene un san Pedro y otra imagen [que no se sabe identificar]; pesó 6 onças [y se tasó en] 66 reales». En la misma división de bienes se describe «otro sartal pequeño de plata con diez y siete corales y cuatro abellanas ahumadas, labradas, cuatro arcoziles y cinco carros con su patena pequeña, llana, [tasado esto en] 1.500 maravedís»39.


     En inventario de 1649 se menciona «una patena grande con tres agnus, uno de plata, dos de ellos cordonados y uno con vidriera». A continuación, «unas gabanzas enteras [sic por sin dañar o sano el coral] con sus gilos [enhebradas], una patena grande con un cordón colorado y una pieza abultada, buena, todas labradas, con cuarenta y seis gabanzas buenas, gruesas»40. No estamos acostumbrados en el traje de Vistas, tal y como se lleva actualmente, a ver colocada la patena como joya exenta pendiendo de un cordón, sin formar parte de una vuelta con otras piezas (cruces, medallas y relicarios).


     En el año 1652, en el inventario de Antonio Sánchez de Andrés Sánchez, constan «tres gilos de gabanças con su plata, que en ellos hay: diez y nueve pieças de plata con la patena, que son corales y plata»41. Se demuestra, una vez más, la importancia de la patena eclipsando aquí a las dieciocho piezas restantes que componían los hilos de gabanzas, probablemente encomiendas, relicarios medallas y algún dije. Sólo hay ojos para la patena.


     En una dote del año 1654 entraron, entre otras joyas y alhajas, «seis piezas de avellanas lisas, medianas y dos carros labrados, una patena pequeñita de plata, y los carros, también [de plata]»42.


     En inventario de María Sánchez, año 1660, constan «tres hilos ensartados de piezas de plata y gabanzas con su patena de plata, labrada toda la plata; que pesan, todos tres hilos con un cordón, 7 quarterones»43.


     En inventario de Juan Rodríguez, año 1666, figuran «tres bueltas de gabanças con su patena de plata»44.


     En testamento de Juan Aumado, año 1668, se dejan en manda «tres bueltas de gabanças con su plata y una patena de plata»45.


     En inventario de Antonio Sánchez, año 1669, se describe «Una vuelta de gavanzas y carros de plata de cinco carros y siete abellanas y su patena, todo de plata, con su cordón de seda colorado, peludo y corales»46. El inclusivo o posesivo, «su patena», parece dar a entender que, en cada «vuelta», debe estar presente esta joya como elemento principal.


     En inventario de Pedro Felipe de Andrés, año 1669, se describen «tres bueltas de gabanças con ocho carros, doze abellanas y su patena, todo de plata labrada ahumado y con cinquenta y un gabanças buenas»47. Vuelve a utilizarse aquí el posesivo inclusivo para la patena (las cursivas son mías).


     En pocos documentos consigna el tasador, de manera tan pormenorizada, la cinta o cordón con que se ata por detrás al cuello el hilo, la sarta o la vuelta, pues a la descripción del color y fábrica, probablemente de terciopelo, se añade la expresiva y táctil denominación de peludo, que parece sofocar un tanto nuestro propio cuello.


     En testamento de María Domínguez, año 1671, figura «una vuelta de gavanzas y una patenita redonda de plata»48. Que se defina aquí la patena como «redonda» parece querer señalar la forma opuesta y esquinada de la tablilla, su hermana menor, joya probablemente más consolidada entonces en Cepeda.


     En 1683, antes de el inventario de bienes de Antonio Blanco recoge, entre otras alhajas «una patena de plata con su cordón; pesó una libra y medio quarterón»49. Aparece por primera vez especificado el peso de una patena, y por segunda, su uso, colgando sola de un cordón.


     En inventario de Lucas González del Tablado consta «una patena con dos carros y cuatro abellanas de plata blanca»50.


     En dote del año 1685 figura «una vuelta de gabanzas y plata ahumada que, con su patena, pesa 22 onzas y [se tasó] en 330 reales»51.


     En inventario de 1688 se describen «veynte y cuatro piezas de plata y su patena y un rosario de corales, que todo azen 41 onzas y más un joiel pequeño en dichas vueltas, en 697 reales»52.


