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Siglo XVIII. 1729-1788
En el testamento de Manuela Pies, año 1729, figuran «dos hilos de corales y gabanzas que traigo al Pescuezo [sic por de continuo o a cada día] con una pattenita de plata; yten un ilo de gabanzas que traygo al pescuezo»85. Habla esta albercana de joyas del uso diario, incluida la patena, y de la importancia de estar bien alhajada y «prepará» por propia estima, representando a diario el honor de la casa y la familia. De alguna manera, diríamos que cada individuo, como una trinidad, sentía que representaba en su vestido tres cuerpos en una sola persona: el de su propio yo, el del nombre de la casa o el del cuerpo familiar y el que denominaríamos cuerpo social, del lugar en que había nacido.
En el año 1731, y entre otros bienes matrimoniales de Manuel Zilleros, entra «una patenita de plata [valorada en] 4 reales»86.
En 1732, inventario de Antonio Gómez Sancho, figuran «tres bueltas de gabanças con una patena grande con doce abellanas gordas aumadas y seis carros grandes con setenta y seis abellanas, más menudas, y dos carros pequeños, todo de plata [que pesó todo] 40 onzas»87.
En 1738 se cita en inventario «una Buelta de gabanzas con su Patena de plata, cinco carros y cinco abellanas ahumadas»88. Parece afianzarse en La Alberca el uso en solitario de la patena al cuello, como eje de simetría y sin otra pieza (relicarios o cruces) que la acompañe; únicamente el imprescindible material de relleno (en este caso cinco avellanas y otros tantos alcorcíes). También el gusto por la mezcla de la plata seca con la sobredorada.
El inventario de Fernando Luis de Belasco, año 1744, describe, entre otros bienes, «cuatro Bueltas de gabanças con diez carros de plata, veintizinco avellanas (diezinueve aumadas y seis blancas) con una patena blanca pequeña y un crucifijo aumado grande de plata, todo pesó 38 onzas [entran también en el peso una verónica, una esquila y un barquillo de plata]»89.
En inventario de 1747 se cita «una patena de plata sin vidriera»90. Que sepamos, es el único texto en que se alude a la vidriera como elemento de la patena y para hacer notar que la tuvo y se quebró.
Entre los bienes que llevó al matrimonio Juan de los Hoyos, año 1758, entra «una vuelta antigua de carros [arconciles] y avellanas grandes de plata, con catorze avellanas, seis carros y una patena grande, todo de platta fina»91. Alaba aquí el tasador la calidad de la hechura y de los materiales y califica este collar como antiguo. Por la expresión «todo de plata fina» interpretamos que eso supone para él un valor añadido (como hoy para nosotros).
En inventario de Manuel Martín, El cojo, año 1776, figuran «dos hilos de gabanzas con cuatro carros y treze agallas de plata y, al remate, una patena con cerco de lo mismo [de plata]»92. Se manifiesta aquí, de nuevo, la patena como centro y corona del collar (en expresión coloquial, la guinda).
En el año 1781, se cita en inventario «una Buelta de gabanzas con cuatro carros, seis agallas de plata y una patena, que pesa [todo] onze onzas, y [se tasó en] 198 reales»93.
En 1776, en el inventario de Josef Calama, se describe «una vuelta de agabanzas con dos carros, cuatro agallas [sic por abogallas] y una patena de plata»94.
En la partición de los bienes de Josef Calama, arriba mencionado, año 1788, vuelve a constar la «vuelta de agabanzas con dos carros, cuatro agallas y una patena de plata que pesa [todo] siete onzas»95.
En total figuran documentadas en este siglo 10 patenas en La Alberca.
Siglo XVIII. 1712-1783
En inventario del año 1712 se cita, entre otros bienes, «una sarta de plata y olibetas con una patena de plata y treinta abellanas y gusanos, [pesó] 23 onzas y [se tasó en] 300 reales»96.
La villa de Candelario ofrece dos documentos pertenecientes a una misma persona, Ana García. El primero de ellos, en el año 1719, es un inventario de bienes en que se cita «una buelta de sartal con patena y otra vueltecilla de abellanas de plata y olivetas97, todo [pesó] 8 onças [y se tasó en] 198 reales». El segundo corresponde a las partijas del año 1783, entre las que se menciona «una patenita de plata dorada en 4 reales» ¿Se trata de la misma pieza en ambos documentos, con una diferencia de 64 años?98.
En el año 1733, en inventario de Ángela García, se tasa entre otras alhajas y bienes «una Patena y santa de plata [valoradas en] 8 reales»99.
En total 4 documentos candelarios que citan patenas en este siglo.
Siglo XVIII. 1701-1785
En 1701, se menciona en un inventario «una patena de plata o anus dei pequeño, de medio quarterón escaso». No queda claro si para el tasador las dos joyas (patena y agnus)
son una misma cosa, como denominativo genérico, o si se trata de una patena con la imagen del agnusdei100.
En el inventario de Ana Martín, viuda, año 1702, figuran «dos hilos con doze pieças de plata, diez lisas y dos labradas, y treinta y un gabanças con unas piedras de cristal y una patena de grandor de un real de a ocho»101. Se da una medida comparativa exacta de la patena y aparece el cristal combinado con la plata, como característica variante local.
En 1704, en el inventario de Juan Blanco se describe «un hilo con seis abellanas de plata medianas, dos carros pequeños, una patena mediana y veintidós corales medianos»102.
En ese mismo año, en inventario de Francisco Gascón, se mencionan «dos ylos de carros, abollones, gabanças y una patenita, que pesó [todo] media libra y medio quarterón, quitado lo que tiene de piedras»103. El peso de la plata no se mezcla aquí con otros materiales.
En inventario de Francisco Montero, año 1704, figura entre otras alhajas, «una patena de plata [que pesó] 2 onças y media»104.
De nuevo en inventario de 1704 figura «una patena de plata o anusdei de medio quarterón escaso»105. ¿Dudó aquí el tasador al clasificar la familia de la pieza, sobre si era medalla, o relicario, o estamos ante una prueba-testigo de cansancio en esa jornada de tasación?
En el testamento de Miguel Sánchez, año 1705, se menciona entre otras joyas «una patena o anus dei, de medio quarterón escaso»106. Parece que, de nuevo, se viene a identificar en este texto patena con agnus como sinónimos, quizá por los muchos ejemplos con esta iconografía en que no se especifica la figura.
En la dote de Pedro Blanco a su hija Ana, año 1705, entró entre otras joyas «un Hilo con cuatro abollones lisos dorados y dos labrados dorados, dos blancos, un carro grande y dos pequeños, una patenita y agnus pequeño, todo de plata, y diezyocho corales medianos y dos piedras de cristal gorditas; todo pesó media libra»107.
También en 1705, ahora en inventario de Ana Barrio, entró «un hilo con cuatro pieças de plata medianas, diez corales, una patena de plata pequeña y cuatro piedras de cristal»108.
De nuevo en 1705, figura en inventario «una Soledad de acero más una patenita de plata, dos carros y dos abollonitos»109.
En inventario de Francisco Andrés de Nicolás, año 1706, se hace constar entre otras joyas, «un hilo de quince gabanças, dos carritos y dos abollones pequeños de plata y una patenita pequeña»110.
En 1709, inventario de Francisco Ahumado, se describe «un hilo de gabanças con una patenita, toda de plata, quinze corales y dos carritos y dos abellanas ahumadas pequeñitas»111.
En 1710, en el de Sebastián Martín, Viexo, figura «un hilo de gabanjas con veinte corales y un carro ahumado y cuatro abellanas labradas [más] dos lisas y una piedra de cristal, una patena de plata, agnusdei en cerco de plata con vidrieras, un barquillo de plata y otro joyel de plata, todo [pesó] 20 onças»112.
En el inventario de Marcos Sánchez, año 1710, se menciona «una gargantilla con sus patenas»113. El probable cansancio del tasador, quizá ya terminando jornada, nos hurta la descripción pormenorizada de esa gargantilla de patenas que necesitábamos: número de piezas, características y sobre todo la iconografía que presentaban, que en este siglo no parece ser ya un valor de tasación ¿o se viene utilizando repetidamente la voz patena como genérico de joya?
En el inventario de la mujer de Francisco Casado, año 1718, se describe un «hilo con dieciseis gabanzas, tres abellanas, dos lisas, cuatro labradas, cuatro piedras de christal y patenita de plata abajo [localización de la patena en el punto principal del collar] y dos carritos»114.
En ese mismo año, en inventario de Alonso de la Fuente, «un hilo con dieciseis gabanzas, seis abellanas labradas y dos grandes labradas y seis piedras de christal engastonadas, con [sic por más] una patena de plata grande»115.
En inventario de Catalina Hernández, año 1719, entra una «patena toda de plata con un cordón de seda de [color] rabo de zorra»116. En ese mismo año se describe también «un hilo de gabanças con dos carros, patena cuatro abollones de plata y ventiún corales»117.
Un año después, se menciona un inventario con «una patena de plata aumada, con su colonia encarnada, que pesará 3 onças»118; calibra aquí el tasador el peso de la joya al tacto.
Se confirma pues el uso, bien asentado en esta villa de Cepeda, de la patena que puede lucirse como pieza única al cuello pendiendo de una colonia, cinta o cordón de seda, en uno de los casos de tan matizado color rabo de zorra119.
En inventario del año 1742 figura, entre otras alhajas y joyas «una patena de plata»120.
En las «partixas» de los herederos de Juan Sánchez de Miguel, año 1743, se enumeran «tres hilos con una patena grande, cuatro abellanas lisas, ocho labradas y seis carros labrados [se tasó en] 300 reales todo. It. Un corazón y una patena grande, en 4.077 maravedís»121.
En el año 1747, inventario de María Gómez, entró «un hilo con dos carros, dos abellanas, una patena, catorce gabanzas y [una] piedra de cristal [además de] un manteo, saiuelo y vernio con jubón de Vistas»122. Este documento demuestra que, a mediados del siglo XVIII, el jubón había destronado ya al sayuelo como prenda de busto del traje de Vistas123.
Entre los bienes aportados al matrimonio por Juan de los Hoios, en el año 1758, figura «una vuelta antigua de carros y avellanas grandes de plata con catorce avellanas y seis carros y una patena grande, todo de plata fina»124. El inventario de Alonso Gascón, en 1769, incluye una «vuelta de gabanzas con veinte gabanzas, cuatro abollones y dos carros grandes y una patena, todo de plata»125.
En el de Lino Sánchez Montero, Provisor Síndico General, año 1785, se menciona una «vuelta de gabanzas con catorce gabanzas, dos carros, dos abollones lisos, otros dos lavrados, una patena, una joya y un agnusdei de la echura de oro, todo de plata, y un libro separado [¿las Reglas de san Benito?], de plata»126.
Siglo XVIII. 1772
En inventario de Bernardo Hernández de Soto, año 1772, se describe entre otras alhajas «un relicario con un Yesus con zerco y almenas de plata», probablemente patena127.
Siglo XVIII. 1779
En el inventario del cirujano de Sotoserrano, año 1777, se cita «un ylo de veinte gabanzas menudas, cuatro abogallas gordas de plata, dos menudas, y dos carros y patenita [tasado en] 64 reales»; único y último ejemplar de patena documentado en este lugar128.
En consecuencia, una sola patena en Sotoserrano en este siglo.
Siglo XVIII. 1799
Vuelve a suceder lo mismo en las Casas del Conde en 1799, a las puertas ya del siglo XIX. En el último documento que registra la Sierra de Francia esta pieza y formando parte de la dote de Isabel Vicente Puerto, que casó con Melchor Prieto, entra «una joya de tablero de plata con cuatro piedras verdes [tasada en] 12 reales»139.
Siglo XVIII. 1713-1790
En el inventario de la mujer de Francisco Casado, año 1713, en la villa de Cepeda, se describe: «un hilito con un tablerito de plata ahumado»140. Igualmente, en 1713, «un hilito de plata con un tablerito de plata ahumada», en el testamento de Francisca García y Antonio Martín141.
En 1742, «un agnusdei de tablero», en el inventario de Manuela Phelipe142.
En inventario del año 1770 y formando parte de cinco hilos de corales, figuran como piezas «un escarbadientes con su cadena, un Cristo de Burgos, un Santiago y un librito de plata»143. Si descartamos el Librito de las Reglas de san Benito, muy apreciado por la fórmula de la cruz como imprecación contra el demonio, sólo podemos pensar en un tablero.
En el inventario de Catalina Sánchez figura en 1773 «un tablero de plata [formando parte de catorze gabanzas medianas, dos carros y cuatro abellanas, todo de plata labrada]»144.
En testamento de María Alonso Sánchez, año 1790, vuelve a mencionarse «un librito de plata»145. De nuevo en 1790, ahora en inventario de Julián Hernández, «una verónica de plata y un librito de tres verónicas»146.
Un total de 8 ejemplos marcan la vida documentada del tablero en Cepeda147 entre 1671 y 1775 con 119 años de existencia local.
Siglo XVIII. 1742-1779
En el inventario de Joachín Rodríguez, figura «un tablero de plata con una Paloma», año 1742148, más «cinco hilos de corales y un tablerillo de plata», en el de Agustín de Anaya, año de 1746149.
En 1747 constan «tres tableros de plata, 12 reales» en el inventario de Pedro Joseph de Huerta150.
El inventario de Francisca Gascón registra en el año 1750: «una joia de plata de tablero dorada y afeligranada»151.
«Una joya de tablero sobredorada [tasada en] 20 reales» figura en el inventario de Mariana Garzía, año 1758152.
Entre los bienes de Joseph Huerta consta, en 1775, «un tablero con Santa Lucía [apreciado] en 8 reales»153.
Finalmente, en documento de 1779, entre otras alhajas y joyas de Miguel Sánchez Palomino se enumeran «dos hilos de corales delgados, dos escarbadientes, una medalla buena y un tablerito, todo de plata, que pesó [en conjunto] 5 onzas [y se tasó en] 12 reales»154.
Siglo XVIII. 1773-1793
El tablero es una alhaja escasa en fase de desaparición entre los siglos XVII y XVIII, salvo en Sequeros, donde, como se ha visto, parece que tiende a fosilizar, y también en Villanueva del Conde, cuyo primer ejemplar, ya tardío, pertenece al inventario de Ana Felipe en 1773: «un tabladito de echura de plata»155. En esta población sigue encargándose esta pieza en 1793, según el inventario de Rita Marcos, donde se menciona «un tablero con piedras nuevo»156.
Los tableros como manda sagrada en Miranda del Castañar (1633-1678), San Esteban de la Sierra (1759) y San Martín del Castañar (1759)
En varios ejemplos de la Sierra el tablero forma parte, con otras joyas, del ajuar de las imágenes sagradas.
Así, en el testamento del matrimonio formado por Francisco Domínguez y Francisca Gutiérrez, vecinos de Miranda del Castañar y testadores ante el escribano de Cepeda en el año 1655, se documentan tres mandas de joyas a imágenes mirandeñas: la del Rosario y las dos de la Virgen de la Cuesta (la vieja o aparecida y la nueva). Se demuestra aquí la tradición de dejar en herencia a las imágenes sagradas no sólo bienes raíces, también ropas y joyas. Queda patente, además, la costumbre de utilizar en los distintos rituales de culto dos imágenes con una misma advocación: La Virgen aparecida, la antigua, de pequeñas dimensiones y sagrada, que no se mueve de su territorio de gracia ni para las procesiones, y la llamada grande, la que se saca en procesión, «mejor moza», que en el caso de Miranda no se conserva:
Año 1655 (Inventario de Francisco Domínguez y Francisca Gutiérrez, vecinos de Miranda ante el notario de Cepeda). “Ytem mando yo, la dicha francisca, un gilo de gabanzas con seis piezas de plata, quatro abellanas e dos alcorciles, a nuestra señora de la questa de la dcha villa de miranda, “la aparecida”, y así mesmo con su tablerito de plata de quatro esquinas […]; y si yo, la dchª francisca gutiérrez, durante mis días o de dcho mi marido, tuviésemos necesidad de vender el dcho gilo, y después de nuestros días no lo aya, por lo aber bendido para nuestras neçesidás [sic], no se pueda pedir dcho gilo a nadie; yten mando yo, la dcha frcª guttiérrez, un agnusdey de plata ajumado con bedrieras y un rosario de açabache que yo tengo, a nuestra señora del rrosario de la dcha villa de Miranda; yten mando yo un gilo de gabanças con sus piedras de cristal, que yo tengo a nuestra señora de la Cuesta, “la grande”, pª que le pongan a las muñecas, que así es mi voluntad” 157.
Vemos, pues, la reutilización de joyas «en manda» a imágenes vestideras y, además, su expresada reubicación, en las muñecas de la Virgen, las que primero había lucido al cuello la donante.
Un tiempo antes, en 1633, se dice en otro testamento mirandeño: «Item, mando unas avellanas doradas y otros dos hilos ahumados a la imagen de nuestra señora, la pequeña, a la hermita de Nuestra Señora de la Questa»158.
En 1671 nos ofrece esa villa condal el último y segundo ejemplar de tablero en el testamento de María Domínguez: «un tablerito de plata aumada con seis gabanças»159.
En el testamento albercano de María Lozano, año 1747, se dice: «Mando a Manuel Gómez Sancho, mi esposo y marido, todas las alaxas de plata y oro que me dio a el tiempo del matrimonio, excepto una joia de filigrana de plata aumada, que estta se la mando a nuestra señora de la asumpzión, pattrona y titular de la Parrochial destte Lugar, y otra joia pequeña aumada que ttengo, se la mando a nuestra señora de maxadas viejas»160. Ya en 1728 se habían ofrecido unas Vistas a esa advocación vestidera: «…las vistas, sin el joiel, se las mando a Nuestra Señora, la asunpzión»161.
