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TESTIGOS POR SIGLOS

BERNEGAL, BARQUILLO, BARQUILLA, BARQUERILLO, TEMBLADERA




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     Siglo XIX. 1801


     En una tasación que tuvo lugar el 3 de febrero de 1801, figuran en inventario «un par de vasos de plata»442.


     La Alberca registra el barquillo, barquilla, bernegal o vaso en 17 ocasiones a lo largo de 116 años.


     Siglo XX. 1945


     A las primitivas Constituciones de la Cofradía del albercano Cristo del Sudor en el año 1683, de las que en 1790 hizo fiel traslado el bachiller Don Francisco Domingo, se añadió en 1945 el siguiente restrictivo texto: «Que, debido a la carestía de la vida y falta de artículos [de consumo], el Abad, en el día de la fiesta, ofrecerá dos bizcochos y, al siguiente día, uno con sus barquillos de vino correspondientes»443. Con este texto podemos afirmar que esta pieza en uso abarca aquí realmente un periodo de 260 años.





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     Siglo XIX. 1865


     En Testamento de Doña Antonia Rico López, en 1865, se describe y aprecia, entre otras joyas, «una tembladera de oro liso en 100 reales»451.


     Constan, pues, 7 piezas documentadas en esta localidad candelaria durante un periodo de 160 años.





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     Siglo XIX. 1808-1845


     En 1808, en la dote de Catalina González se tasa «un barquillo en 30 reales»514.


     En 1811, en inventario de María Martínez consta «un bernagal de plata»515.


     «Un barquillo», sin más, se cita en inventario del año 1845, último en que consta aquí esta pieza516.


     En la villa de Cepeda, el bernegal o barquillo tuvo una vida documentada muy extensa, durante 205 largos años, además de numerosa; con 85 piezas, fue la localidad serrana donde más proliferó.





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     Siglo XIX. 1800-1830


     En el año 1800, se cita en inventario «un barquillo de metal» y en el 1807 se tasa «un barquillo de plata en 18 reales»525.


     En el inventario de Juana Hernández, viuda de Antonio Cabrera, se tasó en el año 1809 «un vernagal de plata bueno, nuevo, en 45 reales»526.


     En 1830, se tasó «un Barquillo de plata en 24 reales»527. En el mismo año, en inventario de María Hernández, «un Barquillo de plata en 28 reales»528.


     Curiosamente, todas las piezas documentadas en esta villa durante el siglo XIX aparecen con su tasación.


ESCARBADOR, ESCARBADIENTES, MONDADIENTES, PAJUELA Y BARAJA DE ESCARBAR




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     Siglo XIX. 1846


     Entre los bienes de Félix y Eugenio Gradillas y su mujer, Cecilia Rico, en 1846, consta «un escarbadientes de plata y el alfiletero»683.





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     Siglo XIX. 1803


     En la dote de Ysabel Corral por su madre, año 1803, se citan «unas ebillas de plata y quinze piezas de lo mismo como son: joyas, crucifijo y escarbadores, en 100 reales»684.





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     Siglo XIX. 1806-1853


     Entre los bienes de Andrés Helices, año 1806, figura «un hilo de corales chico con escarbador, paloma, Anus [sic] y medialuna y cubierto de metal»685.


     En inventario de 1817, se describe «una Cruz de Alcarabaca y escarbador y corazón»686.


     En la partición de bienes de Francisco Sánchez Domínguez, difunto, año 1822, se menciona «un ylo de gavanzas con un Santiago, un corazoncito, dos carritos, dos abollones y escarbador»687.


     En inventario de María Sánchez, año 1853, figuran «cuatro hilos de corales con ocho botones y escarbador, verónica y alcaravaca, en 80 reales»688.





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     Siglo XIX. 1806


     En el inventario de Miguel Payán, año 1806, ante el escribano de Miranda, entre otros bienes y alhajas, se citan «tres escarbadores»689.





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     Siglo XIX. 1806-1812


     En inventario de 1806, figuran «tres escarbadores, tres anillos y dos sortijas, un par de arracadas, una joya de plata y dos agnusdei en 60 reales»690.


     En inventario de María Cerezo, año 1812, se describe «un escarvador con cadena de plata»691.