     «Una patenita, toda de plata, con remates y su cinta de seda colorada» figura en el inventario de Antonio Hernández, año 168753.


     En dote del año 1692 se cita «un hilo de gavanças con una patena mediada, ahumada, dos abollones aumados, cuatro carros medianos, dos abollonitos labrados y cuatro lisos, todo de plata y dos piedras de christal y veyntidos corales; [pesó] 8 onças»54. Se presenta aquí una patena de tamaño mediano, y un hilo en que alterna la plata seca con la bañada, lo liso y lo labrado y, además del coral, ¡el cristal!, material que hoy nos parece impensable en un conjunto serrano de joyas antiguas.


     El inventario de Pedro Sánchez en 1696 describe «una vuelta de gabanças con veinte y dos corales y cuatro abellanas labradas, gruesas y patena esmaltada de verde, en la una parte y en la otra, todo de plata con su cordón de seda»55. De nuevo se menciona el atadero como detalle inusual en los inventarios.


     En la dote que Alonso Phelipe otorga a sus suegros en 1697 se describe «otro hilito pequeño con tres avellanas y un carrito de plata y lo demás de gavanças y una patenita de plata, en onça y media quarta»56.


     En el inventario de Marcos Sánchez Maldonado, año 1698, se describe «una vuelta de catorce corales, cuatro pieças de plata, dos carros, cuatro piedras y patena de plata, lisas»57.


     También en documento de 1698 se menciona, entre otros bienes, «una patena de plata y ocho abellanas de plata, cuatro lisas, cuatro labradas y diecyseis corales»58. Se pormenoriza la labor de las avellanas y hasta el número de corales que forman el hilo.


     De nuevo en 1698, en inventario de Juan Herrero el Viejo, figura «un hilo de gabanças con una patena de plata, ocho abellanas de plata, cuatro lisas y cuatro labradas y dieciseis corales»59.


     Constan documentadas en este siglo en Cepeda 13 patenas.




     Siglo XVIII. 1701-1785


     En 1701, se menciona en un inventario «una patena de plata o anus dei pequeño, de medio quarterón escaso». No queda claro si para el tasador las dos joyas (patena y agnus)

     son una misma cosa, como denominativo genérico, o si se trata de una patena con la imagen del agnusdei100.


     En el inventario de Ana Martín, viuda, año 1702, figuran «dos hilos con doze pieças de plata, diez lisas y dos labradas, y treinta y un gabanças con unas piedras de cristal y una patena de grandor de un real de a ocho»101. Se da una medida comparativa exacta de la patena y aparece el cristal combinado con la plata, como característica variante local.


     En 1704, en el inventario de Juan Blanco se describe «un hilo con seis abellanas de plata medianas, dos carros pequeños, una patena mediana y veintidós corales medianos»102.


      En ese mismo año, en inventario de Francisco Gascón, se mencionan «dos ylos de carros, abollones, gabanças y una patenita, que pesó [todo] media libra y medio quarterón, quitado lo que tiene de piedras»103. El peso de la plata no se mezcla aquí con otros materiales.


     En inventario de Francisco Montero, año 1704, figura entre otras alhajas, «una patena de plata [que pesó] 2 onças y media»104.


     De nuevo en inventario de 1704 figura «una patena de plata o anusdei de medio quarterón escaso»105. ¿Dudó aquí el tasador al clasificar la familia de la pieza, sobre si era medalla, o relicario, o estamos ante una prueba-testigo de cansancio en esa jornada de tasación?


     En el testamento de Miguel Sánchez, año 1705, se menciona entre otras joyas «una patena o anus dei, de medio quarterón escaso»106. Parece que, de nuevo, se viene a identificar en este texto patena con agnus como sinónimos, quizá por los muchos ejemplos con esta iconografía en que no se especifica la figura.


     En la dote de Pedro Blanco a su hija Ana, año 1705, entró entre otras joyas «un Hilo con cuatro abollones lisos dorados y dos labrados dorados, dos blancos, un carro grande y dos pequeños, una patenita y agnus pequeño, todo de plata, y diezyocho corales medianos y dos piedras de cristal gorditas; todo pesó media libra»107.


     También en 1705, ahora en inventario de Ana Barrio, entró «un hilo con cuatro pieças de plata medianas, diez corales, una patena de plata pequeña y cuatro piedras de cristal»108.