En el año 1759 y entre los bienes de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, en San Esteban de la Sierra, se mencionan «dos agnusdei de plata, zaumados, grandes, con espolones, una Santa Theresa en un tablero de plata zaumado, de cuatro esquinas, un coral engastonado en plata, más los dijes del Niño Jesús»162.
De nuevo en 1759, formando parte del ajuar de una Virgen del Rosario, figura la Santa de Ávila ocupando, de nuevo, un tablero, esta vez en San Martín del Castañar. «Una Santa Theresa en un tablero de plata zaumado, de quatro esquinas»163.
En total, 26 ejemplares del tablero y 156 años de vida documental.
Apenas sobreviven piezas-testigo del tablero en la Sierra de Francia, tan sólo conocemos dos ejemplares en el dijero del Niño Jesús de La Alberca; son, en cambio, abundantes en comarcas de la provincia de León.
Siglo XVIII. 1732-1781
En 1732, en inventario matrimonial sin especificar, figura un «corazón aumado con sus almenas, en 55 reales de vellón»192. En este mismo año en el inventario de Antonio Gómez Sancho se describe «un corazón aumado antiguo con cinco almenas, todo de plata […] más otro corazón, más pequeño, con su caja y cinco almenas»; ¡dos corazones de novia en una misma casa o colección!193. Un año después, en 1733, figura entre los bienes que aportó al matrimonio Manuel Santiago un «corazón de plata ahumada con tres pendientes, que pesa cuatro onzas y media, en 64 reales de vellón»194.
En el año 1738 se cita en inventario «un corazón de plata aumado»195. De nuevo, «un corazón aumado» figura entre los bienes que aportó al matrimonio Manuel González en 1740196.
«Un corazón aumado antiguo» se menciona en inventario de 1744197. En este mismo año se incluye en inventario matrimonial «un corazón de plata [de] tres onzas [de peso]»198.
Vemos cómo María Pasqual devuelve por testamento de 1744 a Juan García, «mi marido, todas las galas y demás alajas de plata [entre las que se incluiría el corazón de la novia], corales, colonias, joias y demás menudencias que dicho mi marido me dio al tiempo del matrimonio»199.
En inventario de 1745 se describe «un corazón aumado con tres pendientes, en 60 reales»200. En ese mismo año figura en testamento de María Saldaña ante el escribano de Cepeda «un corazón de plata sobredorado que tiene un lino en crucis con una vidriera»201.
Entre los bienes que en 1755 aportaron al matrimonio Juan Manuel Mangas y Ana Pies se describe «un corazón aumado de plata con sus pendientes de plata, bastante grande, 70 reales y una colonia antigua doble, 7 reales»202. «Un vernio de vistas y un corazón de plata aumado con cuatro almenitas, en que entran los corales que ordinariamente he traydo a cada día» constan en inventario de 1755203.
Entre los bienes matrimoniales e inventario de galas que Juan de Hoyos dio en el año 1758 a Theresa González, su segunda mujer, reza «un corazón de plata aumado con sus pendientes, 50 reales de vellón»204.
Un corazón aumado con unos pendientes de plata, grande» se menciona en un testamento del año 1762205.
En inventario de Theresa Martín, año 1764, se cita «un corazón grande con sus almendrillas de plata aumada, y un corazón de plata»206.
En el de Catalina Sánchez, año 1765, se describe «un corazón con almendrillas aumadas, grande de plata»207.
En el año 1781 aparece inventariado «un corazón de plata afeligranado, su peso quatro onzas, 88 reales»208.
Siglo XVIII. 1712-1796
El documento candelario más antiguo donde se recoge la joya-corazón corresponde al año 1712: «corazón de plata seca de tres onças, 40 reales; [más] otro corazón de plata seca»211. En ese mismo año, figura «un corazón de plata» en el testamento de María Garzía212.
En inventario de Miguel Matheos, año 1728, se describen entre otros bienes «dos Soledades y un corazón de ¿Augarmea?, en 2 reales y un corazón de feligrana, en 4 reales»213.
«Un coraçón de plata saumada en 40 reales» se tasó en inventario de 1731214.
En inventario de Pedro Garzía Batanero, año 1748, fue tasado un «corazoncito de plata en 6 reales»215.
Francisco Obexero en su testamento de 1775 dejó mandado «un corazoncito de plata en 5 reales y 16 maravedíes»216.
En inventario de 1779, se tasó «una Berónica en un joyelito a figura de corazón en 1 real, y un joyel de plata viejo, a modo de corazón en 11 reales»217.217.
En inventario de Francisco Vexarano, año 1781, consta «una feligranita de las de corazón, en 9 reales»218, descripción que revela la moda de corazones de hechura pequeña y afiligranada que hubo por esos años.
«Un corazoncito engastado en plata, en 15 reales» se menciona en inventario de Juan Bejarano219. En el de Ana González Rico, año 1796, se tasaron «dos corazones y dos relica-rios pequeños en 6 reales [más] unos Ebangelios y un corazón en 2 reales»220.
Siglo XVIII. 1701-1798
En el año 1701 en el inventario de Catalina Martín227 figura «un corazón de raso», corazón que sale a relucir de nuevo al año siguiente, vendido por el precio de un real y medio, en este caso ya en almoneda post mortem.
En ese mismo año 1701, en inventario de Francisco Sánchez de la Fuente, «en una caja grande con lo siguiente», se enumeran «un corazoncito de seda y una bolsa de seda [junto a] un corazón de plata aumada […], que todo pesó tres onças y una quarta»228. De nuevo en inventario de 1701 se toma cuenta «un corazón de plata sobredorada que pesó tres onças menos una quarta»229.
En inventario de Juan Sánchez, año 1703, se mencionan, entre otros bienes «14 onças y media de plata labrada con unas gavanças, anusdei, abollones y coraçón»230.
En este siglo, en 24 documentos de los años 1701, 1704-1706, 1708-1710, 1735, 1740, 1747, 1770, 1778, 1780, 1782, 1798 y 1799 se describen otros tantos ejemplos de corazones, prácticamente iguales en su inespecífica descripción: «un corazón aumado; «un corazón aumado de plata»; «un corazón sobredorado»; «un corazón de plata sobredorada», «un corazonito de plata», «un corazón también de plata». De alguno se dice «que es pequeño»; uno de ellos fue tasado en 30 reales y otro en 50231. Estos corazones de pequeño o mediano tamaño son relicarios232 de una o de dos vidrieras para embutir en ellas reliquias que prácticamente aquí no se especifican, salvo algunos ejemplos de agnusdei, verónica y lignumcruzis (popularmente niño en cruzis)233, pero sobre todo suelen contener diversas advocaciones de santos pintados sobre papel, naipe, vitelo y cobre o sobre el propio cristal (Cea 1999).
En testamento de Francisco Sánchez de la Fuente, año 1701, se menciona «un corazón de plata sobredorada que pesó tres onzas menos una quarta»234. En el año 1704 y entre los bienes que pertenecieron a Catalina Sánchez se hace inventario, entre otras alhajas, de un «corazón de plata sobredorada grande»235.
En el año 1705 se hace constar «un corazón en una argolla con otras piezas» en el inventario de Francisco García, y un «corazón sobredorado que pesó quatro onças», en el mismo año, en el de Juan Pérez236.
En el de Ana Barrio, también en 1705, «un corazón aumado en una argolla» con otras piezas237. En 1706, María Phelipe deja en manda testamentaria «un corazón de plata sobredorada grande»238.
En el año 1706 se describe «un coraçón de plata aumado [que pesó] dos onças y medio» en inventario de Antonio Sánchez239. «Un coraçón de plata aumada grande», en ese mismo año, en el de Francisco Andrés de Nicolás240.
En la dote a Antonio Conde, año 1708, figura en una argolla con varias piezas, entre ellas sortijas y tumbagas, «un coraçón de plata aumada grande»241. En este mismo año, en inventario de Blas Gil, otro «coraçón de plata aumada grande»242.
La dote de Miguel Hernández, en 1708, nos ofrece una de las descripciones documentadas más pormenorizadas sobre las características (que tanto se agradecen) del corazón de la novia, labor, identificación iconográfica y tamaño, aunque haya pasado por alto las goteras o almendrillas: «un coraçón de plata sobredorada, mediano, con unos botones de filigrana en él y una echura de un Christo [por una de las caras, la principal]»243.
En inventario de Sebastián Martín, Viexo, año 1710, se tasa entre otras varias alhajas y joyas «una argolla de plata con quatro corales, dos abollones, un crucifixo, un coraçón, unas arracadas de plata, ahumado [en] 10 onças»244. Desde esta fecha no vuelven a documentarse estas piezas hasta el año 1742, en que, en inventario de Manuela Phelipe, cinco años después de su testamento, se cita «un corazón de buelta con sus almendrillas»245. Aquí queda especificada (como en la argolla y el listón) la ubicación de la pieza, en este caso en una de las llamadas en la Sierra, vueltas (chica, mediana y grande), que son los collares grandes que han quedado fosilizados como piezas-testigo en el traje de Vistas.
En inventario de María Blanco, año 1743, se menciona «un corazón aumado con almendrillas»246. Entre las joyas que se nombran en 1764 en el inventario de Theresa Martín está «un corazón grande con sus almendrillas de plata haumada [más] tres hilos y un corazón de plata»247. «Un corazón mediano» consta en 1764 en el inventario de Ana Domínguez248. En el de Catalina Sánchez, al año siguiente, «un corazón con almendrillas aumadas, grande de plata»249. En inventario de María Pérez, año 1778, se describen cuatro hilos de corales «con una verónica de corazón»250; esto es, un santo Rostro o cara Divina, generalmente pintada sobre pan de oro, embutida aquí en armación de hechura cordiada. En el inventario de Manuel Sánchez Hernández, año 1781, se describe «un justillo de Monfor, mediado [sic por «a medio uso»], encarnado con dos corazones de seda, verde y encarnado […], más tres hilos de corales con ocho dijes de plata y un corazón»251. En inventario de Domingo Gascón, año 1782, se cita «un corazón grande de plata»252.
«Un corazón grande de plata ahumado con almendrillas, en un listón viejo, con dos piedras blancas con remates de plata», forma parte, en 1788, de los bienes de Catalina Gómez253. En el inventario de Tomasa Blanco, año 1789, se describen «dos hilos de corales pequeños con nueve almendrillas de plata y un corazón de plata». ¿Hemos de suponer que estas almendrillas forman parte de la guarnición como extremos de este corazón?254.
Finalmente, en el inventario de Isabel Gómez, año 1798, se describen con detalle: «un corazón grande afeligranado con hilo plateado […], una Santa Teresa con flores, hermosa, y un corazón de Santa Teresa grande»255, con cuyo testimonio concluye en este siglo la rica lista de Corazones de Novia y toman presencia los de santa Teresa (y su culto).
Siglo XVIII. 1776
El único ejemplar de corazón documentado en Garcibuey figura en el inventario de bienes de Ana Andrés en 1776, ante el escribano de Miranda, entre cuyas pertenencias figuran «dos Agnus Deis y un corazón de plata»264.
Siglo XVIII. 1710-1771
Cinco testimonios documentales avalan la presencia del Corazón de la novia en Miranda del Castañar. El primero de ellos en inventario de Ysabel Rodríguez Cascón, descrito en 1710 como relicario y con las características del Corazón de novia: «un anus dei de plata aumada con cinco pendientes de plata»266.
El segundo de ellos, en 1727, corresponde al inventario de Juan Hernández Zenzual: «un corazón de plata aumada»267. El tercero es un inventario de 1749 donde, en un conjunto de frioleras y piezas de plata, se menciona «un manojo de corales con cinco ilos, siete corazones pequeños, un cordón de San Blas y una camándula y un corazón de piedra»268. En 1772, se cita «un corazón de plata, en 6 reales», perteneciente al inventario de Manuel Nieto269.
En inventario de Bernardo Hernández de Soto, año 1771, figura un «relicario con un Jesús con cerco y almenas de plata».270
Siglos XVIII y XIX. 1756-1833
Monforte aporta cuatro ejemplares de corazón en este siglo. El primero de ellos, en inventario de 1756: «un corazón pequeño de echura de oro», y un año después, en 1757, «dos corazones de plata»274. En 1765 «un corazón y corales»275.
En el año 1800 se describe en inventario «un corazón mediano con cuatro almendrillas de plata aumada»276.
En inventario de 1825 constan «unos vroches de corazón, de plata, en 28 reales»277. De nuevo en inventario de este mismo año se tasa una «mantilla y vroches de corazón, de plata en 40 reales»278.
En inventario de 1833 se tasan, entre otras alhajas, «un manojo grande de corales gruesos con dieciocho estremos de plata [que no se describen], tres joyas y dos corazones, en 120 reales»279.
Siglo XVIII. 1704-1732
Entre las diversas variantes en hechura de corazón que se documentan en San Martín del Castañar, tiene también su presencia esta familia de joyas en el ajuar de las imágenes de devoción, tanto en las vestideras como en las llamadas de gracia, o en su talla (Cea 1992). En el inventario de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, año 1759, y entre otras piezas, se describe como joya votiva, probablemente colgando como exvoto en las paredes de su camarín, «un corazón de plata zaumada con marco y un clavo»282.
En el año 1704, consta en el inventario del Licenciado Don Pedro de Reina y Frías, Alcalde Mayor de esta villa de San Martín, «un corazoncito engastonado en plata dorado, y corazón engastonado en azero»283.
Año 1704: «un corazoncito de seda con cruzita de lignum cruzis»284. En 1706, figura en inventario «un corazoncito de plata aumado como agnus con su cordonzito alrededor»285. En 1722: «tres corazoncitos de monxa»286. De nuevo figura en inventario de 1724 «una bolsa bordada de monxas más tres corazoncitos de monxa y cinco higas de seda» (quizá obra y labor del convento de Zarzoso)287. También se describe en inventario de 1725 «un corazón de monxas guarnezido con plata, con sus listoncillos berdes, uno tiene sus piedrecitas de aljófar falso»288. Otro «corazoncito de monjas» figura en inventario de Bernardo Velasco de León, año 1736289. En una cajita que contenía 14 piezas se hallaron «agnus dei, quadritos y corazones de Monjas, un corazón de azero con asilla y un ojo de Christal engarzado en metal, más una coronilla dominicana [sic por versión corta del rosario, la de cinco dieces]»290. Finalmente, citamos una variante de relicario, en inventario perteneciente a los bienes de Juan Alonso de Gabriel, año 1732: «un corazón de plata con vidrieras»291.
Siglo XVIII. 1761
En esta población serrana el único documento sobre la joya-corazón corresponde al Inventario de Nuestra Señora del Rosario, en la mayordomía del año 1761, donde constan en el ajuar de esta advocación «siete ylos de corales, cada uno de más de media vara de largo. Dos tocas de gasa, la una vieja, con sus encajes ambas. Un rosario de barro cocido, labrado, con su borlita de seda y otros dos ordinarios, cinco cintas turquesas de varios colores y un corazoncito pequeño»295. Una vez más, se demuestra el uso (por compra directa o por manda votiva) de alhajas de mujer en el culto a las imágenes sagradas, entre ellas un pequeño corazón, joya de moda en esos años.
Siglo XVIII. 1700-1777
En inventario de 1700 se registra «una imaxen pequeña de la Soledad en un corazón con vidriera»298.
En el año 1704, en el inventario de Juana de Güerta se hace constar «un corazón de plata aumado con sus estremos pendientes, del mesmo xénero»299. En 1707, «un corazonzito de oro»300.
Hasta cuatro tipos de corazones se enumeran en inventario de Pedro Gonzáles, año 1730: «Un corazón con el zerco de plata […]; un corazoncito aumado pequeño y otro afiligranado pequeño, otro con el zerco de plata, también pequeño […] y unos corales y gabanzas, que todo pesó una libra algo corrida»301.
En las capitulaciones matrimoniales de Francisco Berrocal Montero y Margarita Sánchez Palomino, año 1733, figura entre otros bienes «una caja [¿con un?] corazón de plata en 22 reales»302.
En el inventario de Francisca Anaya de Lorenzo, año 1736, fue tasado «un corazón de azabache guarnezido con Plata, en 30 reales»303.
En la dote que en 1736 dio en casamiento Joseph de Borxa a Santos de Fría, «él de Sequeros y ella de Fuente de la Peña [le entrega entre otras donas y joyas] un corazón con reliquias de Santos en tela de seda, forrado en damasco y guarnecido de hilo de plata, que le dio Doña Manuela Ortiz, religiosa de Zarzoso»304.Se demuestra aquí documentalmente la procedencia de este género de corazones-relicario que venimos atribuyendo en otros ejemplos a este venerable monasterio serrano, de tanta influencia en la comarca305. Con este género de corazones-relicario de arte povera y con los populares conventinos (escaparates a lo divino), de los que se conservan aún deliciosas piezas-testigo en Cepeda, La Alberca y Mogarraz, devolvían favores a sus benefactores estas monjas Franciscas.
En inventario de Santiago Martín, año 1738, figuran «tres onzas de corales en que entra un anuzdeýto [sic] de corazón que está pendiente dellos con el cerco de plata»306.
En 1739, constan en inventario de Francisco Sánchez de Tapia «dos hilos de corales con un corazón de plata en 13 reales, y el corazón, 6 reales»307.
En inventario de Joachín Rodríguez, año 1742, se menciona «un corazoncito de plata con vidrieras, un corazón de plata y dos corazoncitos vordados y un volso de echar reliquias bordado de flores y fondo blanco y dos Dechados»308.
En inventario de Mathías Prieto, año 1744, se tasa «una almilla de mujer de escarlatín, que tiene del brazal un corazoncito de plata, todo en 8 reales»309. A veces, a través de documentos tan desveladores como éste, descubrimos el uso de pequeñas joyas en una prenda de remudo, una almilla de mujer, cosidas a un brazal310.
