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JOYAS SAGRADAS

El tablero en la documentación serrana y candelaria


Villanueva del Conde

     Siglo XVIII. 1773-1793


     El tablero es una alhaja escasa en fase de desaparición entre los siglos XVII y XVIII, salvo en Sequeros, donde, como se ha visto, parece que tiende a fosilizar, y también en Villanueva del Conde, cuyo primer ejemplar, ya tardío, pertenece al inventario de Ana Felipe en 1773: «un tabladito de echura de plata»155. En esta población sigue encargándose esta pieza en 1793, según el inventario de Rita Marcos, donde se menciona «un tablero con piedras nuevo»156.


     

Los tableros como manda sagrada en Miranda del Castañar (1633-1678), San Esteban de la Sierra (1759) y San Martín del Castañar (1759)


     En varios ejemplos de la Sierra el tablero forma parte, con otras joyas, del ajuar de las imágenes sagradas.


     Así, en el testamento del matrimonio formado por Francisco Domínguez y Francisca Gutiérrez, vecinos de Miranda del Castañar y testadores ante el escribano de Cepeda en el año 1655, se documentan tres mandas de joyas a imágenes mirandeñas: la del Rosario y las dos de la Virgen de la Cuesta (la vieja o aparecida y la nueva). Se demuestra aquí la tradición de dejar en herencia a las imágenes sagradas no sólo bienes raíces, también ropas y joyas. Queda patente, además, la costumbre de utilizar en los distintos rituales de culto dos imágenes con una misma advocación: La Virgen aparecida, la antigua, de pequeñas dimensiones y sagrada, que no se mueve de su territorio de gracia ni para las procesiones, y la llamada grande, la que se saca en procesión, «mejor moza», que en el caso de Miranda no se conserva:


Figura 5. a)
“Inventario de Francisco Domínguez y Francisca Gutiérrez, vecinos de Miranda del Castañar, ante el escribano de Mogarraz, donde figura por primera vez un tablerito. Véase nota 157”.

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Año 1655 (Inventario de Francisco Domínguez y Francisca Gutiérrez, vecinos de Miranda ante el notario de Cepeda). “Ytem mando yo, la dicha francisca, un gilo de gabanzas con seis piezas de plata, quatro abellanas e dos alcorciles, a nuestra señora de la questa de la dcha villa de miranda, “la aparecida”, y así mesmo con su tablerito de plata de quatro esquinas […]; y si yo, la dchª francisca gutiérrez, durante mis días o de dcho mi marido, tuviésemos necesidad de vender el dcho gilo, y después de nuestros días no lo aya, por lo aber bendido para nuestras neçesidás [sic], no se pueda pedir dcho gilo a nadie; yten mando yo, la dcha frcª guttiérrez, un agnusdey de plata ajumado con bedrieras y un rosario de açabache que yo tengo, a nuestra señora del rrosario de la dcha villa de Miranda; yten mando yo un gilo de gabanças con sus piedras de cristal, que yo tengo a nuestra señora de la Cuesta, “la grande”, pª que le pongan a las muñecas, que así es mi voluntad” 157.


     Vemos, pues, la reutilización de joyas «en manda» a imágenes vestideras y, además, su expresada reubicación, en las muñecas de la Virgen, las que primero había lucido al cuello la donante.


     Un tiempo antes, en 1633, se dice en otro testamento mirandeño: «Item, mando unas avellanas doradas y otros dos hilos ahumados a la imagen de nuestra señora, la pequeña, a la hermita de Nuestra Señora de la Questa»158.


     En 1671 nos ofrece esa villa condal el último y segundo ejemplar de tablero en el testamento de María Domínguez: «un tablerito de plata aumada con seis gabanças»159.


     En el testamento albercano de María Lozano, año 1747, se dice: «Mando a Manuel Gómez Sancho, mi esposo y marido, todas las alaxas de plata y oro que me dio a el tiempo del matrimonio, excepto una joia de filigrana de plata aumada, que estta se la mando a nuestra señora de la asumpzión, pattrona y titular de la Parrochial destte Lugar, y otra joia pequeña aumada que ttengo, se la mando a nuestra señora de maxadas viejas»160. Ya en 1728 se habían ofrecido unas Vistas a esa advocación vestidera: «…las vistas, sin el joiel, se las mando a Nuestra Señora, la asunpzión»161.


     En el año 1759 y entre los bienes de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, en San Esteban de la Sierra, se mencionan «dos agnusdei de plata, zaumados, grandes, con espolones, una Santa Theresa en un tablero de plata zaumado, de cuatro esquinas, un coral engastonado en plata, más los dijes del Niño Jesús»162.


     De nuevo en 1759, formando parte del ajuar de una Virgen del Rosario, figura la Santa de Ávila ocupando, de nuevo, un tablero, esta vez en San Martín del Castañar. «Una Santa Theresa en un tablero de plata zaumado, de quatro esquinas»163.


     En total, 26 ejemplares del tablero y 156 años de vida documental.


     Apenas sobreviven piezas-testigo del tablero en la Sierra de Francia, tan sólo conocemos dos ejemplares en el dijero del Niño Jesús de La Alberca; son, en cambio, abundantes en comarcas de la provincia de León.




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