     De nuevo en 1705, figura en inventario «una Soledad de acero más una patenita de plata, dos carros y dos abollonitos»109.


     En inventario de Francisco Andrés de Nicolás, año 1706, se hace constar entre otras joyas, «un hilo de quince gabanças, dos carritos y dos abollones pequeños de plata y una patenita pequeña»110.


      En 1709, inventario de Francisco Ahumado, se describe «un hilo de gabanças con una patenita, toda de plata, quinze corales y dos carritos y dos abellanas ahumadas pequeñitas»111.


     En 1710, en el de Sebastián Martín, Viexo, figura «un hilo de gabanjas con veinte corales y un carro ahumado y cuatro abellanas labradas [más] dos lisas y una piedra de cristal, una patena de plata, agnusdei en cerco de plata con vidrieras, un barquillo de plata y otro joyel de plata, todo [pesó] 20 onças»112.


     En el inventario de Marcos Sánchez, año 1710, se menciona «una gargantilla con sus patenas»113. El probable cansancio del tasador, quizá ya terminando jornada, nos hurta la descripción pormenorizada de esa gargantilla de patenas que necesitábamos: número de piezas, características y sobre todo la iconografía que presentaban, que en este siglo no parece ser ya un valor de tasación ¿o se viene utilizando repetidamente la voz patena como genérico de joya?


     En el inventario de la mujer de Francisco Casado, año 1718, se describe un «hilo con dieciseis gabanzas, tres abellanas, dos lisas, cuatro labradas, cuatro piedras de christal y patenita de plata abajo [localización de la patena en el punto principal del collar] y dos carritos»114.


      En ese mismo año, en inventario de Alonso de la Fuente, «un hilo con dieciseis gabanzas, seis abellanas labradas y dos grandes labradas y seis piedras de christal engastonadas, con [sic por más] una patena de plata grande»115.


     En inventario de Catalina Hernández, año 1719, entra una «patena toda de plata con un cordón de seda de [color] rabo de zorra»116. En ese mismo año se describe también «un hilo de gabanças con dos carros, patena cuatro abollones de plata y ventiún corales»117.


     Un año después, se menciona un inventario con «una patena de plata aumada, con su colonia encarnada, que pesará 3 onças»118; calibra aquí el tasador el peso de la joya al tacto.


     Se confirma pues el uso, bien asentado en esta villa de Cepeda, de la patena que puede lucirse como pieza única al cuello pendiendo de una colonia, cinta o cordón de seda, en uno de los casos de tan matizado color rabo de zorra119.


     En inventario del año 1742 figura, entre otras alhajas y joyas «una patena de plata»120.


     En las «partixas» de los herederos de Juan Sánchez de Miguel, año 1743, se enumeran «tres hilos con una patena grande, cuatro abellanas lisas, ocho labradas y seis carros labrados [se tasó en] 300 reales todo. It. Un corazón y una patena grande, en 4.077 maravedís»121.


      En el año 1747, inventario de María Gómez, entró «un hilo con dos carros, dos abellanas, una patena, catorce gabanzas y [una] piedra de cristal [además de] un manteo, saiuelo y vernio con jubón de Vistas»122. Este documento demuestra que, a mediados del siglo XVIII, el jubón había destronado ya al sayuelo como prenda de busto del traje de Vistas123.


     Entre los bienes aportados al matrimonio por Juan de los Hoios, en el año 1758, figura «una vuelta antigua de carros y avellanas grandes de plata con catorce avellanas y seis carros y una patena grande, todo de plata fina»124. El inventario de Alonso Gascón, en 1769, incluye una «vuelta de gabanzas con veinte gabanzas, cuatro abollones y dos carros grandes y una patena, todo de plata»125.


     En el de Lino Sánchez Montero, Provisor Síndico General, año 1785, se menciona una «vuelta de gabanzas con catorce gabanzas, dos carros, dos abollones lisos, otros dos lavrados, una patena, una joya y un agnusdei de la echura de oro, todo de plata, y un libro separado [¿las Reglas de san Benito?], de plata»126.


En el siglo XVIII se documenta la patena 19 veces en Cepeda; en uno de los inventarios se citan «varias patenas» sin especificar número.




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