«Una joya de corazón sobredorada, en 15 reales» se registra en el inventario de Mariano Garzía Rubio, año 1758311.
En la dote de Ysavel Sánchez, entre otros bienes y alhajas, se tasaron en 1761 «tres corazones de monjas con platilla en 8 reales»312. Se confirma aquí claramente la denominación de esta variante de corazón.
«Un corazón de plata en 21 reales», en común con «dos medallas de Franzia [de la Peña de]», se cita en el inventario de Miguel Rodríguez, año 1763313.
En inventario de Josepha Sánchez Montero y formando parte de tres hilos, consta «un corazón pequeño de plata», año 1763314.
En inventario de Mathías Prieto, año 1774 y entre otras alhajas, se describe «un almilla para mujer de escarlatín, que tiene al brazal un corazoncito de plata, todo en 18 reales»315.
«Dos corazones de plata, el uno de echura de oro», junto a otras piezas, se citan en inventario del, año 1775316, y en el de Cecilia Anaya, «una cinta y corazón de seda en 4 reales, año 1776»317. En ese mismo año, 1776, figuran en el inventario de Úrsula Muñoz «unos dijitos de niño, dos anillos y un corazoncito de filigrana»318.
En el año 1777 en inventario de Pedro Regalado Garzía, se mencionan «dos corazones de seda, más tres corazones de seda» (probablemente estas joyas no se encontraron en la misma gaveta y por eso el tasador cantó las piezas al escribano en dos tiempos, seguidos pero distintos319.
Como en Cepeda, también en Sequeros recogen los tasadores en algunos inventarios, además de las piezas, los espacios en que se guardan, curiosidad que tanto se agradece, dejando desvelados ocultos pormenores que enriquecen aspectos, casi siempre ocultos, de la vida cotidiana, en este caso la apañada reutilización de pequeños y entrañables enseres. Así, el inventario de Margarita Sánchez Maldonado nos describe «una caja de china para tabaco, buena, y en ella un relicario mediano de oro, un anillo de plata, tres cintas de seda y un escapulario del Carmen», año 1774320.
Siglo XVIII. 1777
En Sotoserrano, año 1777, los tres únicos ejemplares de joya-corazón son variantes que figuran en el inventario del cirujano. En una «caja para meter corales [tasada] en 17 maravedíes», se hallaron «dos onzas de corales, ocho botones y tres sortijas y corazón en 30 reales, más un corazón de cristal con la guarnizión de plata y reliquias dentro, 8 reales [más] corazón de plata afiligranado, otros 8 reales»322.
Siglo XVIII. 1737
En la villa de Valero, inventario de Nuestra Señora del Rosario de 1737, se halló, entre otras alhajas y joyas, «un corazonito con reliquia», único testimonio de corazón-joya en esta villa328.
Siglo XVIII. 1769-1794
En inventario de 1769, en los tres casos siguientes se cita «un corazoncito de plata afeligranada»329.
En 1772, se menciona en inventario «un corazonzito pequeño»330.
En 1782, figuran en inventario de Teresa Prieto «seis ylos de corales con Nuestra Señora del Sagrario, corazón, crucifijo y escarbador»331.
En escrituras de Villanueva ante el escribano de Miranda, año 1788, se tasó, entre otras alhajas y joyas «un corazón con bidriera de plata y una cruz de piedra, una encomienda de plata y medalla de plata, en 28 reales»332.
En inventario de Francisco de Ynés, año 1788, fue tasado «un corazoncito de plata en 12 reales»333.
En el año 1789, le fueron tasados a Manuela Sánchez Maldonado «cuatro corazoncitos de plata en 12 reales»334.
En el año 1793, figura en inventario de Rita Marcos «Un corazón de filigrana»335.
Por último, en 1794 figura en inventario «un agnus pequeño de corazón, en 5 reales»336.
Siglo XVIII. 1728-1764
La población de La Alberca tiene proclamada como segunda patrona a santa Teresa, en cuya iglesia parroquial comparte retablo con Nuestra Señora de Majadas Viejas en el de santa Ana, que figura como principal en el testero del lado del evangelio.
En inventario de 1728, se describe «una echura de santa Teresa engastonada en plata»342.
«Una Santa Madre, echura de plata con joiel antiguo» se registra en 1732, en inventario de Antonio Gómez Sancho343.
En inventario del año 1733, se describe «un cofrito encarnado con una Santa Madre Teresa»344.
En inventario de 1744, «una Santa Madre engastonada en plata»345. El mismo texto aparece en inventario de 1747346.
En inventario de Fernando Luis de Belasco en 1744, advertimos un pentimento del tasador, o tasadora que, al abrir la caja de un relicario, confundió el característico «fecho» para las hechuras de la Madre Teresa con otro de un san Juan: «una Santa Madre Teresa, digo una hechura de San Juan con su caja de plata», lo que explica el conocimiento de las características formales y la abundancia de esta pieza devocional347.
En inventario de 1747, se cita «una Santa Madre engastonada en plata»348.
En 1753, figura en inventario albercano, «una Santa Madre Teresa con marco de plata y una encomienda»349.
En el inventario de galas que en 1758 dio Juan de los Hoyos a dicha Teresa González, su segunda mujer, se describe «una Santa Theresa que vale dozienttos reales de vellón, que pertenece a una vuelta de gavanzas con sus avellanas y plata»350.
«Una Santa Theresa» se enumera en inventario de Sebastián Sánchez, año 1764351.
Siglo XVIII. 1703-1798
En 1703, figura en la dote de Marcos González con Catalina Ahumada, viuda, «un relicarcito de forma de Santa Theresa, de peltre en el engarce»353.
En 1711, en las Partixas de Andrés Moro entró «Una Santa Theresa en soledad, 1 real»354. Por soledad debe entenderse aquí que el relicario en que estaba embutida la imágen o lámina tenía la otra vidriera vacía, o que la santa no se acompañaba de ningún atributo: crucifijo, paloma, ni libro abierto, como mujer que sabe leer y, además, imparte enseñanzas.
«Una Santa Theresa con la caja de plata» figura en 1718, en inventario de la mujer de Francisco Casado355.
«Un agnusdei de plata de Santa Theresa» es citado en inventario de Antonio Conde, año 1759356.
En el de Ana Belasco de 1762, se cita «un anusdei pequeñito con un Christo de Burgos, todo de plata»357. Una vez más, vemos cómo en este tiempo el término agnus o agnusdei no indicaba la iconografía del Cordero Místico. Era ya sólo sinónimo de relicario.
En inventario de Sebastián Sánchez, año 1764, figura entre otras joyas «una Santa Theresa con cerco de plata»358.
Una «Santa Theresa con vidriera» se cita en el año 1773, en inventario de María Fuentes359.
En inventario de Sebastián González, año 1789, se describe «un hilo de gavanzas con [las medallas] de Francia y Santa Theresa de plata»360.
En el de Ysabel Gómez, año 1798, se menciona «una Santa Theresa con flores, hermosa, y un corazón de Santa Theresa, grande». Permítaseme resaltar en este documento el interés humano y antropológico sobre la percepción –admirativa– de la persona que estaba haciendo inventario y cantando al escribano cada pieza que veían sus manos, aquí una santa Teresa con flores, hermosa y grande ¡!. La emoción intrusa alteró por unos instantes la objetiva profesionalidad de quien tasaba en ese momento. El escribano, dando fe de lo que estaba oyendo, nos regala como presente aquella momentánea (y expresiva) vivencia del pasado361.
Siglo XVIII. 1771
En 1715, se describe en el inventario de Don Francisco Díez de Ledesma «una firma de la Madre Juana de Jesús-María, guarnezida de feligrana de oro con unas piedrecitas»363.
En el inventario de Don Rodrigo Alfonso de Moreta, figura en 1771 «una firma de Santa Theresa en cerco de oro afeligranado, en 250 reales de vellón»364.
En el inventario del Licenciado Don Eduardo Delgado San Román, de ese mismo año, constan «unos dixes de plata que se componen de campanilla, una mano de texo, una Santa Theresa, una cruz de alcarabaca y un chupón, todo con su cadena de lo mismo»365. Constan, pues, 2 piezas de santa Teresa y una de la madre Juana de Jesús-María de Ágreda.
Siglo XVIII. 1700-1742
En testamento de María Curta González, año 1700, se citan «dos Madres Teresas engarzadas en plata»375.
«Un Agnus de plata grande ahumado, por un lado un Santo Domingo y por el otro una Santa Madre Teresa engastonada en una caja de plata», se describe en inventario de 1704376.
En inventario del año 1725, consta «una Santa Madre en una caxita de pino»377. En 1742, otro «Agnus de raios y en él, embutida, la imagen de San Joseph y Santa Teresa, está esmaltado y es de oro»; lástima que no se estime su precio378 (en el año 1717, un «Agnus con dos láminas, una del Salvador y otra de Nuestra Señora [se llegó a tasar en esta misma villa] en 200 reales»)379.
Siglo XVIII. 1704-1774
En documento de otorgamiento del año 1704, se dice: «Dejo a mi hermana una Santa Teresa engastonada en plata, que tiene»383.
En el inventario de Pedro Sánchez en 1705, se describe «una cruz con el zerco de plata, a modo de los zercos en que se engastona la imagen de Santa Teresa» (la cursiva es mía). Este texto indica el nacimiento de una novedosa variante en la hechura y guarnición de los relicarios creada para la Santa de Ávila y Alba. A partir de su temprana canonización, en 1622, el éxito devocional debió de estimular a los oribes salmantinos a conseguir también el éxito comercial con una fórmula especial y diferenciadora, como reclamo en sus escaparates que multiplicara las ventas de lo que entendemos hoy como souvenir conmemorativo.
Desgraciadamente, no conocemos ningúna joya-testigo de santa Teresa de la que, por las características singulares en su cerco, podamos decir «ésta es».
En inventario de Domingo Rodríguez de Juan, año 1709, se cita «una Santa Teresa con el zerco de plata»384.
En inventario de Antonio de Soria, consta en 1730 «una Santa Teresa engastonada en plata»385. «Otro relicario de plata, de Santa Teresa», figura en inventario de 1748386. «Un relicario de oro, grande, con una imagen Pintada en cristal [fue tasado] en 160 reales», en el año 1761 387.
En 1737, en inventario de Ana Asensio figura «una Santa Teresa con cerco de plata en 54 reales»388.
Finalmente, en 1774, en inventario de María Maíllo consta «un relicario con una Santa Teresa […] y el relicario es de cosa de monjas»389.
En la documentación de Sequeros figuran un total de 8 piezas con diversas hechuras de santa Teresa.
Siglo XVIII. 1791-1794
Una medalla y un relicario son las dos piezas que documentan el culto a santa Teresa a través de la joyería serrana en Villanueva del Conde.
En el año 1791, el inventario de bienes de Juan Ruano registra, entre otras alhajas y joyas, «siete ylos con zinco piezas de plata, que son: dos Nuestras Señoras, dos encomiendas y una Santa Teresa y [la] palomita [sic por su Espíritu Santo en forma de Palomita] y una cruz, y zinco hilos de corales más interiores; todo pesó 7 onzas [y se tasó] en 105 reales»390.
En 1794, en inventario de Manuel Sánchez Cerezo, se tasó «una reliquia de Santa Teresa en 2 reales»391.
Para determinar el estado de conservación de cada pieza o prenda se utilizan los siguientes términos: nueva, en buen estado, mediada, traída, vieja, hollada, bien hollada, y pazida por la polilla; estos dos últimos términos aparecen en Sotoserrano en inventario de Bartolomé Aumado, año 1601 (AHPSa. Prot. 6289, ff. 113-116). Cuando el tasador observa una pieza para valorar el tiempo que ha pasado por ella, emplea el concepto latino de antiquitas y la califica de antigua, de las antiguas, muy antigua y antigüísima [sic]. Según la informante albercana Francisca Becerro (62 años en 1979), «el traje más antiguo y completo de Vistas era el de la tía Petra la Sorda, que venía de la tía María la Quina, faltan los anillos y tumbagas».
AHPSa. Prots. 6032, f. 20 y 6288, ff. 116-120. En el documento albercano se hace clara diferencia entre un arca buena y un arca para las Vistas (el cassone italiano) con elementos formales propios.
Respecto a lo que se denomina en los documentos el hato negro o lúgubre hay que distinguir, por un lado, el complejo luto familiar serrano y las mandas estipuladas en cada testamento y, por otro, la personal elección de la mortaja, que era, muchas veces, el hábito de una Orden o Religión (franciscana, carmelitana, dominicana…), o a estilo de pobre de solemnidad, con sólo una sábana por mortaja, «a imitación de Cristo, nuestro bien» y como demostración de devota y suprema pobreza (Cea 1985:21-69).
Sobre las joyas albercanas y los fondos que de esta localidad guarda el madrileño Museo del Traje, cf. Herradón (2005).
En la comarca de Llanes (Asturias) se comenta entre los campesinos que algo va delanteru o traseru cuando se lleva descompensado el peso de una carga, especialmente los carros de vacas que transportan el heno durante la recolección en el verano, a los que se añade sobre la caja, por delante y por detrás, un armazón de madera o telera, doblando así su capacidad.
Así nos informó en la Alberca Francisca Becerro, de 62 años, en 1979. Nos comentaba el siguiente dictado tópico albercano: «¡Vaya lo que tarda fulana en vestirse; parece que se está poniendo las Vistas del tío Pedro Pérez!», señalando así que, a mayor número de manteos, formando cortapisa, más señorío y ringorrango.
Sobre la pintura de Tomás Yepes del año 1644 (monasterio madrileño de las Descalzas Reales), vid. en «Nuestra Señora de los Desamparados» (Cea 2005: 194-195).
En Miranda del Castañar (APM), con fecha 11 de octubre del año 1754, folio suelto: «Que estén y viban separados por espacio de ocho días sin verse, ablarse, tratarse ni comunicarse en público ni en secreto. Y después de contraer matrimonio vean la Misa Maior que se zelebrare en dicha iglesia en un día festivo, el dicho Miguel [sic por fulano de tal], sin capa ni capote, i la dicha Ysavel [sic por fulana de tal], sin manto, mantellina ni cobija. Ambos en pie, con velas encendidas en las manos, sin arrodillarse, como no sea al Elevar [la hostia en el momento de la consagración] […], y se les absolverá del Yncesto i reato que han cometido in utroque foro […]; y por espacio de tres meses, también continuos y no interpolados, el dicho Joseph [sic por fulano de tal] travajará en la obra [de la iglesia] si la hubiere; y, en su defecto, en otro lugar pío, sin llevar estipendio alguno; y no habiendo lo uno ni lo otro tocará las campanas a las horas regulares. Aiudará a misa si supiere. La susodicha, al mismo tiempo, lavará la ropa de dicha Yglesia, cuidará del aseo de sus altares [que no tuvieren muñidora propia] i la barrerá, sin llevar tampoco estipendio». A partir de la mayoría de edad, el hombre y la mujer no podían acudir a la iglesia sin el correspondiente sobretodo: él con anguarina o capa y ella con la cobija o manta del ventidoseno. Estas prendas de aparato tenían que ser de los colores establecidos como honestos, pues estar sin ellas en sagrado era como estar desnudo. El hombre y la mujer tienen cuatro opciones de relación social, secularmente establecidas, como universal lenguaje corporal a través de la indumentaria: «estar vestido»; «estar a cuerpo»; «estar desnudo» y «estar en carnes», «en cueros» o in puribus. Se está vestido cuando salimos a la calle con el sobretodo; a cuerpo, cuando vestimos las prendas de estar en casa; desnudos o en paños menores, para trabajar con mayor desahogo (vg. los sayones en el martirio de santa Catalina); en carnes o en cueros, desnudos (vg. Cristo en la Cruz o San Sebastián). Incluidos entre los bienes dotales, constan los subidos gastos de dispensación matrimonial por parentesco (que, a veces, se pagan fraccionados), en al menos una docena de ejemplos en los siglos XVIII y XIX, lo que da idea de la abundancia de bodas de conveniencia: Cepeda, año 1704: «Que no se le qüente [que no se le tenga en cuenta] a mi hixa lo que costó la despensación». AHPSa. Prot. 5996, f. 25v; Cepeda, 1746. Dote de Miguel Sánchez y Catalina Sánchez: «del gasto de la Boda, 135 reales, y del gasto de espensa [sic], 340 reales». Prot. 6003, ff. 69-70; Monforte, año 1766. Dote de Francisco de Arriba: «de espensación y gastos de ella y diligencias, 221 reales». Prot. 6179, f.149; Candelario, año 1799: «y se pagó por la Despensación y azedurías que correspondió a nuestra parte, 220 reales». Prot. 1143, ff. 14; Candelario, año 1801: «de Dispensa y azedurías, 250 reales de vellón». Prot. 1143, f. 111v; Cepeda, año 1807: «por certificado de Dispensa, 4 reales»; APC. Becerro de 1766, f. 284; Candelario, año 1813: «no tiene abonado, el dicho Juan, la mitad del coste de la Dispensa, que son 351 reales». Prot. 1147, sf.; Candelario, año 1820: «para pagar la Dispensa que tuvo con su mujer, Fernanda Muñoz, 363 reales y 8 maravedís, de tarifa en Plasencia, y 343 de diligencias, que son 703 reales»; Madroñal, año 1821. Partijas de Francisco Guinaldo y Margarita Sánchez:«de la mitad de la dispensa, 400 reales». Prot. 6023, ff. ss; Candelario, año 1833: «coste de Dispensa, 500 reales». Prot. 1153, 19 fols.; Candelario, año 1833: «para Dispensa, 425 reales». Prot. 1153, ff. 111v.
La [m] entre corchetes corresponde, en este listado de prendas, a la mujer y la [h], a las del varón.