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     Siglo XIX. 1825


     En inventario del año 1825, se describe «una vrazalera compuesta de un Cristo de Burgos pequeño, Santa de Francia [sic], anusdei, escarvador y cadena, todo de plata, en 20 reales»692.





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     Siglo XIX. 1821


     En inventario de María Marcos, año 1821, figuran «tres mondadientes de plata y el uno con una cadena de lo mismo»693.





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     Siglo XIX. 1803


     En inventario de 1803, ante el escribano de Miranda se hizo tasación de «media onza de corales y un escarbador, en 15 reales»694.





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     Siglo XIX. 1800


     En inventario de Antonio Sánchez Montero, año 1800, se tasa «un escarvador con cadena en 12 reales»695.



EL ABANICO O ABANILLO




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     Siglo XIX. 1861-1865


     En la dote otorgada por Francisco Vallejera a su hija María Vallejera González en 1861, consta, entre otras prendas y alhajas, «un abanico de hueso, en 16 reales»700. Un año después, en la dote de Manuel García a Agustina Rico, se tasaron «dos abanicos en 25 reales»701.


     En el año 1865, Agustina García Rico deja en testamento «dos abanicos [que fueron tasados en] 4 reales»702.


     En el año 1865, Claudia Rico Frayle, de poderosa familia de ganaderos, deja en manda «dos abanicos usados de seda, de diferentes colores, en 8 reales»703.


     En las fotografías y acuarelas que los alumnos de la Escuela Madrileña de Cerámica de la Moncloa realizaron en Candelario durante el verano de 1922, las mozas que aparecen posando lo hacen con el abanico en la mano y otras, además, con sombrillas como elementos de aparato más que por el agobio del calor.


Lámina XVII
Descanso en el paseo. Grupo de candelarias con abanico posando para los alumnos de la Escuela Madrileña de Cerámica. Verano de 1922. Foto de Emilio Badillo.

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Lámina XVII. b)
Pareja candelaria, ella con abanico. Año 1922. Los estudiantes de la Escuela Madrileña de Cerámica se sirvieron, a veces, de las acuarelas realizadas durante los cursos de verano, en este caso en Candelario, para pasarlas a figuras de cerámica, como la que presentamos aquí (Colección particular).

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     Los veranos son templados en Candelario, como proverbial es el frío en invierno, situación inmejorable para curar embutidos, características bien apreciadas en la Corte, donde era familiar la presencia de los choriceros candelarios, como el famoso Pedro Rico inmortalizado por Bayeu. No es de extrañar que en esta villa serrana, el abanico, documentado solamente siete veces, fuera considerado, más que una joya-utensilio, una protocolaria pieza de aparato.





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     Siglo XIX. 1864


     En Mogarraz, en dote del mogarreño Francisco González otorgada a su hermana Josefa González, año 1864, figuran, entre otras alhajas y joyas «unos guantes de seda en 4 reales y unos escarpinos [que no se valoraron], más seis abanicos usados, en 18 reales y un alfiler con retrato, en 4 reales»714.


Lámina XVIII
Agustín López, "Maúro", y su esposa Francisca Iglesias Calama, famosa pareja de baile serrano, él con leontina para reloj de bolsillo y ella con abanico. Mogarraz. Autor anónimo.

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RELOJ Y ESPEJO DE FALTRIQUERA Y OTRAS VARIANTES




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     Siglo XIX. 1831


     El único ejemplar documentado en esta villa data de 1831 y se incluye en la dote de doña Paula de Castro, quien casó en segundas nupcias con don Domingo González Palomino, cirujano titular de Monforte: «reloj de faltriquera de plata en 80 reales», junto a «una castaña de vidrio»749 (innovación y creencia en armonía). Está registrado ante el escribano de las Casas del Conde.


TIJERAS, NAVAJA, ALFILETERO, DEDAL Y OTRAS FRIOLERAS




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     Siglo XIX. 1823-1865


     Entre las alhajas otorgadas «en casamiento y legítima a mi hijo Pedro Fraile, hijo de María González, viuda de Diego Fraile, cuando casó con Ana Gradillas Vejarano, se incluyeron en 1823: «navaja, tixeras y alfilitero, en 8 reales»759.