AHPSa. Prot. 6301, ff. 7-10.
La documentación notarial en el AHPSa sobre Candelario comienza en el año 1700 y finalizaba, cuando yo la consulté, en 1873.
Son prácticamente inexistentes, en la documentación que hemos manejado, los textos en los que se puede traslucir el distinto papel, estatus y jornales entre los oficios de sastres y costureras, y por ello cobran importancia los testimonios que presentamos aquí. El primero de ellos, en Sotoserrano, año 1675, corresponde a los bienes que el Señor licenciado Matheo Hernández dio en dote y casamiento a su sobrino, Juan Barril, que casó con Margarita Hernández: «de hacer los vestidos, de jornales y gastos de sastres, 66 reales». AHPSa. Prot. 6301, ff. 10v-11. El segundo, en San Martín del Castañar, año 1668. Cuenta Mateo González en su testamento: «quando [le] hize las Vistas para casarse [a mi hijo] tube en mi casa, dos días, tres sastres y les hize la costa y pagué el jornal; de todo, 42 reales, y es mi voluntad los traiga a división». No habiendo quedado satisfecho con la solución que daba en el testamento, Mateo la enmienda en el codicilo, de ese mismo año: «…y 42 reales de costa y jornal que había pagado a los sastres que hizieron las Vistas a la mujer de dicho su hijo, Juan Sanz Bastida, es mi voluntad no se le cobre por no dexar pleytos a sus hijos». AHPSa. Prot. 6189, ff. 4-4v y 23. El tercero en Villanueva del Conde, año 1754: «Gasto y jornales de sastres para hacer las galas [de boda], 50 reales». AHPSa. Prot. 6176, f. 9v. El cuarto en Santibáñez de la Sierra, año 1754: «3 reales que llevó la costurera por componer unas albas». APStbñz. Libro de Quentas de 1711, f. 94. El quinto en Miranda, año 1767: «133 reales, los mismos que importaron los jornales de sastres y comidas de 21 días que tardaron los sastres en dicha echura de estandarte y composición de los ornamentos». APM Cuentas de Fábrica de 1750, sf. El sexto, en Cepeda, año 1767, en el testamento de Isabel Gómez: «una camisa nueva que está en casa de la costurera». AHPSa. Prot. 1138, f. 6. El séptimo en San Esteban de la Sierra, año 1809, donde constan gastos en la iglesia parroquial por valor de «240 reales a dos Maestros de sastres y una costurera por 10 días que trabajaron en la sacristía, a razón de 12 reales cada uno al día. It. 30 reales a la costurera, María Theresa [¿Caba?]. Por 5 días que trabajó en compañía de los dichos sastres» [al margen se lee «Sastra», probable testimonio de protesta reivindicativa, quizá, del mayordomo de fábrica de ese año o de la propia costurera, frente al texto del escribano]. «It. 46 reales de dos madejas de seda blanca, dos de seda negra y dos de seda encarnada, de componer y reformar todos los ornamentos. It. 8 reales al que traxo de Salamanca los cíngulos, seda y flequilla para la iglesia». La seda blanca para los ornamentos en tiempo de alegría litúrgica, principalmente para las festividades de Navidad, Resurrección, Ascensión, Corpus Christi, Asunción y Natividad de María; la seda encarnada para las fiestas de mártires y Pentecostés, y la negra para las misas y honras de difuntos. APSEstbn. Fábrica de 1800, f. 33.
Quizá no entendió del todo el Maestro Correas este refrán, por antiguo, cuando nos priva de las sabrosas explicaciones con que los suele aclarar.
Esta patena del Zarzoso formó parte de KYRIOS en Las Edades del Hombre de la catedral de Ciudad Rodrigo, año 2006. Vid. ficha nº 105-2, p. 255, sub voce «patena», a cargo de Eduardo Azofra, Agustín y Manuel Pérez Hernández.
El fraile mercedario está usando aquí la voz «patenas» como término genérico (joyas, dijes, alhajas), ya que la patena no tiene vidrieras por ninguna de sus dos caras.
En los años 70 del pasado siglo, en la colección de los anticuarios Eutiquiano y Manuel García, en la madrileña plaza de Santa Ana, podía haber 100 patenas, tasadas en unos precios que oscilaban entre las 80.000 y las 250.000 pesetas. Según el informante albercano Tomás de los Hoyos Martín (de 77 años en 1979), el traje de Vistas de la familia de los Evaristos, que pesaba 18 libras, único que conservaba la manta ventiosena de Vistas, fue adquirido en los años 40 por Elvira Lucena en la cantidad de 11.000 pesetas; posteriormente donado por sus descendientes al Museo del Traje de Madrid. A finales del pasado siglo quedaban en la Alberca unos 50 trajes de Vistas sin las alhajas, y sólo 6 completos.
En la actualidad y para poder cumplir con las exigencias de mayordomía en los rituales festivos de la Asunción y Corpus Christi, especialmente en sus ofertorios, algunas familias albercanas han adquirido trajes nuevos de Vistas, siguiendo los patrones antiguos, con menor o mayor acierto en sus resultados y siempre con la mejor voluntad de mantener la tradición y el patrimonio serrano.
Se entiende aquí por «plata» el resto de piezas (cruces, medallas, relicarios y otras joyas que cuelgan de las vueltas) con sus dos elementos esenciales, que denominamos «material de relleno»: las piezas esféricas, bollagras o gabanzas y las tubulares, arconciles o castillejos almenados.
AHPSa. Prot. 6032, ff. 112-112v.
AHPSa. Prot. 6032, f. 147v.
AHPSa. Prot. 6032, f. 18.
AHPSa. Prot. 6032, f. 20.
AHPSa. Prot. 6032, f. 50v.
AHPSa. Prot. 6033, fs.
AHPSa. Prot. 6285, ff. 32 y ss.
AHPSa. Prot. 6285, ff. 28-28v. Aparecen aquí los términos carrillos o carritos, voces menos utilizadas en los documentos que sus sinónimos arconciles/alcorcíes/arconcillos.
AHPSa. Prot. 6287, ff. 58 y ss.
AHPSa. Prot. 6287, ff. 166 y ss.
AHPSa. Prot. 6223, f. 105.
AHPSa. Prot. 6143, f. 31.
AHPSa. Prot. 6143, f. 69.
AHPSa. Prot. 6143, ff. 18 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, ff. 30 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, f. 69.
AHPSa. Prot. 6143, f. 20.
AHPSa. Prot. 6143, f. 225v.
La documentación conservada de esta villa de Cepeda en el AHPSa abarca de 1640 al 1859.
AHPSa. Prot. 5981, sf. No conserva Cepeda documentación del siglo XVI. Por la abundancia de patenas en este siglo XVII hemos de suponer que se utilizaran en esta villa ya en el siglo anterior.
AHPSa. Prot. 5981, ff. 188 y ss. Aparece aquí la voz arconzil/arcozil, sinónimo de carrillo/ carrito.
AHPSa. Prot. 5982, ff. 166v y ss.
AHPSa. Prot. 5983, ff. 17-18.
AHPSa. Prot. 5983, ff. 7-8v.
AHPSa. Prot. 5985, ff. 34 y ss.
AHPSa. Prot. 5986, ff. 128-129v.
AHPSa. Prot. 5987, ff. 78-79v.
AHPSa. Prot. 5994, ff. 108-118v.
AHPSa. Prot. 5987, ff. 95-96v.
AHPSa. Prot. 5988, ff. 28-31.
AHPSa. Prot. 5991, ff. 39 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, f. 69.
AHPSa. Prot. 6143, ff. 18 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, f. 21v.
AHPSa. Prot. 5992, f. 160.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 1-4.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 108v.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 200-203.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 124-127.
AHPSa. Prot. 5999, f. 141.
AHPSa. Prot. 5995, f. 141.
APM. Libro de la Cofradía del Rosario que comienza en 1637, sf.
APM. Libro de Difuntos y Testamentos de 1647 a 1701, f. 23.
En la «Visita» a la parroquial de Linares, año 1755, se ordena: «que se desaga el cáliz grande más antiguo de esta iglesia, que apenas es servible por la hechura tan antigua i llena de molduras de feligrana, que yeren las manos quando se dice Misa, i es menester hacer de otro modo las ceremonias […]. Se haga otro nuevo i se lleve el que se á de hacer a Manuel Aillón, Platero, vezino de la ciudad de Salamanca». Al año siguiente consta un libramiento de «214 reales del renuevo de un cáliz [probablemente el susodicho] y el incensario». Cuatro años después vuelve a suceder lo propio con el viril o custodia: «1.912 reales de vellón, costte que tubo el viril nuevo que yzo Juan Manuel Sanz, Platero de Salamanca, rebaxado lo que se le entregó del antiguo, en que entra 120 reales del Dorado del copón, como consta de esquela. Itten, 47 reales de gratificación a el Platero, y los 7 del gasto que se yzo con dicho Plattero quando vino ha [sic] traer el viril, con él y su caballería». APL. Libro de Fábrica de 1656: año 1755, ff. 200v- 201; año 1756, f. 204v.; año 1760, f. 216.
APM. Ibid. f. 15.
APM. Libro de Difuntos y Testamentos de 1647 a 1701, f. 15.
APMF. Libro de Fábrica de 1600, sf.
AHPSa. Prot. 6190, f. 60.
AHPSa. Prot. 6190, f. 3.
AHPSa. Prot. 6190, ff., y Prot. 6193, f. 113.
AHPSa. Prot. 6187, f. 16.
AHPSa. Prot. 6220, f. 163.
AHPSa. Prot. 6221, f. 49.
AHPSa. Prot. 6222, f. 138v.
AHPSa. Prot. 6225, f. 31v.
AHPSa. Prot. 6288, ff. 76-79v. Por toballa se entiende en la época el paño que suele descansar en los brazos de la cruz, sin el crucificado.
AHPSa. Prot. 6289, ff. 63-70. Existe otro inventario de este año (ff. 4-12 del mismo protocolo) con levísimas diferencias. En este segundo los carrillos o arconciles se describen como «de plata labrada» y las dos patenas, «esmaltadas» y «de razonable tamaño». En esta versión se omite la identificación de las imágenes y se atiende más a la labor y tamaño. Se trata sin duda de las mismas piezas en tasaciones distintas.
La cursiva es mía.
AHPSa. Prot. 6289, ff. 301-303v.
AHPSa. Prot. 6289, ff. 2-2v.
AHPSa. Prot. 6291, ff. 4-13.
AHPSa. Prot. 6295, ff. 84-85v.
AHPSa. Prot. 6299, f. 97v.
AHPSa. Prot. 6304, f. 109v.
AHPSa. Prot. 6305, f. 58v.
Inventario de Bienes del Humilladero, Libro de Quentas de la Cofradía de la Vera Cruz de 1629 a 1690. ADS, 384/24.
AHPSa. Prot. 6102, f. 102.
AHPSa. Prot. 6103, f. 130v.
AHPSa. Prot. 6103, f. 98.
AHPSa. Prot. 6105, f. 29v.
AHPSa. Prot. 6107, ff. 194 y ss.
AHPSa. Prot. 6108, f. 107.
AHPSa. Prot. 6112, f. 4.
AHPSa. Prot. 6118, f. 252.
AHPSa. Prot. 6120, f. 126v.
AHPSa. Prot. 6118, f. 161.
AHPSa. Prot. 6120, f. 116v.
AHPSa. Prot. 1133, f. 60v. No recuerdo ninguna otra población que recoja este término o variante, ni pieza testigo con esta forma. La cursiva es mía.
Avellanas y olivetas son dos variantes de granos que forman el material de relleno en los hilos y en las vueltas chicas. Oliveta es sinónimo de lo que en La Sierra de Francia se conoce más comúnmente como hueso de aceituna.
AHPSa. Protocolos 1134, f. 22 y 1141, partija que consta de 29 folios.
AHPSa. Prot. 1135, ff. 30 y ss.
AHPSa. Prot. 5997, f. 18.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 75-78.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 130-135v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 200-211.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 236-239.
AHPSa. Prot. 5997, f. 18.
AHPSa. Prot. 5997, f. 14.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 302-305v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 162-164.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 21v y ss.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 93-94v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 127-131v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 13-17.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 45-50v.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 66-69.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 11bis-19bis.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 11bis-25bis.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 268-271v. El color encarnado aparece como preferido en los bordados de los camisones y camisas en esta población de Cepeda (Cea 2014: 487-520).
Uno de los mayores asombros del, ya tan dilatado para mí, estudio de la indumentaria serrana, ha sido el de su incomparable riqueza en el léxico de las gamas de color, más de cien variantes, que aluden, la mayoría de las veces, a nombres de animales y plantas, en este caso el color rabo de zorra, tonalidad entre el pajizo y el leonado.
AHPSa. Ptot. 6002,f.53.
AHPSa. Prot. 6003, ff. 17v y ss.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 81-84.
Permítaseme aquí una confesión personal. Cómo en los años 70, realizando unas pesquisas en los archivos parroquiales de Sequeros sobre los paralelos entre los dos lienzos del camarín bajo del Robledo y los seis sobre la vida de la Virgen, del retablo de la Cuesta de Miranda del Castañar, recién descubiertos por Pilar Fernández Campelo y el que esto escribe (El Adelanto, 24 de febrero de 1974, p. 5), encontré en los Libros de Fábrica el, para mí, fascinante término sayuelo, que iba a cambiar el rumbo temático de mi vida profesional, con la posterior tesis de doctorado: Antropología regional reflejada en las joyas de la Sierra de Francia y Candelario, siglos XV al XX (Salamanca. Universidad Pontificia, 6 de febrero de 1982).
AHPSa. Prot. 6112, f. 4.
AHPSa. Prot. 6009, ff. 28 y ss.
AHPSa. Prot. 6014, ff. 167 y ss.
AHPSa. Prot. 6149, f. 162.
AHPSa. Prot. 6313, ff. 33-37.
AHPSa. Prot. 6127, f. 135v.
AHPSa. Prot. 1153, ff. 2 y ss.
AHPSa. Prot. 6032, ff. 112-112v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 13-17.
Covarrubias no recoge esta acepción en ninguna de las dos variantes, ni como tablilla ni como tablero. Autoridades no recoge las voces tablero ni tablilla, en el sentido que reciben en nuestros documentos. Tampoco, el DRAE ni el Lamano.
AHPSa. Prot. 5988, ff. 28-31v.
AHPSa. Prot. 6188, ff. 194-194v.
AHPSa. Prot. 6189, sf.
AHPSa. Prot. 6020, f. 197v y ss.
AHPSa. Prot. 6222, f. 215.
AHPSa. Prot. 5978, ff. 137 y ss. Desafortunadamente, esta población sólo conserva documentación notarial en el AHPSa de los años 1760 a 1860.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 45-50v.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 76-77v.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 191-194v. En conversación de 18 de marzo de 2020, con la informante y amiga Ascensión Sánchez, de 90 años, y a propósito de la presencia de documentos sobre la familia cepedana de los Sánchez, con tanta presencia en este estudio, me comentaba que los dos apellidos ricos de Cepeda (o más ricos) son Gascón y Felipe.
AHPSa. Prot. 6010, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6010, ff. 108 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 25 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, f. 132. En alusión a las tres dobleces en que milagrosamente dejó Cristo su rostro retratado (veron ikonon) en el sudario de Marcela, que más conocemos como Verónica: «Tres dobleces tenía el paño, tres caras dejó pintadas, una mandó pa Jaén y otra pa la Casa Santa, y otra mandó para Roma, pa onde el padre santo estaba» (versión albercana recogida de Marcelina Hernández Martín, de 80 años, en abril de 1986).
Documentamos en Cepeda siete casos de «arracadas de tablero», variante de pendiente de las orejas que no debemos confundir con las piezas que estamos presentando aquí. AHPSa. Prot. 6903, año 1715, inv, de Alonso Garzía, ff. 13-17. Prot. 6903, año 1718, inv. Alonso de la Fuente, ff. 66-69. Prot. 6000, año 1723, inv. de Mª González, ff. 12-14v. Prot. 6002, año 1740, inv. de María Martín, ff. 51-56. Prot. 6003, año 1743, inv. de Mª Blanco, ff. 61-67v. Prot. 6003, año 1743, partijas de Juan Sánchez de Miguel, ff. 17v. y ss. Prot. 6012, año 1778, inv. de Juan Sánchez Casado, ff. 87 y ss. También en Cepeda, la variante del tablero-mueble o artesa como «tablero de teñir», año 1708, en inventario de Ana Sánchez, Prot. 5998, ff. 188-191.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 266 y ss.
AHPSa. Prot. 6244, f. 46.
AHPSa. Prot. 6244, f. 149.
AHPSa. Prot. 6245, f. 125.
AHPSa. Prot. 6247, ff. 446v y ss.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 105 y ss.
AHPSa. Prot. 6252, ff. 127 y ss.
AHPSa. Prot. 6322, ff. 121-124.
AHPSa. Prot. 6328, f. 148.
AHPSa. Prot. 5984, ff. 25 y ss.
APM. Libro de Difuntos de 1628, f. 16. En ambos textos las mujeres donantes eligen muy bien joya para sus vírgenes. En el caso de la del Rosario, porque es el atributo que muestra siempre en su mano derecha. El hilo de gabanzas con piedras de cristal, que se da en manda a la Virgen de la Cuesta, «grande», se adapta mejor a las muñecas a manera de ajorca y también al cuello, mientras que un hilo de avellanas es más apropiado para la talla «pequeña» o «aparecida».
AHPSa. Prot. 5988, ff. 28-31v.
AHPSa. Prot. 6108, f. 42v.
AHPSa. Prot. 6102, f. 87v. Sobre esta tipología, vestidera, de imágenes, vid. Cea (1992).
APSEstbn. Libro de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de 1685 a 1761, ff. 435v.
APSMtn. Libro de la Cofradía del Rosario de 1685 a 1761, ff. 177 y ss.
AHPSa. Prot. 1140, ff. 14 y ss.
AHPSa. Prot. 6167, ff. 16-17.
(Cea 1985: 64) (2005: 87-91,95-97) (2007: 486-487) y (Arbeteta 2003: 137). En las distintas versiones pintadas sobre la valenciana advocación de los Desamparados –desde la famosa de Tomás Yepes (1610) para el madrileño monasterio de las Descalzas Reales–, con motivo de las mayordomías anuales, así perpetuadas en la memoria colectiva, suele haber uno o varios relicarios en hechura de firmeza, prendidos del sayo de la Virgen. De los 730 relicarios del Museo Etnográfico de Castilla León, que estudiamos en su día, tan sólo cinco son firmezas (catálogo en preparación).
Müller recoge también dos firmezas de oro, gemas y diamantes pertenecientes al Instituto Valencia de Don Juan de Madrid (Luton Hoo, Sir Harold Wernher, Bart.: 118, figs. 183-184). La traza de Pera Pau Gamba es recogida de nuevo por González, Elvira y M. Magdalena Riera (2002: 101, fig. 41).
Esta forma, en disposición piramidal, sólo es atributo en la cabeza del Padre Eterno, pero no de las otras dos personas (el Hijo y el Espíritu Santo) como conjunto trinitario.
Liñán y Verdugo, Antonio (1620: 230). Sarrailh utiliza la edición de 1885, Barcelona, Biblioteca Clásica Española.
No en vano utilizaría Tirso este término para dar nombre a dos de sus obras, La firmeza en la hermosura y La firmeza en la desdicha.
Navarrete. Conserv. Dis. 34.
Recogido en Miranda del Castañar por Antonio Cea Gutiérrez a Petra Nieto Coca, de 68 años, en octubre de 1973.
Alternativa de las vueltas en el traje de Vistas y elemento complementario, las brazaleras o brazales, conocidas también como colganderas y esquileras en Mogarraz, son un manojo de cadenillas de plata, o de metal que se atan a las mangas del jubón femenino a la altura de las axilas, cayendo en ocasiones hasta el borde de los manteos. De ellas penden todo tipo de cruces, medallas, relicarios, joyas-utensilio (bernegales, escarbadientes, la cuchara y el tenedor, conocidas popularmente como «el macho y la hembra»). Las brazaleras no se prodigan en la documentación serrana, tan sólo 14 ejemplares entre Sotoserrano (2), Cepeda (5), Sequeros (1), y Monforte (6), más las piezas-testigo que se conserven en Mogarraz y la Alberca. El dijero es al niño lo que la brazalera a la mujer. En el documento más antiguo, Sotoserrano, año 1606, figura en el testamento de Catalina González: «una saya de palmilla con sus mangas verdes y sus braçales»: AHPSa. Prot. 6290, ff. 24-27v. En Cepeda, 1703, en inv. de Juana González, «tres bolsas del braçal, de raso y un cordón de monxas». Prot. 5996, ff. 7-8v. En Cepeda, año 1703, en la dote de Catalina Aumada, vdª que fue de Julián Martín, que casó de nuevo con Marcos González, se citan «dos bolsas de Raso de braçal y un cordón de monjas»: Prot. 5996, f. 117. En Cepeda, 1708, en inv. de Joseph Sánchez: «imagen de Nª Sª de Belén con espejo, al otro lado del braçal»: Prot. 5998, ff. 62-65v. En Cepeda, 1710, en entero de los bienes de Matheo Hernández, «una bolsita de braçal»: Prot. 5999, ff. 23-27. En Cepeda, en el capital de los hijos de Marcos Hernández consta «una bolsita de braçal de dos retacitos de raso, 3 reales»: Prot. 5999, f. 78. En Sequeros, año 1774, en inventario de Matías Prieto, se describe «una almilla para mujer, de escarlatín, que tiene al brazal un corazonzito de plata, todo en 18 reales»: Prot. 6251, f.142. En Monforte, año 1825, figura en inventario «una vrazalera compuesta de Cristo de Burgos pequeño, Santa de Franzia, anusdei, escarvador y cadena, todo de plata, en 20 reales»: Prot. 6186, f. 74. En Monforte de nuevo, año 1833, «una Brazalera con caja de plata, con Santo de oro dentro y dos Santiagos de plata [todo en], 80 reales; iten, otra Brazalera con Santa Teresa y caja de plata y un relicario grande con caja y cadena de lo mismo, 60 reales»: Prot. 6920, f. 25v. En 1837: «una brazalera con cadena, un Santo grande de vidrieras y dos santas, todo de plata, 20»: Prot. 6920, f. 61 y ss. En Monforte, también en 1837, se describe «una vrazalera con cadena de plata aumada y dos santas de plata en 10 reales»: Prot. 6920, f. 71. En Monforte, por último, año 1845, se describe «una Brazalera con Santo, Santa Teresa y San Antonio, en 36 reales» en inventario de Marcelino Hernández: Prot. 6921, ff. 11-14v. En total, suma el brazal 239 años de existencia documentada. Vid. (Hoyos 1959: 403-405).
AHPSa. Prot. 6288, ff. 116-120.
AHPSa. Prot. 6288, ff. 116-120.
Sobre la implantación del bordado serrano, los diversos puntos, formas y colores, su vigencia desde antiguo y su interés por innovar o, al contrario, por fosilizar, a través de muestrarios y dechados, es buen ejemplo el inventario de bienes de Francisco López, vecino de San Martín, año 1673, en el que se describe «un Dechado de muestras, de cañamazo, para labrar [sic por bordar] y sacar labores» AHPSa: Prot. 6190, ff. 12 y ss.
AHPSa. Prot. 5991, ff. 89-93v.
Testamentaría de Isabel La Católica. 1974.
Año 1776. Inv. de Manuel Martín «el Coxo». AHPSa. Prot. 6118, f. 252.
Año 1779. Inv. AHPSa. Prot. 1140, f. 14v.
Esta idea negativa de lo asimétrico como defecto en prendas y joyas se ve muy bien en dos ejemplos de un mismo inventario, la dote de Catalina Ahumada, viuda que fue de Julián Martín, que casó de nuevo con Marcos González en Cepeda, año 1703: «Dos pares de arracadas desdecidas, y lo dorado sin arillos; iten, unas cintas de resplandor, no cabales, del pelo». AHPSa. Prot. 5996, ff. 113-117 (la cursiva es mía).
Inventario de bienes de Juan Berguío y María González. AHPSa. Prot. 1132, f. 3.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 140 y ss y Prot. 6012, ff. 66 y ss, respectivamente.
AHPSa. Prot. 6239, f. 14.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 266 y ss.
AHPSa. Prot. 6315, fs.
AHPSa. Prot. 6013, ff. 127 y ss.
AHPSa. Prot. 6251, f. 142.
AHPSa. Prot. 6190, f. 13v.
AHPSa. Prot. 6143. Inv. González del Tablado, f. 64; inv. de Silvestre de Lucas, f. 69; testamento de María Pies, ff. 102 y ss., año 1687, y dote, sin especificar, ff. 18 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, f. 52.
AHPSa. Prot. 6103, sf. En los ejemplos que siguen van en cursiva los que podemos asegurar que se refieren a corazones de novia.
AHPSa. Prot. 6103, f. 98.
AHPSa. Prot. 6103, f. 30v.
AHPSa. Prot. 6105, f. 29v.
AHPSa. Prot. 6105, f. 149v.
AHPSa. Prot. 6107, f. 69.
AHPSa. Prot. 6107, f. 233v.
AHPSa. Prot. 6127, f. 182.
AHPSa. Prot. 6107, f. 153v.
AHPSa. Prot. 6003, ff. 26-29v.
AHPSa. Prot. 6111, f. 71v.
AHPSa. Prot. 6111, f. 81v.
AHPSa. Prot. 6112, f.11.
AHPSa. Prot. 6115, f. 14
AHPSa. Prot. 6008, ff. 212 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 180 y ss.
AHPSa. Prot. 6120, f. 126v.
AHPSa. Prot. 6127, f. 121.
AHPSa. Prot. 6022, ff. 56 y ss.
AHPSa. Prot. 1133, ff. 60v. y ss.
AHPSa. Prot. 1136, f. 9.
AHPSa. Prot. 1134, ff. 30 y ss.
AHPSa. Prot. 1135, f. 25v.
AHPSa. Prot. 1137, f. 3.
AHPSa. Prot. 1140, ff.ss.
AHPSa. Prot. 1140, f. 14v y ss.
AHPSa. Prot. 1140, 23 hojas.
AHPSa. Prot. 1142, ff. 7 y ss.
AHPSa. Prot. 1142, f. 9.
AHPSa. Prot. 7523, fs.
En el año 1805 se menciona en inventario de Baltasar Herrero ¿o Herrera? «un corazón de almendrillas grande». AHPSa. Prot. 1805, ff. 207 y ss. (la cursiva es mía).
AHPSa. Prot. 5988, ff. 21-23v.
AHPSa. Prot. 5991, ff. 149 y ss.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 16-18v.AHPSa. Prot. 5993, ff. 16-18v.
AHPSa. Prot. 5994, ff. 212-215v.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 103-105, 118-118v. En el primero de los documentos y junto al corazón de raso se citan «una bolsita de lama con el compañón de un Niño [es de suponer que, estando en mayúscula, se trate de una imagen mutilada del Niño Jesús], un rosario de açavache de cinco dieces. Un cordón de monjas y una cruz de alquimia».
AHPSa. Prot. 5996, ff. 61-66v.
AHPSa. Prot. 5997, f. 21.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 19-22.
AHPSa. Prot. 5997, año 1701, inv. f. 18; año 1704, inv. de Juan Blanco, ff. 130-135v; año 1705, inv. Catalina Blanco, ff. 26 y ss; año 1705, bienes de Ana Blanco, ff. 118-118v; año 1705, bienes al matrimonio de Manuel de la Mora con Ysabel Blanco, ff. 165-168. Prot. 5998, año 1706, inv. de Pablo Martín, ff. 255-258v. Prot. 5998, año 1708, inv. de Blas Gil, ff. 176-179. Prot, 5999, año 1709, entero de (ilegible), ff. 134-137; año 1710, inv. de Marcos Sánchez, f. 13. Prot. 6001, año 1730, inv. ff. 221 y ss; año 1735, inv. de Dionisio Sánchez, ff. 56-57v; año 1736, inv. de María Sánchez de Tomé, ff. 34-37. Prot. 6002, año 1740, inv. de Catalina Hernández, ff. 9-10v. Prot. 6003, año 1743. Partixa de herederos de Juan Sánchez de Miguel, ff. 17v y ss. Prot. Prot. 6008, año 1765, bienes de Francisco González a su hijo Juan, ff. 67 y ss. Prot. 6009, año 1767, inv. de Manuela García, ff. 51 y ss. Prot. 6012, año 1778, inv. de Rosa Blanco, ff. 142 y ss; año 1778, inv. María Pérez, ff. 127 y ss; año 1778, inv. de Juan Sánchez Casado, ff. 187y ss; año 1780, inv. de Santiago Sánchez, ff. 32 y ss. Prot. 6013, año 1782, inv. de Domingo Gascón, ff. 32 y ss. Prot. 6017, año 1798, inv. de Diego Velasco, ff. 212 y ss; año 1798, inv. Isabel García, ff. 214 y ss; año 1799, inv. de Juan Sánchez, ff. 121 y ss.
«Un corazón de relicario [más] otro corazón». Año 1757, inv. de Magdalena Corral. AHPSa. Prot. 6006, fs.
«Un agnus en corazón». Año 1747, inv. de María Sánchez. Prot. 6004, ff. 97-98; «Un niño en cruzis que está en un corazoncito de plata», en inv. de 1748. Prot. 6004, ff. 140v y ss; «Una verónica de corazón» en inv. de María Pérez, año 1788. Prot. 6012, ff. 127 y ss.
AHPSa. Prot. 5997, f. 21.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 173-177.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 130-135v; 173-177; 200-211 y 270-273v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 162-164.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 287-288v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 208-211.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 70-72v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 263-263v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 176-179.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 190 y ss.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 127-131v.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 191-194v.
AHPSa. Prot. 6003, ff. 61-67v.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 212 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff.180 y ss.
AHPSa. Prot. 6012, ff. 127 y ss.
AHPSa. Prot. 6013, ff. 27 y ss.
AHPSa. Prot. 6013, ff. 32 y ss.
AHPSa. Prot. 6014, ff. 149 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 153 y ss.
AHPSa. Prot. 6017, ff. 214 y ss. La temprana devoción que despierta en Salamanca la Santa de Ávila se ve materializada en esta variante, de hechura cordiada, y la conocida como «Firma de la Madre Teresa», ambas fórmulas de la familia de los relicarios.
En inventario de María Elices, año 1811, se menciona «un corazoncito de papel [junto a] una Nª Sª de las Angustias, un San Antonio redondo de plata y dos mediaslunas grandes» AHPSa. Prot. 6021, ff. 95 y ss.
AHPSa. Prot. 6019, ff. 224 y ss.
AHPSa. Prot. 6019, ff. 207 y ss.
AHPSa. Prot. 6020,f. 100.
AHPSa. Prot. 6022, ff. 164 y ss.
AHPSa. Prot. 6021, ff. 103 y ss.
AHPSa. Prot. 6022, ff. 164 y ss.
AHPSa. Prot. 6023,fs.
AHPSa. Prot. 6151,f. 247.
AHPSa. Prot. 6024,fs.
AHPSa. Prot. 6144,f. 17v.
AHPSa. Prot. 6145,f. 50.
AHPSa. Prot. 6147,f. 82v.
AHPSa. Prot. 6149,f. 200v.
AHPSa. Prot. 6149,f. 162.
AHPSa. Prot. 6919,sf.
AHPSa. Prot. 6919.f. 161.
AHPSa. Prot. 6937,f. 19.
AHPSa. Prot. 6177,ff. 39v., 69 y ss., y 90.
AHPSa. Prot. 6179, f. 90.
AHPSa. Prot. 6183, f. 75.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 52 y ss.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 68 y ss.
AHPSa. Prot. 6920,f. 25v.
AHPSa. Prot. 6189, ff. 10 y ss. Francisco del Mercado, pintor, decoró las paredes del humilladero de San Martín, actualmente perdidas. En documento del año 1750, consta la cantidad de 460 reales de vellón por la reparación de una cama para pobres y clérigos peregrinos en la ermita de San Benito, «a zenso reservativo de Francisco de Mercado, vezino que fue desta villa. APSMtn.» Cuentas de 1746-1825, ff. 26v-27.
AHPSa. Prot. 6189, f. 76v. Inventario de la viuda de Gabriel López, El Biejo.
APSMtn. Libro de la Cofradía del Rosario de 1685-1761, f. 177v.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 16 y ss.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 34v. y ss.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 53 y ss.
AHPSa. Prot. 6198, f. 60.
AHPSa. Prot. 6199, ff. 4 y ss.
AHPSa. Prot. 6199, f. 102v.
AHPSa. Prot. 6202, f. 50.
AHPSa. Prot. 6207, ff. 17-19.
AHPSa. Prot. 6205, f. 80.
AHPSa. Prot. 6216, f. 24.
AHPSa. Prot. 6216, f. 80v.
AHPSa. Prot. 7523, fs.
APStbñz. Inventario de Nuestra Señora del Rosario del año 1761. sf.
AHPSa. Prot. 6230, ff. 36 y ss.
AHPSa. Prot. 6143, f. 21.
AHPSa. Prot. 6235, f. 366.
AHPSa. Prot. 6237, f. 41.
AHPSa. Prot. 6237, f. 42v.
AHPSa. Prot. 6240, ff. 65 y ss.
AHPSa. Prot. 6240, f. 65v.
AHPSa. Prot. 6240, f. 59.
AHPSa. Prot. 6240, ff. 76v y ss.
Don Gome de Benavides, Señor de Frómista y de Valdematilla, por testimonio de Fernán Rodríguez de Alfontes y Diego Rodríguez del Burguillo, escribanos, otorga escritura de donación de este monasterio de Zarzoso, que es en Valdematilla, en 28 de mayo de 1455, y lo dona con la dehesa de Navahermosa.
AHPSa. Prot. 6241, f. 266v.
AHPSa. Prot. 6242, f. 4.
AHPSa. Prot. 6243, f. 266 y ss.
AHPSa. Prot. 6251, f. 142.
AHPSa. El brazal o brazalera (en Mogarraz esquilera) se conserva actualmente como pieza-testigo en el traje de Vistas, de donde cuelgan relicarios, medallas, dijes, esquilas, cascabeleras y otras joyas y amuletos, generalmente de tamaño regular o grande, no joyas pequeñas, como este corazoncito del documento.
AHPSa. Prot. 6247, f. 46v.
AHPSa. Prot. 6247, ff. 118 y ss.
AHPSa. Prot. 6248, f. 90.
AHPSa. Prot. 6248, f. 135.
AHPSa. Prot. 6251, f. 142.
AHPSa. Prot. 6251, f. 92v.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 144 y ss.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 115 y ss.
AHPSa. Prot. 6252, f. 207v.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 125 y ss.
AHPSa. Prot. 6216, f. 80v.
AHPSa. Prot. 6313, f. 33.
AHPSa. Prot. 6317, ff. 82-87v.
AHPSa. Prot. 6317, ff. 16-18.
AHPSa. Prot. 6922, ff. 47 y ss.
AHPSa. Prot. 6923, ff. 66 y ss.
AHPSa. Prot. 6923, ff. 57 y ss.
APV. Inventario de Nuestra Señora del Rosario del año 1737, ff. 64 y ss.
AHPSa. Prot. 6321, f. 111.