     «Un Alfiletero y dos navajas, en 22 reales» formaron parte de la dote a María García Esteban, en las partidas de Vistas del año 1827760.


     En 1829, el codicilo de Jerónimo Campo, arras a María Garrido y Vistas al otorgante, figuran «65 reales en trenzas [de seda], cintas, tijeras y una navaja»761.


     «Una Nabaja y cadena de plata en 20 reales» se tasó en la dote de Margarita Sánchez Baquero, año 1829762.


     En la dote que en 1833 recibió María González Baquero, entre otros bienes y alhajas «…en el día de la vista o visita de parientes [figura] una navaja con su cadenilla»763.


     Entre los bienes de Juan Mariano Rico, año 1833, entraron «un alfiletero y dos santas de plata y otras frioleras [por valor de] 16 reales». Por «santas» entendemos medallas, más que relicarios, con personajes femeninos que no se identifican764.


     En la dote a Rosa García Bayo, año 1833, se tasó «un dedal de plata en 12 reales»765.


     De nuevo en 1833, ahora en inventario de Juan Antonio Rico Fraile y los hermanos y herederos de Cecilia López Fraile, entró, entre otros bienes, «un Alfiletero con un cordón, en 1 real»766.


     Año 1833. En la legítima entrega de bienes de Fabián Bayo por los dotales de su difunta mujer, Vicenta Bejarano Sánchez –en nombre de su entenado, Felipe Santiago Bayo López–, a su hijo Santiago Bayo Bejarano cuando casó con Serafina López Rico, se incluyen en Vistas para la novia «un par de tijeras en 8 reales y una navaja con su cadena en 20 reales», entre otras alhajas767.


     En 1835, Vicente Rico Bayo entregó a Gregorio Rico Garrido, hijo del primer matrimonio, «tres navajas francesas en 2 reales»768.


     En otro inventario de ese mismo año 1835, se menciona «una Nabaja en 7 reales»769.


     De nuevo en el año 1835, figuran en inventario «unas tijeras finas en 6 reales»770.


     En la dote propter nuptias de Antonia Garrido, año 1839, constan «una almoadilla para coser y una navaja en 33 reales, alfiletero y dedal de plata 20, unas tijeras finas 6 reales»771.


     En la dote que recibió en el año 1839 Cecilia Garrido en la legítima materna, legítima paterna y donación propter nuptias, constan, entre otros bienes «un dedal de plata, un alfiletero, tijeras y una navaja fina con su cadenilla en 56 reales», en contexto de medallas y aderezo772.


     En 1840, en la dote que, entre otras alhajas y dineros, percibió María Gómez López de los padres del otorgante, en el tiempo y días de Cumplimientos, figura «una Nabaja, en 16 reales»773. En ese mismo documento y apartado, que se especifica como «alhajas del tálamo», consta «un atijito de frioleras en 8 reales».


     Entre los bienes de Bárbara Gómez, año 1841, se cita «un atigito con frioleras, en 8 reales»774.


     En inventario de 1844, se tasa «una navaja en 10 reales»775.


     En el año 1845, entre los bienes de Félix Eugenio Gradillas y su mujer Cecilia Rico Cabezas consta «un escarbadientes y el alfiletero, 40 reales»776.


     En 1861, en la dote de Francisco Antonio Rico, representando a su señora, Carmen Ballejera, entró «un alfilitero de plata en 30 reales»777.


     Entre las joyas, prendas y dineros en la dote de Manuel de Hoya a su hijo Santiago, que casó con Adelaida Sánchez en el año 1863, se describe: «Día de San Juan, un pañuelo de seda doble, 48 reales y en dinero 80, y el costurero 320 reales»778. Como ya se dijo, la noche de san Juan del último año de cortejo, que era la fecha en que más se estiraba el novio, en Candelario y en La Sierra de Francia, éste colocaba en la ventana o en el balcón de la novia un ramo de laurel y con él un pañuelo de manila y unas tijeras de plata, prendas que se velaban hasta el amanecer779.


Figura 19A
En los días señalados en que era costumbre regalar en Candelario, Manuel de Hoya ofreció a su novia Adelaida Sánchez, el del día de san Juan del año 1863, por enramada y. entre otras galas y dineros, “el costurero [en] trescientos veinte reales” (ver nota 773).