AHPSa. Prot. 6322, ff. 114 y ss.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 76-78.
AHPSa. Prot. 6166, f. 3.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 206-211.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 36-54.
AHPSa. Prot. 6328, f. 148.
AHPSa. Prot. 6328, f. 218.
AHPSa. Prot. 6330, ff. 31 y ss.
Entre los siglos XVII y XIX están documentadas seis poblaciones con imágenes de devoción de santa Teresa en sus casas. Candelario en 1705, 1 obra; Cepeda, en 1649, 4; Miranda, en 1712 y 1765, 3; San Martín del Castañar, en 1736 y 1783, 3; Sequeros entre 1698 y 1742, 6 obras; Sotoserrano, año 1833, 1 obra. En total, 18 piezas: 11 pinturas, entre grandes y pequeñas; de una de ellas se dice que es «antigua»; 2 estampas o grabados y 5 hechuras de bulto, una de yeso, una de hierro y tres de barro, dos de ellas «guarnecidas de mano de monxas», piezas que, de figuras «de gracia», fueron convertidas en «vestideras» (Cea 1993: 213-288). En inventario de San Martín del Castañar, año 1742, se cita una Vida y obra de Santa Teresa. AHPSa. Prot. 6203, f. 61.
Entre los años 1733 y 1781, en la documentación consultada para este estudio, se cuentan 12 Teresas (le sigue el nombre de María, que había sido el más abundante hasta entonces, con 10 ejemplos, con 4 el de Ana y el de Catalina con 3): Theresa González, 1733; Theresa Pérez de Simón, 1743; Theresa Pérez Calama, 1745; Theresa Escudero,1748; Theresa Fernández, 1755; Theresa González, 1758; Theresa González, 1761; Theresa Curto, 1763; Teresa Phelipe, 1763; Theresa Martín, 1765; Theresa Marcos, 1776; Theresa Maíllo, 1781.
APSEtbn. Cuentas de la hermita de San Juan de los Pajares que comenzaron en 1695, f. 20v. Además de los abundantes relicarios embutidos con agnusdei y otras devociones en hechura de cera en el siglo XVIII, quedaban también de esa época, en los años 70 del pasado siglo, deliciosos ejemplos de conventinos y teatrinos con escenas religiosas y profanas en colecciones particulares salmantinas, realizados con ese material.
Francisco del Mercado, entre otras obras realizadas en la Sierra, decoró con pinturas las paredes del Humilladero de San Martín, actualmente perdidas. En el inventario de su viuda, año 1671, que casó en segundas nupcias con Domingo Hidalgo, constan, entre otros bienes, lo que suponemos era la obra que dejó el pintor en el taller a su muerte sin vender, más la que adornaba las paredes de su casa: «un quadro de zinco quartas en largo y bara de ancho, pintura de Nuestra Señora. Otro país pequeño en que está pintada una montería. Un quadro de zinco quartas en largo y bara de ancho, pintura de Nuestra Señora del Río. Otro quadrito pequeño, retrato de Juan del Mercado. Quadro de bara y media de largo y tres quartas de ancho, pintura de Nuestra Señora del Carmen, sin marco, casi nueva. Dos papeles de pinturas francesas, largos. Un lienzo en que está pintado San Francisco». AHPSa. Prot. 6189, f. 10 y ss.
AHPSa. Prot. 6102, f. 45v.
AHPSa. Prot. 6103, f. 98.
AHPSa. Prot. 6103, f. 81.
AHPSa. Prot. 6107, f. 69.
AHPSa. Prot. 6108, f. 107.
AHPSa. Prot. 6107, ff. 194 y ss.
AHPSa. Prot. 6108, f. 107.
AHPSa. Prot. 6111, f. 93.
AHPSa. Prot. 6112, f. 11.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 131 y ss.
AHPSa. Prot. 5992, ff. 163 y ss.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 113-116.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 3 y ss.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 45-50v.
AHPSa. Prot. 6007, ff. 61 y ss.
AHPSa. Prot. 6007, ff. 142 y ss.
AHPSa. Prot, 6008, ff. 131 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 243 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 243 y ss.
AHPSa. Pro 6017, ff. 214 y ss. Una lectura más fría nos inclinaría a entender el término hermosa como de figura oronda y de buenos colores en el rostro. Hasta los años 50 del pasado siglo, el canon de la belleza en la mujer seguía pautas que ya trae en 1627 el Maestro Gonzalo Correas en su Vocabulario de Refranes… (2000: 433, refrán 569).
AHPSa. Prot. 6023, f. 90v.
AHPSa. Prot. 6144. ff. 51 y ss. Es curiosa esta temprana devoción de la familia mirandeña de los «Diezes» hacia la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda (1602-1665), a tan sólo 50 años de su muerte. Fue proclamada venerable en 1675. Franciscana concepcionista, fundadora, escritora mística y evangelizadora, tuvo abundante correspondencia con el rey Felipe IV, de quien fue consejera. En la Sierra de Francia se venera una pintura en el monasterio de Zarzoso, además del relicarcito-retrato bordado de Cepeda, que desapareció por un incendio en 2019.
AHPSa. Prot. 6149, ff. 345 y ss.
AHPSa. Prot. 6149, sf.
AHPSa. Prot. 6181, ff. 25v y ss.
AHPSa. Prot. 6182, ff. 18v-19.
AHPSa. Prot. 6186, f. 130v.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 130 y ss.
AHPSa. Prot. 6186, f. 179.
AHPSa. Prot. 6920, f. 25v.
AHPSa. Prot. 6921, ff. 11-14v.
AHPSa. Prot. 6189, ff. 10 y ss. Además de esta joya, figuran «un corazón de plata, obra de filigrana, aumado; una joita de plata y en la vidriera, en la una, un cruzifijo y en la otra la Anunziación de Nuestra Señora, la del crucifixo, quebrada». En ese mismo año y protocolo (ff. 246 y ss.), María de los Reyes, entonces avecindada en Texeda y viuda en primeras nupcias del pintor, dejaba mandado en testamento: «a mi criada María un manteo de cada día, a mi tía, «la Merina», una toca y un mandil, y a Ana, criada del Lzdº Corral, el sayuelo que traigo a cada día».
AHPSa. Prot. 6190, ff. 86 y ss.
AHPSa. Prot. 6194, f. 257.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 54 y ss.
AHPSa. Prot. 6199, ff. 123-125.
AHPSa. Prot. 6203, f. 71v.
AHPSa. Prot. 6197, f. 41v.
AHPSa. Prot. 6216, f. 80v.
AHPSa. Prot. 6230, f. 155.
AHPSa. Prot. 6230, f. 8 y ss.
AHPSa. Prot. 6237, f. 10v.
AHPSa. Prot. 6238, f.1v.
AHPSa. Prot. 6240, ff. 87 y ss.
AHPSa. Prot. 6244, f. 21v.
AHPSa. Prot. 6247, sf. «Pintado en cristal» o «sobre cristal» es como aparece en todos los documentos que conozco sobre pinturas de cuadros y relicarios con esta modalidad. Nunca «bajo cristal».
AHPSa. Prot. 6240, ff. 9 y ss.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 129 y ss.
AHPSa. Prot. 6327, ff. 214-225.
AHPSa. Prot. 6328, ff. 191 y ss.
Desgraciadamente, de la documentación notarial de la villa de Mogarraz sólo se conservan los protocolos relativos a la escribanía de Francisco González Huebra, correspondientes a los años 1862, 1863 (AHPSa. Prot. 7986) y 1864 (AHPSa. Prot. 7987).
Para el entero que Isabel Matheos, viuda de Francisco González, otorga a su hijo, Juan González del Tablado: “nombraron por fieles tasadores y contadores a Francisco González de la Güebra y a Juan González, organista, vezinos deste dicho lugar que, estando presentes, azeptaron y juraron en forma, y se dio prinçipio a los imbentarios, tasa y adjudicación”. (AHPSa. Prot. 6143, f.51) (Cea 1978: 169-232).
Contabilizamos sólo las piezas que consideramos joyas-utensilio (cucharas y tenedores «de vestir», colgando de alguna prenda). En algunos casos «el macho y la hembra» forman una misma pieza. No obstante, aparece también documentada la otra familia de cucharas y tenedores, cubiertos exclusivos de mesa y auxiliares de cocina.
AHPSa. Prot. 6103, ff. 81v y ss.
AHPSa. Prot. 6111, f. 81.
AHPSa. Prot. 6127, f. 12v.
AHPSa. Prot. 6127, f. 12v.
AHPSa. Prot. 1132, f. 101.
AHPSa. Prot. 5981, ff. 152-159v.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 138-157v.
AHPSa. Prot. 5984, ff. 100 y ss.
AHPSa. Prot. 5995, f. 141.
AHPSa. Prot. 5999, f. 79.
AHPSa. Prot. 6903, f. 23.
AHPSa. Prot. 6903, f. 60.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 15-19v Sic por machihembrado, encastrado.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 15-19v.
AHPSa. Prot. 6002, f. 60.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 180 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 6 y ss.
Las razones de la buena apariencia en los viajes tienen ejemplos muy ilustrativos en los de Sevilla a las Indias (Cea y García Mouton 2001: 327-354).
AHPSa. Prot. 6147, f. 75.
AHPSa. Prot. 6175, f. 87 y ss.
AHPSa. Prot. 6147, f. 82v.
AHPSa. Prot. 6165, f. 26.
AHPSa. Prot. 6917, f. 161v.
AHPSa. Prot. 6179, f. 119v.
AHPSa. Prot. 6183, f. 27.
AHPSa. Prot. 6183, f. 12.
AHPSa. Prot. 6183, f. 36v.
AHPSa. Prot. 6184, f. 60.
AHPSa. Prot. 6225, ff. 42v y ss.
AHPSa. Prot. 6235, f. 40.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 137v.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 104-115v.
AHPSa. Prot. 6313, f. 33.
Se llaman y son escancianos los seis últimos mozos que han contraído matrimonio el año anterior, nombrados por el Ayuntamiento el primer día de enero en el atrio de la iglesia, a la salida de misa mayor: «El casado más antiguo de los seis era considerado jefe. Esa noche –iluminados por el farol que portaba el escanciano primero, abriendo la comitiva, y los cinco restantes, cada uno tocando la sartén con una llave y acompañados del tamboril y la gaita– iban a felicitar los Años Nuevos a las autoridades (concejo, clero, juez y escribano). Escancianos y escancianas tenían que organizar seis cenas, una en casa de cada uno de los matrimonios, y todas debían ser exactamente iguales en cantidad y menú. La primera tenía lugar el día de Reyes; la segunda, el 2 de febrero, día de las Candelas; la tercera, la Pascua de Resurrección; la cuarta, el jueves de la Ascensión; la quinta, la Pascua de Pentecostés o «Pascuaencima» y, la sexta y última, el jueves de Corpus Christi. Al final de la cena bailaban estos seis matrimonios en casa hasta el amanecer. Los escancianos tenían como obligación correr los gallos el lunes de Aguas y «dar el trago» de vino el día de la romería. Vestidos con sus mejores galas, «corrían los gallos» a caballo en el solano de la iglesia. Colocaban un cordel, de esquina a esquina de la calle, al que ataban seis gallos, junto a las «casas de la cruz», y cada uno de los escancianos arrancaba la cabeza a su gallo «a tirón», carrera arriba, carrera abajo, a caballo. Esa noche se cenaba el gallo con toda la familia, y al día siguiente el Ayuntamiento les obsequiaba con una «galleta» de vino, que viene a hacer como medio cántaro y cenaban los seis juntos. Durante los tres días de Carnaval se celebraba baile en la plaza. Las mozas, con sus mejores trajes, daban vueltas diciendo «hu, hu, hu», otras iban vestidas de «hilanderas». A las que estaban «majas» no les tiraban el «sillo» o aguamiel, sino a los «ensabanaos». El martes de Antruejo salían a caballo los seis matrimonios escancianos con los «maragatos» [vistosos adornos de las caballerías, denominados así, quizá, por el recuerdo de los que llevaban las de los maragatos, cuando, arrieros serranos y maragatos, se cruzaban en sus correspondientes andaduras. Las caballerías serranas, tradicionalmente adquiridas en la arriería a Galicia, iban muy enjaezadas en esta celebración, con la enjalma, sobrenjalma y los ataharres de atrás, de colores muy vivos]. El marido iba delante, con la bota de vino y cigarros para ofrecer a los más allegados, la mujer atrás, sentada a la mujeriega y engalanada con cintas portuguesas antiguas, de las de «pulir a los santos» [sic por adornar], y caramelos para tirar obsequiando. Llevaban las caras cubiertas con máscaras y cuando encontraban a un amigo el escanciano le daba la bota de vino y ella un puñado de caramelos». Informó, en abril de 1979, el matrimonio formado por Moisés Serrano y Francisca Becerro, que fueron escancianos durante el año 1945. De algún modo, ese papel comunitario de los seis «escancianos» se completaba con el (litúrgico-jocoso) de los «coscorroneros», dos jóvenes que, habiendo contraido matrimonio el año anterior, apostados junto a las pilas de agua bendita (cercanas a las puertas de acceso al templo), con un palo y una vejiga en el extremo, tenían la función de aporrear a quienes, distraídos al entrar en la iglesia para asistir a los oficios de Semana Santa, entre el jueves y el sábado de gloria, intentaban tomar agua bendita para santiguarse.
En el catálogo de Fernando Durán, Subastas de Arte, mayo de 1989 (nº 572, p.135), salió a subasta un barquillo, machiembrado, de plata con marcas de Salamanca, fiel contraste de Juan Montero, del platero Cardeñosa, año 1759, e inscripción que dice: “Jvan del Pverto”, apellido notable de Mogarraz y La Alberca. Coincidencias que hacen pensar en una más que probable pieza-testigo mogarreña.
AHPSa. Prot. 6143, f. 51.
AHPSa. Prot. 6143, f. 51 y ss.
AHPSa. Prot. 6103, ff. 81v y ss.
AHPSa. Prot. 6105, f. 138.
AHPSa. Prot. 6106, f. 184.
AHPSa. Prot. 6107, ff. 194 y ss.
AHPSa. Prot. 6107, f. 69.
AHPSa. Prot. 6107, ff. 194 y ss.
AHPSa. Prot. 6107, f. 69.
AHPSa. Prot. 6111, f. 81.
AHPSa. Prot. 6112, f. 4.
AHPSa. Prot. 6120, f. 116v.
AHPSa. Prot. 6127, sf.
ADS. 113/35. Estas Constituciones constan de 40 folios aprovechados solamente por el folio recto. Según el informante y cofrade Tomás de los Hoyos Martín, es tradición que los bizcochos con que se convida en el refresco de esta fiesta tienen la medida de los pies de Cristo.
AHPSa. Prot. 6198, f. 4.
AHPSa. Prot. 1132, f. 101.
AHPSa. Prot. 1136, f. 9.
AHPSa. Prot. 1138, ff. 8 y ss.
AHPSa. Prot. 1139, ff. 1-6.
AHPSa. Prot. 1141, f. 40v.
AHPSa. Prot. 1142, f. 9v.
AHPSa. Prot. 7751, f. 27.
AHPSa. Prot. 5981, ff. 152-159v.
AHPSa. Prot. 5982, f. 214v.
AHPSa. Prot. 5984, ff. 100 y ss.
AHPSa. Prot. 5985, ff. 58-61v. La informante Ascensión Sánchez nos contaba, en marzo de 2020, que las dos familias tradicionalmente más ricas de Cepeda eran las de los Gascón y los Felipe.
AHPSa. Prot. 5984, ff. 90-103v.
AHPSa. Prot. 5988, ff. 21.23v.
AHPSa. Prot. 5991, ff. 89-93v.
AHPSa. Prot. 5991, ff. 174 y ss.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 75-76v.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 138-157v.
Cruz Valdovinos, José Manuel (2006: 264-265). Vaso de camino de los de encaxe con marca de la ciudad de Salamanca, por el mercader Francisco Villarroel, entre 1707 y 1749, figs: 124-125.
Sanz Serrano (1986:97), explicando la figura nº 66 de Antiguos dibujos de platería sevillana, presenta «tres vasos cilíndricos lisos, metidos unos dentro de otros, siendo el más pequeño el único que tiene una moldura en el borde. Su título no tiene duda, ya que dentro del vaso mayor se halla su nombre, «vasos restrañidos» o «juego de vasos», y da como fecha la de 1679.
AHPSa. Prot. 5994, ff. 161-162v.
AHPSa. Prot. 5994, ff. 3-6v.
AHPSa. Prot. 5994, ff. 108-118v.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 117-123v.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 124-127.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 27-28.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 61-66.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 75-78v.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 124-127v.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 75-78v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 289-294v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 301-306.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 96-102v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 200-211.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 268-271v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 197-202.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 132-133v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 236-239
AHPSa. Prot. 5998, ff. 216-219.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 96-99v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 27-32.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 47-48v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 134-137.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 46-51v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 778y ss.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 127-131.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 71-75v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 126-132.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 13-17.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 11bis-19 bis.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 1-4v.
AHPSa. Prot. 6903, f. 15v.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 18-21.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 15-19v. Este vaso de Cepeda con encaje, de camino, viene a coincidir con los estudiados por Cruz Valdovinos de la Colección Hernández –Mora Zapata, op. cit., con marca salmantina de Francisco Villarroel, figs. 124-125, pp. 264-265.
AHPSa. Prot. 6000, f. 31v.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 29-32v.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 77-82.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 9-10v.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 48-54.
AHPSa. Prot. 6002, f. 60.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 48-54.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 52-57v.
AHPSa. Prot. 6005, ff. 72-77.
AHPSa. Prot. 6006, ff. 77-81v.
AHPSa. Prot. 6007, ff. 142 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 180 y ss.
AHPSa. Prot. 6009, ff. 100 y ss.
AHPSa. Prot. 6010, ff. 148 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff.40 y ss.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 6 y ss.
AHPSa. Prot, 6020, f. 100.
AHPSa. Prot. 6021, f. 88.
AHPSa. Prot. 6993, sf.
AHPSa. Prot. 6144, ff. 170 y ss.
AHPSa. Prot. 6175, ff. 86 y ss y 92 y ss. Entre otros muebles y alhajas que figuran en este testamento y en el inventario post mortem, destacan «el escritorio grande, de fábrica de Salamanca, que está en la sala contigua al huerto, sobredorado con cuatro cajones y pizarra enzima, un espadín con puño y cabos de plata, tres bufetes, diez sillas de moscobia y madera de nogal, un escritorio dorado con tapa de nogal, un escritorio de concha, quatro bancos de respaldo, una Bandeja de plata laboreada de 30 onzas, una servilla [sic por salvilla ¿ la que le había dejado en testamento a su sobrino Francisco Pablo? ] de plata de 32 onzas, un jarro de plata de 16 onzas, otro jarro de plata de 24 onzas, un espadín con empuñadura de plata y su viricú; las armas de la descendencia y antezesores de Don Antonio, dos tapices de colgadura y una caja de pino con dos pelucas blancas. En el bendedero [de la bodega], una cuba bazía, de mano, de doze cántaros».
APM. Inventario de Nuestra Señora de la Questa que comienza en el año 1637, sf.
AHPSa. Prot. 6179, ff. 141-145v.
AHPSa. Prot. 6180, f. 110.
AHPSa. Prot. 6180, f. 68v.
AHPSa. Prot. 6183, f. 27.
AHPSa. Prot. 6183, f. 12.
AHPSa. Prot. 6184, f. 49.
AHPSa. Prot. 6184, ff. 60 y ss.
AHPSa. Prot. 6186, f. 233.
AHPSa. Prot. 6186, f. 238v.
APSEstbn. Cuentas de la Ermita de Nuestra Señora de la Leche de 1681, sf.
APSEstbn. Cuentas de la Ermita de la Leche de 1690, sf.
APSEstbn. Inventario de alhajas de Nuestra Señora de la Paz, sf.
AHPSa. Prot. 6189, ff. 10 y ss.
AHPSa. Prot. 6193, f. 95.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 34 y ss.
AHPSa. Prot. 6199, ff. 123-125.
AHPSa. Prot. 6021, fs.
AHPSa. Prot. 6225, f. 39.
AHPSa. Prot. 6225, f. 92v.
AHPSa. Prot. 6225, ff. 25 y ss.
AHPSa. Prot. 6232, f. 63.
AHPSa. Prot. 6232, f. 63.
AHPSa. Prot. 6235, f. 151.
AHPSa. Prot. 6235, f. 382.
AHPSa. Prot. 6237, ff. 3v y ss.
AHPSa. Prot. 6238, ff. 10 y ss.
AHPSa. Prot. 6243, f. 37.
AHPSa. Prot. 6298, ff. 47-50.
AHPSa. Prot. 6299, f. 56.
AHPSa. Prot. 6302, f. 112.
AHPSa. Prot. 6305, f. 56.
AHPSa. Prot. 6306, ff. 154-158.
AHPSa. Prot. 6322, f. 137v.
AHPSa. Prot. 6322, ff. 54-60.
AHPSa. Prot. 6913, f. 182.
La figura del escribano aparece documentada en esta comarca serrana, en más de una ocasión, como pendenciero, bravucón y de vida disoluta, en este caso en «líos de faldas». En la villa de Cepeda, año 1733, se afirma «que Sevastián Díez y Varrio, excrivano numerario de ella, á dado mucho escándalo y mal exemplo, a sus vecinos por haber andado mal entretenido con cuatro o zinco mujeres casadas y, en ellas, una viuda […], condenándole el Juez Eclesiástico de este obispado, en dos años de destierro». AHPSa. Prot. 6240, ff: 3 y ss. Díez Barrio consta como escribano de número en Cepeda desde 1712 a 1730 (protocolos nº: 5999, 6903 y 6000), y desde 1738 a 1747 respectivamente (prots. nº 6002-6003 y 6004).
Sobre el tema de la apariencia, vid. en Molina Álvaro y Jesusa Vega (2004) especialmente los capítulos 4 y 5 sobre La cuestión de la apariencia y la construcción de la imagen pública, y El lujo y la moda en la construcción de las apariencias, pp. 88-142. También Cea (2002: 101-133).
(Piquereddu 2004: 317-370, figs. 162-166, 616-631). Refiriéndose al escarbadientes, informa el autor del siguiente tratado en la nota 6: "F. Martínez del Castrillo, Coloquio breve y compendioso sobre la materia de la dentadura y maravillosa obra de la boca, Valladolid, 1557".
AHPSa. Prot. 6189, ff. 76v.
Cito por la edición crítica de Blanca de los Ríos (1958: 863), Tomo III, Acto I.
Sobre este refrán, vid. Cea (1992: 25-26 y 1999: 204).
AHPSa. Prot. 6143, ff. 51 y ss.
AHPSa. Prot. 5985, ff. 34 y ss.
AHPSa. Prot. 5986, ff. 23-25v.
AHPSa. Prot. 5986, ff. 23-25v.
AHPSa. Prot. 5988, ff. 21-23v.
AHPSa. Prot. 5990, ff. 26-28.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 117-123v.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 89-92v.
AHPSa. Prot. 6189, ff. 76 y ss.
AHPSa. Prot. 6189, ff. 76 y ss.
AHPSa. Prot. 6320, ff. 56 y ss.
AHPSa. Prot. 6233, ff. 245v y ss.
AHPSa. Prot. 6303, f. 175.
AHPSa. Prot. 6145, f. 30.
AHPSa. Prot. 6103, f. 98.
AHPSa. Prot. 6105, f. 115.
AHPSa. Prot. 6108, f. 127v.
AHPSa. Prot. 6109, f. 4.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 47 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 5 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 9 y ss.
AHPSa. Prot. 6118, f. 161.
AHPSa. Prot. 1139, ff. 1-6.
AHPSa. Prot. 5976, ff. 27 y ss.
AHPSa. Prot. 5978, ff. 137 y ss.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 61-66v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 130-135v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 157-161v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 274-279v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 336-339.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 398-401.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 190 y ss.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 46-51v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 71-75v.
AHPSa. Prot. 6903, f. 23.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 18-21.
AHPSa. Prot. 6000, ff.2-3v.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 56-60.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 1-4.
AHPSa. Prot. 6000, ff. 55v-60v. La cursiva es mía.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 191-194v.
AHPSa. Prot. 6004, ff.191-194v.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 15-21v.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 79-82v.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 140v y ss.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 152-154v.
AHPSa. Prot. 6004, ff. 236-238.
AHPSa. Prot. 6006, f. 81.
AHPSa. Prot. 6005, ff. 72-77.
AHPSa. Prot. 6006, ff. 77-81v.
AHPSa. Prot. 6006, sf.
AHPSa. Prot. 6007, ff.137 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 5 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 9 y ss.
AHPSa. Prot. 6009, ff. 45 y ss.
AHPSa: Prot. 6010, ff. 212 y ss.
AHPSa. Prot. 6012, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6010, ff. 221-224.
AHPSa. Prot. 6011, ff. 26 y ss. La advocación de Nª Sª de los Remedios, en la parroquial salmantina de San Julián, fue también muy venerada en esta Serranía de Francia, devoción atestiguada con mandas de misas en testamentos. En inventario de Agustina Rodríguez, Sequeros, año 1705, consta «una Lámina nueba de Nuestra Señora de los Remedios». AHPSa. Prot. 6237, f. 37v.
AHPSa. Prot. 6012, ff. 81 y ss. La Cruz de los Ángeles o Cruz de Oviedo tuvo importante presencia en la joyería serrana en el siglo XVIII: 29 piezas en La Alberca entre 1750 y 1775 y 3 en Cepeda, entre 1772 y 1788. En La Alberca se conservan cuatro ejemplos en 1801 y 1804 y 2 en Cepeda, años 1804 y 1806. También, la segoviana advocación de Nª Sª del Henar, tanto en medallas como en estampas grabadas. (Cea 1996: 187-236).
AHPSa. Prot. 6012, ff. 81 y ss. La Cruz de los Ángeles o Cruz de Oviedo tuvo importante presencia en la joyería serrana en el siglo XVIII: 29 piezas en La Alberca entre 1750 y 1775 y 3 en Cepeda, entre 1772 y 1788. En La Alberca se conservan cuatro ejemplos en 1801 y 1804 y 2 en Cepeda, años 1804 y 1806. También, la segoviana advocación de Nª Sª del Henar, tanto en medallas como en estampas grabadas. (Cea 1996: 187-236).
AHPSa. Prtp. 6012, ff. 142 y ss.
AHPSa. Prot. 6012, ff. 187 y ss.
AHPSa. Prot. 6013, ff. 65 y ss.
AHPSa. Prot. 6013, f. 10v.
AHPSa. Prot. 6015, ff. 3 y ss.
AHPSa. Prot. 6017, f. 233.
AHPSa. Prot. 6017, ff. 187 y ss.
AHPSa. Prot. 6150, f. 199v.
AHPSa. Prot. 6145, f. 3v.
AHPSa. Prot. 6194, f. 97.
AHPSa. Prot. 6204, f. 1v.
AHPSa. Prot. 6147, f. 82v.
AHPSa. Prot. 6236, ff. 20 y ss.
AHPSa. Prot. 6237, ff. 37 y ss.
AHPSa. Prot. 6242, ff. 57 y ss.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 266 y ss.
AHPSa. Prot. 6244, f. 46.
AHPSa. Prot. 6244, f. 125.
AHPSa. Prot. 6245, ff. 36 y ss.
AHPSa. Prot. 6247, f. 116v.
AHPSa. Prot. 6247, f. 56v.
AHPSa. Prot. 6248, f. 135.
AHPSa. Prot. 6248, ff. 83 y ss.
AHPSa. Prot. 6248, ff. 256 y ss.
AHPSa. Prot. 6249, f. 51.
AHPSa. Prot. 6230, f. 145v.
AHPSa. Prot. 6251, f. 92v.
AHPSa. Prot. 6251, ff. 105 y ss.
AHPSa. Prot. 6252, f. 819.
AHPSa. Prot. 6252, ff. 127 y ss.
AHPSa. Prot. 6237, ff. 37 y ss.
AHPSa. Prot. 6315, fs.
AHPSa. Prot. 6176, ff. 11 y ss.
AHPSa. Prot. 6318, fs.
AHPSa. Prot. 6318, fs.
AHPSa. Prot. 6318, fs.
AHPSa. Prot. 6320, fs.
AHPSa. Prot. 6320, f. 3.
AHPSa. Prot. 6321, f. 265.
AHPSa. Prot. 6321, ff. 4 y ss.
AHPSa. Prot. 6322, ff. 54-60
AHPSa. Prot. 6322, ff. 121-124.
AHPSa. Prot. 6323, ff. 118-123v.
AHPSa. Prot. 6323, ff. 170-180v.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 188-190v.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 203-206v.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 32-35v. Me atrevo a considerar que el tal nombre de Marivela no fuera diminutivo de María Isabela y sí Vela, nombre de pila de mujer, como lo fue en la Sierra, hasta los años 70 del pasado siglo, el de Mon Vela para el varón, en honor de Simón Roland, santo sin aureola, popularmente conocido en Salamanca como Simón Vela, descubridor de las imágenes de la Peña de Francia.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 32-42.
AHPSa. Prot. 6324, ff. 76-78. La advocación de la toledana Virgen del Sagrario está muy representada en medallas y relicarios en los inventarios serranos y candelarios.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 277-280.
AHPSa. Prot. 6166, f. 3.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 7-21.
AHPSa. Prot. 6329, ff. 152 y ss.
AHPSa. Prot. 1155, ff. 150-154v.
AHPSa. Prot. 5975, f. 1.
AHPSa. Prot. 6020, ff. 61 y ss.
AHPSa. Prot. 6022, ff. 156 y ss.
AHPSa. Prot. 6023, f. 1.
AHPSa. Prot. 6935, fs.
AHPSa. Prot. 6913, f. 165.
AHPSa. Prot. 6913, f. 165.
AHPSa: Prot. 6917, f. 161.
AHPSa. Prot. 6186, f. 74.
AHPSa. Prot. 6215, ff. 30 y ss.
AHPSa. Prot. 6157, f. 200v.
AHPSa. Prot. 6330, ff. 31 y ss.
Refiere al bocio originado por una alimentación deficiente. En Asturias era usual el dicho, principalmente en relación a la mujer, sobre el mal de la pelagra: «fulana tien papu»
Sic por guapas y atractivas.
Se señalan aquí, como en un retrato o mapa, moral y físico, los distintos estereotipos y dictados tópicos con que cada población clasifica y caricaturiza a las otras vecinas: oficios, defectos y cualidades, por valles, en los ejemplos más locales y por comarcas, en los más generalizantes. Sobre los oficios de los habitantes de Linares de Riofrío se dice: «Linares los albarqueros, que cunden toda la España, media cunden de jabón, y otra media con albarcas y un rinconcito que les queda, con las cribas de linaza». Informó Emilio Rosingana, San Esteban de la Sierra, con 100 años de edad en 1979. Sobre los lugares «acumulaos» a la jurisdicción de San Esteban comentó: «Rando, Randino, Valverdejo y los Pajares, que son los cuatro lugares» (hace siglos despoblados). En relación a las labores del lino: «En Linares tenían fama sus espadadoras o espaderas». Correas trae el siguiente refrán: «Frades y Linares, la flor de los lugares; y andando alrededor, Frades es mejor»; y comenta: «Son a la banda de la Peña de Francia» (Op. cit. p. 358, nº 54). Los vecinos de San Martín del Castañar tienen fama de buenas personas entre los propios serranos, a pesar del siguiente dictado tópico: «San Martín y Bembribe, campana rota, a buen entendedor palabras pocas». Informó en Miranda del Castañar Petra Nieto Coca, de 68 años, en abril de 1973.
Sobre el abanico y otros aditamentos, vid. Martínez Alcázar (2018: 321-331).
AHPSa. Prot. 7710, ff. 169-170.
AHPSa. Prot. 7710, ff. 89-94.
AHPSa. Prot. 7751, f. 2.
AHPSa. Prot. 7751, f. 7v.
AHPSa. Prot. 6016, sf.
Estos siete misterios que forman las siete espadas de la Dolorosa se dividen en dos hazes, tres corresponden a la Infancia de Cristo (Circuncisión, Huida a Egipto y Niño perdido y hallado en el templo), y cuatro a su Pasión y muerte (Cruz a cuestas, Crucifixión, Descendimiento y Llanto sobre Cristo muerto y Sepultura).
AHPSa. Prot. 6018, ff. 83-84v. Declaración de Theresa Panchuelo.
AHPSa. Prot. 6023, f. 74.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 122-123. Joaquín Antonio de Coca fue escribano en Miranda de 1744 a 1797 (Prots. 6147 a 6153).
AHPSaAHPSa. Prot.6149, ff.345 y ss. En 1747 Don Rodrigo de Moreta aparece registrado como uno de los caballeros hijosdalgo perteneciente a la Cofradía del Santísimo, conocida como de “los Doce”, de riguroso estatuto de Nobleza y Limpieza de sangre”.
AHPSa. Prot. 6153, f. 20v.
AHPSa. Prot. 6158, f. 83.
AHPSa. Prot. 6917, ff. 161-165.
AHPSa. Prot. 6937, f. 42.
AHPSa. Prot. 7987, f. 34v. Los años 1864 y 1865 son los únicos protocolos que figuran de esta población en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca (AHPSa). La ausencia de documentos mogarreños hace que se resientan los resultados generales en el estudio de la indumentaria serrana, siendo Mogarraz una de las poblaciones principales en la conservación y riqueza de piezas-testigo que han llegado a nosotros.
AHPSa. Prot. 6190, f. 12 y ss.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 34v y ss. Además de las medallas, relicarios y hechuras de bulto, como recuerdo protector y reliquia por contacto de las más afamadas devociones marianas, se expendían también en sus santuarios unas cintas, generalmente de seda, con el tamaño exacto de sus advocaciones y una pequeña estampa impresa en ellas, conocidas como estadales o medidas. De alguna manera sus devotos se apropiaban así de la protección divina, trasladada a sus hogares. En la documentación serrana se encuentran varios ejemplos de estos recuerdos piadosos: en Sequeros, año 1685: «una medida con un Anus Dei, echura de oro». Inv. de Francisco Cordero de las Matas. AHPSa, Prot. 6230, ff. 66 y ss. En Cepeda, año 1690, consta «una Ymagen de Nª Sª de Atocha y una medida açul, grande, it. una colonia, medida de Francia». Inv. del Lcdº Manuel Pérez de Torivio, presbítero. Prot. 5993, ff. 138-157v. En San Martín del Castañar, año 1704: «Una medida de Monserrate». Inv. del Lizdº D. Pedro de Frías. Alcalde mayor de la villa. Prot. 6195, ff. 34 y ss. En 1725, también en San Martín: «Dos medidas doradas de la Peña de Franzia». Prot. 6199, ff. 102 y ss. En Sequeros, año 1750: «Tres medidas de Nª Sª de la Peña de Franzia azules, otras cuatro encarnadas, dos berdes, dos rosetas de medida, azul lila, otra encarnada». Inv. de Francisco Sánchez Montero. Prot. 6245, ff. 29 y ss. En 1750, de nuevo en Sequeros, figuran «quatro medidas encarnadas de colonia, de Nuestra Señora de la Peña de Franzia, dos de lo mismo azules, otras de lo mismo berdes; dos medidas hechas lazos, otra medida azul de listón». Inv. de Francisca Gascón. Prot. 6245, ff. 36 y ss. Los taxistas de Andújar en Madrid aún llevan el estadal de La Virgen de la Cabeza colgando del retrovisor.