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     En 1863 y entre las dádivas otorgadas por Francisco Gradillas Bayo a su mujer, Carolina Sánchez Frayle, se incluye: «una almoadilla de caja con todos los útiles para coser, una cadena de plata y una navaja en 100 reales»780. En ese mismo año y lugar se tasó «un costurero en 300 reales»781.


     En 1863, figura en el testamento de María Rico Rico, entre otros bienes, «un Alfilitero [de] color, de china [¿sic por porcelana?], en 2 reales»782.


     En el testamento de Pilar García Martín, año 1863, consta «entre los Enredos sueltos de mujer, un rosario en 8 reales, una Almoadilla en 10 y unos Pendientes de alquimia en 3. Un Alfilitero de color, de china en 2 reales»783.


     En el testamento de Claudia Rico Fraile, año 1865, se menciona «una navaja con sus virolas de plata y dos cadenas, en 60 reales»784.


     La mujer de su casa se convertía también, de facto, en costurera.





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     Siglo XIX. 1814


     En inventario de Cepeda, año 1814, se tasaron «las tijeras del oficio de sastre en 20 reales»790. Incluimos en este caso las tijeras de sastre por su interés como variante de oficio, respaldado siempre por el de las costureras, como se ve en los encargos realizados in situ en las parroquiales de esta comarca serrana (ternos y otras prendas litúrgicas de importancia), donde el maestro sastre cortaba las piezas y una o varias costureras de la localidad, como ayudantas, las cosían. El sastre se ajustaba en 7 u 8 reales por jornada y las costureras, 2 o 3. Los subidos salarios que aquí se percibieron hacen suponer que la estancia o estada en San Esteban de la Sierra, y las andaduras (ida y tornada) de los sastres corrieron por su cuenta, lo que se conoce en esta comarca como contrato a seco y no a mantenío.





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     Siglo XIX. 1809


     En inventario de Fábrica de la parroquial de San Esteban de la Sierra, en 1809, consta un libramiento de «240 reales a dos maestros de sastre por diez días que trabajaron en la sacristía, a razón de 12 reales cada uno al día. Yt. 30 reales a la costurera, María ¿Caba? Por cinco días que trabajó en compañía de los dichos sastres». Al margen alguien escribió: «Sastra». Grafito reivindicativo y feminista de la época, como señalando que por ser mujer no se había hecho con ella justicia en su soldada. «Yt: 46 reales de dos madejas de seda blanca, dos de seda negra y dos de seda encarnada para componer y reformar todos los ornamentos. Yt. 8 reales, al que traxo de Salamanca los cíngulos […], seda y flequilla para la iglesia»791. La seda blanca se emplearía para el terno de fiestas y solemnidades mayores: Navidad, Tiempo de la Pascua Florida, Ascensión, Corpus Christi, Nuestra Señora de Agosto, Natividad de María y Concepción. La seda encarnada, para fiestas patronales de mártires, Domingo de Ramos y tiempo litúrgico de Pentecostés. El color morado y penitencial, para los tiempos de Adviento y Cuaresma, el verde durante el periodo llamado “Ordinario”. Finalmente, el negro fue el correspondiente en las honras a los Difuntos.





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     Siglo XIX. 1829-1842


     En inventario de 1829, se cita, entre otras alhajas, «una navaja y una cadena de plata en 20 reales»792.


     En inventario de este mismo, año 1829, se tasan «un par de tijeras en 5 reales»793.


     Finalmente, en el inventario de dote de don Mariano de la Peña Aceves y María Joaquina Yvancos, noviembre de 1842, como parte de un excepcional ajuar de bienes y joyas “a uso de ciudadanos” y otras “al estilo del país”, se tasó un “Palillero e instrumentos de vordar, veinte y quatro [reales]; otra Almoadilla de Nogal pulimentada, tigeras, dedal de mano, navajitas, cortaplumas y otras frioleras, ochenta reales”. 794.


Figura 19. b)
Se mantienen en el siglo XIX los instrumentos de coser y bordar, a veces de precio extraordinariamente subido, como regalo propio para la mujer “de su casa”, cuyo modelo y prototipo “a lo divino” protagonizó María desde Nazaret (escena tan divulgada por Zurbarán); a pesar de que los afamados maestros bordadores de Salamanca y Ciudad Rodrigo fueron estrellas durante siglos, y las mujeres, sus ayudantes costureras, como, reiteradamente, confirman los libros parroquiales.

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     Las técnicas del bordado local y el propio hecho de bordar, no sólo como oficio y cosa de provecho, también como pasatiempo, se han conservado, en tierras de Salamanca y en la Sierra de Francia y Candelario en particular, en todos los estratos sociales, a lo largo del tiempo hasta nuestros días. Desde el estrado al gabinete y de ahí a los poyos y a la puerta de las casas.


EL CHUPADOR




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     Siglo XIX. 1810


     Un dijero de Niño Jesús se documenta en el inventario parroquial de San Esteban de la Sierra del año 1810, que dice: «un sonajero con tres cascabeles y una cadenilla de plata; una campanilla de plata; un chupador engastonado en plata por ambos lados»823.


ESQUILITAS O CAMPANILLAS




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     Siglo XIX. 1801-1808


     En documento de partición de bienes de los herederos de Pedro Bejarano, año 1801, fue tasado «un zercillo [¿desparejado?] de los de campanilla en 30 reales»840. Fórmula circular y variante de la familia de los pendientes, que creemos no haber visto señalada en ningún otro documento candelario ni serrano. Pieza y variante que, por su interés, registramos aquí.


     En inventario de 1802, se tasó «una esquila de plata con su cadena en 50 reales de vellón»841.


     En inventario del año 1808, junto a una joya y varias medallas, figura también «una esquila de plata con su cadena en 55 reales de vellón»842.





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     Siglo XIX. 1833-


     En inventario de Juan Antonio Rico Sánchez y los tres hermanos y herederos de Cecilia López Fraile, su mujer, aparecen tasadas en el año 1833 dos tipos de campanillas: «una campanita para los truenos en 4 reales y una campanita para niños en 2 reales»848. La campanilla contra los nublaos podría ser pieza de manos, con su manilla de madera, o colgar de una brazalera de mujer, mientras que la de infantes iba ceñida al dijero.





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     Siglo XIX. 1820


     En inventario de 1820, figura «una esquilita de plata con una cadenita» 853.





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     Siglo XIX. 1883


     En el dijero del Niño de Nuestra Señora del Rosario, de esta parroquial de San Martín, año 1883, se enumeran las siguientes piezas: «una lunetita y dos campanyllas de plata, un coral engastonado, una encomienda de Santo Domingo, una calabacilla de azabache con su sobreanilla de plata y un chupador de Cristal engastonado con listas encarnadas» 861.


CASCABEL Y CASCABELERA




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     Siglo XIX. 1833-1834


     En folio suelto, sin año, consta en inventario, entre 1834 y 1844, por el número de protocolo, «Una cascabelera de plata en 40 reales»868.





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     Siglo XIX. 1814-1845.


     En testamento de Ysabel Elices, otorgado ante el escribano de Miranda en el año 1814, se tasaron «un cascabelito de plata y un chupón de cristal en 20 reales»891.


     En inventario de Antonio y María Gascón se tasó, en 1845, «una cascabelera de plata en 40 reales»892.





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     Siglo XIX. 1814


     En inventario del año 1814, figuran «un cascabelito de plata y un chupón»894.





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     Siglo XIX. 1809-1825


     En el año 1809, en inventario monforteño de Juana Sánchez, viuda de Antonio Cabrera, es descrita «una Cascabelera con cinco cascabeles, sus cinchos y cadena, todo de plata, en 30 reales vellón»895.


     En inventario de 1825, fue tasada «una cascabelera con su cadena, todo de plata, en 24 reales»896.





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     Siglo XIX. 1804


     «Una Jiga encastada [sic por engastada] en plata, un cascavel de plata y una cruz de lazo» figuran en inventario del año 1804897.


LA POMA DE OLER




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     Siglo XIX. 1883


     En el libro de Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de esta villa, correspondiente al inventario del año 1883, se describe «una calabacilla de azabache con su sobreanilla de plata que forma parte del dijero del Niño Jesús»906.


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