AHPSa. Prot. 6213, f. 224.
AHPSa. Prot. 7523, ff. 94 y ss.
AHPSa. Prot. 6240, f. 65v.
AHPSa. Prot. 6248, ff. 6-7. Francisco Berrocal Montero, fallecido en 1763, ejerció el cargo de escribano en Sequeros desde 1736 a 1762. De su mano son los protocolos 6241 a 6247 inclusive.
AHPSa. Prot. 6917, ff. 161 y ss.
AHPSa. Prot. 7523, ff. 94 y ss.
AHPSa. Prot. 7751, ff. 24v y 26.
AHPSa. Prot. 1132, f. 101.
AHPSa. Prot. 6175, ff. 86 y ss.
AHPSa. Prot. 6165, f. Bis [sic].
AHPSa. Prot. 6244, f. 196.
AHPSa. Prot. 6111, ff. 40 y ss.
«canónigo racionero en Ávila […], hixo de este pueblo, colocado en Iglesia Catedral; fabricó toda la nueva capilla de la Virgen del Rosario […], toda la fábrica, material, el Altar, el dorado, la rexa del comulgatorio y todo el adorno de dicha capilla […] y fundó una capellanía en 1788[…], se le puso en la pared de la capilla […] la inscripción siguiente, grabada en pizarra con letras de oro: Dom.[inus] Joa. [nnes] Emman.[uel] Hoyos. Abulen[sis]. Ecles[siae]. Praeb[bendatus] Qui templum istud Auxit. Ann.[o] MDCCLXXVII. Hic Monument[um]. Post eius. obit[um] cogn[overun]t. Posuere». APA. Caxa de 1755, ff. 155 y ss. 730 AHPSa. Prot. 6150, f. 159.
AHPSa. Prot. 6150, f. 159.
Una primera versión del reloj como joya utensilio se publicó en (Cea 2012: 410-411) el cap. VI. 6.3; pp: 410-411, de Cuando las cosas hablan…Historia de Salamanca VI, Recapitulación, Fuentes…, en Ricardo Robledo (coord.) Salamanca: CES, 2012.
Onomatopeya del sonido de los relojes con las variantes de campanilla del din, don, dan, o el tic tac.
AHPSa. Prot. 6111, ff. 40 y ss, y APA. Libro de Caxa de 1755, ff. 21 y ss.
AHPSa. Prot. 6107, f. 76.
AHPSa. Prot. 1140, f. 11.
AHPSa. Prot. 1143, f. 29.
AHPSa. Prot. 1153, 19 ff.
AHPSa. Prot. 1154, f. 4. Un Joaquín Rico Peña ejerció como escribano en Candelario entre 1811 y 1847, Protocolos 1146-1155.
AHPSa. Prot. 7751, ff. 133v-134. Plaqué es chapa o lámina fina de plata o de oro.
AHPSa. Prot. 7751, f. 10v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 212-215v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 62-65v.
Gállego, op.cit., pp. 266-269.
AHPSa. Prot. 6620, ff. 70 y ss.
AHPSa. Prot. 6023, ff. 26 y ss.
Abraham Luis Breguet, nacido en Neuchatel, año 1747, se estableció en París hasta su fallecimiento en 1823. Fue importante relojero que inventó el espiral de su nombre, el reloj de repetición, e introdujo una serie de innovaciones en la industria relojera. Es considerado el mejor relojero de la Historia.
APM. Inventario de Nª Sª de la Questa de 1637, el 6 de julio de 1766, f. 79. don Antonio de la Parra aparece como alcalde de la Cofradía de la Veracruz de Miranda en 1753 y en 1754, como Mayordomo de la de los «Colorados» Venticuatro del Santísimo, en esa misma parroquial. Vid. en Cofradía Colorados de 1698, f. 190.
APM. Ibidem, f. 84v.
AHPSa. Prot. 6901, ff. 89 y ss.
AHPSa. Prot. 6189, f. 196v.
Viena, Kunsthistorisches Museum, c. 1650.
Este ejemplo es el fragmento final de un bolero del siglo XVIII conservado en Llanes (Asturias) y conocido como El Polinario. Informante Benita Mijares (Cea 1978a: 29). Id. La Canción del mar en Llanes (Asturias), en soporte sonoro. Madrid, Dial Discos Serie Nevada ND-5013, 1977; interpreta el Cuarteto Cea.
Cuando yo era niño, recuerdo haber oído comentar a mi madre y a otras mujeres: «Fulana era muy guapa, pero tenía unos andares muy feos». También se desaprobaba la belleza de una mujer por los pies grandes; la medida ideal del calzado femenino se cifraba entre un 35 y un 36.
Como afirma Mateu Prats en «El clauer en Ibiza, a partir de la documentación del siglo XVII (Aspectos formales, sociales y simbólicos)» (1996: 155-181), podría darse parentesco entre este manojo de llaves de la santa Isabel, en la pintura de Sequeros, y el clauer ibicenco. De la misma autora, vid. “Joyas de plata en la tradición ibicenca: el clauer y la emprendada de plata y coral” (2009: 507-528).
Todos los informantes coinciden en señalar el otoño como la estación más apropiada para la celebración de las bodas, por ser el tiempo de las cosechas y frutos con que familiares y vecinos obsequiaban a los novios en los distintos ofrecijos, meticulosamente ritualizados. Cada casa debía regalar en proporción a lo que en su momento había recibido. Por eso se decía que los regalos de boda «eran panes prestados». Informó en La Alberca Tomás de los Hoyos Martín, de 80 años en 1982.
AHPSa. Prot. 1142, ff. 7 y ss.
AHPSa. Prot. 6120, f. 44v.
AHPSa. Prot. 1142, 14 ff.
AHPSa. Prot. 1151, f. 6.
AHPSa. Prot. 1151, ff. 107 y ss.
AHPSa. Prot. 1152, ff. 8 y ss.
AHPSa. Prot. 1152, ff. 11-13.
AHPSa. Prot. 1153, ff. 62-63v.
AHPSa. Prot. 1153, f. 94.
AHPSa. Prot. 1153, ff. 67-68.
AHPSa. Prot. 1153, 19 ff.
AHPSa. Prot. 1153, f. 2.
AHPSa. Prot. 1154, 14 ff.
AHPSa. Prot. 1154, f. 44.
AHPSa. Prot. 1154, f. 80.
AHPSa. Prot. 1154, ff. 79-81.
AHPSa. Prot. 1154, ff. 82-84.
AHPSa. Prot. 1155, ff. 36-37. Por los llamados Cumplimientos o Cumplimientos de las 40 horas se entienden en Candelario las fechas en que está señalado regalar durante el noviazgo en alhajas y dinero a lo largo del año, especialmente el novio a la novia, y que constan en los documentos: «por un día de mercado en Béjar», o «para el caldero»; «por la Nochebuena»; «el día de Añonuevo»; «en el Carnaval» o «Entruejo»; «por carnestolendas»; «Jueves Santo y Pasqua de Resurrección»; «por la Feria de Béjar» o «Feria de San Juan» y «el día de San Juan por enramada», o «el primero y segundo día de San Juan Bautista»; «el primero y segundo día de Corpus Christi»; «por el día de la Cruz» [¿de mayo o de septiembre?]; «el día de Santiago y el de Santa Ana»; «para los coguillos»; «el primer día que visitó a la novia»; «el primer día que estuvo de matanza»; «el día de haberlos traído a casa» [los suegros a los novios]; «el día de las arracadas» entre otros, especialmente «la noche [o el día] de la Vista» y «en el ofrecijo del tálamo el día de la boda». De manera genérica o sin concretar fechas se utilizan las frases siguientes: «para los demás cumplimientos en días señalados» u «otro día señalado» que no se especifica. En la carta dotal de Marcelino G. Peña, año 1868, consta, sólo en cumplimientos, un gasto de 1.000 reales, tanto como en las Vistas que dio a su mujer. AHPSa: Prot. 8131, ff. 28v y 29. Los regalos entre novios podían hacerse extensivos también a la familia y criados, v.gr.: «a su hermana Adelayda, a la tía Ana, a su abuela, a los criados de Francisco Rico, a su padre». Vid. dote de Francisco Vallejera, padre de María Vallejera González, a favor de su esposo, Juan Pavón Ynesa, vecino de Toledo, año 1861. AHPSa: Prot. 7710, ff. 169-170. En La Alberca, ese primer día en que era invitada la novia a la matanza del cerdo, en casa de sus suegros o «señores», debía pasar por «la prueba del bandujo», víscera particularmente dura y viscosa de limpiar. Así se demostraba (o no) la destreza y hacendosidad de la futura nuera.
AHPSa. Prot. 1155, ff. 8 y ss.
AHPSa. Prot. 1155, f. 5.
AHPSa. Prot. 7710, f. 8v.
AHPSa. Prot. 7710, f. 131.
AHPSa. Prot. 7749, f. 154v.
Sobre los pañuelos de manila en la Sierra de Francia y Candelario, vid. Cea (2004: 243).
AHPSa. Prot. 7749, ff. 159-161v.
AHPSa. Prot. 7749, f. 161v.
AHPSa. Prot. 7749, f. 3v.
AHPSa. Prot. 7751, f. 3v.
AHPSa. Prot. 7751, f. 7v.
AHPSa. Prot. 5984, f. 57.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 170-171.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 12-13v.
AHPSa. Prot. 6903, ff. 94-97.
AHPSa. Prot. 6007, ff. 133 y ss.
AHPSa. Prot. 6021, f. 5.
APSEtbn. Libro de Fábrica de 1800, f. 33.
AHPSa. Prot. 6172, f. 12.
AHPSa. Prot. 6172, f. 58.
AHPSa. Prot. 6917, ff. 161 y ss.
AHPSa. Prot. 6226, f. 48v.
AHPSa. Prot. 6243, ff. 266 y ss.
AHPSa. Prot. 6247, f. 116v.
AHPSa. Prot. 6285, ff. 30v y ss.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 189-192.
AHPSa. Prot. 6327, ff. 87-90v.
AHPSa. Prot. 6323, ff. 31-34.
Las brazaleras albercanas son bastante más cortas que las esquileras mogarreñas (con esquilas, cascabeleras y el cuerno de marfil), que bajan a la altura de las cortapisas.
AHPSa. Prot. 6008, f. 5 y ss.
AHPSa. Prot. 6126, f. 93.
AHPSa. Prot. 6126, f. 94.
AHPSa. Prot. 6024, f. 90v.
AHPSa. Prot. 6216, f. 80v.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 219 y ss.
AHPSa. Prot. 6917, f. 161.
AHPSa. Prot. 6123, f. 293. Vid., en Alarcón Román, Catálogo de amuletos… (1987: 45, nº 1514).
AHPSa. Prot. 6124, f. 111v.
AHPSa. Prot. 6016, f. 112.
AHPSa. Prot. 6020, f. 100.
AHPSa. Prot. 6023, ff. 54 y ss.
AHPSa. Prot. 6149, f. 304.
AHPSa. Prot. 6149, ff. 345 y ss.
AHPSa. Prot. 6159, f. 131.
APMF. Libro de Alhajas del Niño Jesús, año 1626, sf.
AHPSa. Prot. 6184, f. 60.
AHPSa. Prot. 6186, f. 238v.
APMF. Libro de Ánimas: Alhajas del Niño Jesús 1831; ff. 38-38v.
AHPSa. Prot. 6921, ff. 170 y ss. El dijero incluía siempre la chupadera.
APSEstbn. Inventario de 1788, ff. 8 y ss.
AHPSa. Prot. 6203. ff. 43-44.
APSMtn. Libro de la Cofradía del Rosario de 1689 a 1761, f. 435v.
APSMtn. Inventario de la Cofradía del Rosario de 1883, f. 2.
AHPSa. Prot. 6252, f. 819.
AHPSa. Prot. 6326, ff. 36-54.
(Bardi 1973:108-109, lám. LXIV). Sobre los amuletos en el retrato del príncipe Felipe Próspero de Velázquez, vid. (Arbeteta 1991: 373-384).
Gállego (1990: 194-197).
Vid. Alarcón Román, op. cit., sv. sonajero, p. 95 (nº 9.545).
Sin duda, el mejor momento para disfrutar el traje de Davias mogarreño es el 5 de agosto, durante el ritual del ofertorio en la plaza, y en La Alberca, el de Vistas, en la fiesta del Corpus Christi y en la de la Asunción, el día 15 de agosto.
AHPSa. Prot. 6103, f. 77v.
AHPSa. Prot. 6107, ff. 194 y ss.
AHPSa. Prot. 6112, f. 4.
AHPSa. Prot. 6120, f. 44.
AHPSa. Prot. 6123, f. 293.
AHPSa. Prot. 6123, f. 94.
AHPSa. Prot. 6124, f. 111v.
AHPSa. Prot. 1143, f. 4 y ss.
AHPSa. Prot. 6126, f. 94.
AHPSa. Prot. 1140, ff. 94 y ss.
AHPSa. Prot. 1133, f. 19v.
AHPSa. Prot. 1133, f. 6v.
AHPSa. Prot. 1133, f. 19v.
AHPSa. Prot. 1140, ff.ss.
AHPSa. Prot. 1142, ff. 67 y ss.
AHPSa. Prot. 1833, 19 ff.
AHPSa. Prot. 5987, ff. 95-96v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 157-161v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 140-141v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 40-42v.
AHPSa. Prot. 6023, ff. 40 y ss.
AHPSa. Prot. 6147, ff. 61-61v. Aunque no se conserva la campanita, sí la imagen de la que fue devota doña Margarita.
AHPSa. Prot. 6186, f. 170v.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 245 y ss.
AHPSa. Prot. 6192, f. 46.
AHPSa. Prot. 6193, f. 95.
AHPSa. Prot. 6195, ff. 16 y ss.
AHPSa. Prot. 6197, ff. 36 y ss.
APSMtn Libro de la Cofradía del Rosario. Inventario de 1883, f. 2.
AHPSa. Prot. 6301, ff. 110v y ss.
AHPSa. Prot. 6303, f. 214v.
AHPSa. Prot. 6311, ff. 1-8v.
A comparar con caballo fantástico con su jinete de oro, esmeraldas y perlas berruecas, siglo XVI (Londres. British Museum). Igualmente, con el caballo alado y escamado con cola en flor de lis presentado como trabajo de maestría por «Pere Iuan Bastons/ Me a fet a 13 de [tachado el mes de marzo, o mayo]/ 1593», en Llibre de Passanties... f. 316, citado por Müller (1972: 36 y 89). Dibujos de Antonio Cea.
Comparto con Camón Aznar (1964:437) la teoría de que el personaje, aquí descrito, es una enana y no un enano, ya que «desde el cabello a los pies, todo su atuendo es femenino». En nuestra opinión, el collar y la mandila, en lugar del babador, no admiten dudas sobre el género del personaje (cfr. Gállego, Julián, Ibidem, p. 202).
AHPSa. Prot. 6008, ff. 212 y ss.
AHPSa. Prot. 1154, en folio suelto, sin año.
AHPSa. Prot. 5985, ff. 96-97v.
AHPSa. Prot. 5986, ff. 23-26.
AHPSa. Prot. 5986, ff. 23-25.
AHPSa. Prot. 5991, f. 150v.
AHPSa. Prot. 5992, ff. 79 y ss.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 75-76v.
AHPSa. Prot. 5993, ff. 16-18v.
AHPSa. Prot. 5990, ff. 181-183.
AHPSa. Prot. 5995, ff. 117-123v.
AHPSa. Prot. 5996, ff. 113-116v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 130-135v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 96´102v.
AHPSa. Prot. 5997, ff. 268-271v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 70-72.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 132-133v. En inventario de Pedro Joseph de Huerta, Sequeros, 1747, consta «una lechisangre engarzada en plata, 5 reales», Prot. 6244, f. 147v.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 255-258v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 211-212.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 229-230v.
AHPSa. Prot. 5999, ff. 3 y ss.
AHPSa. Prot. 6002, ff. 84-92v.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 136 y ss.
AHPSa. Prot. 6159, f. 31.
AHPSa. Prot. 6933, f. 1v.
AHPSa. Prot. 6147, f. 82v.
AHPSa. Prot. 6159, ff. 134v-135v.
AHPSa. Prot. 6184, f. 60.
AHPSa. Prot. 6186, ff. 52 y ss.
AHPSa. Prot. 6212, f. 144.
AHPSa. Prot. 6288, ff. 251-262v.
Creo que la voz peste debe entenderse aquí, sensu lato, como mal olor o fetidez que proviene de lugar o de persona, de la que la poma defiende con su perfume.
Piqueredu (op. cit, p. 328) reserva un epígrafe para la joya portaprofumi (poma de oler) en variantes de pequeño incensario, que denomina joya d´ampolla (figs. 665-666, 668) y otras, tubulares o cilíndricas (¿nuestros cañoncitos?), figs. 669-670. Mateu (2015: 226-228, figs: 173-174) detecta y analiza también la presencia de esta pieza en la indumentaria ibicenca.
Müller (Ibid., p. 64, figs. 75-81, 84-89).
AHPSa. Prot. 5985, ff. 96-97v.
AHPSa. Prot. 5992, ff. 91 y ss.
AHPSa. Prot. 6144, ff. 51 y ss.
AHPSa. Prot. 6144, ff. 51 y ss.
APSMtn. Libro de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario; Inventario de 1883, f. 2. En el repertorio de dibujos sevillanos para los exámenes de maestría de plateros –dentro del apartado que Angulo Íñiguez (La orfebrería en Sevilla, 1922) denomina «vaso cubierto»–, analiza María Jesús Sanz Serrano (op cit., p. 92, lám. 25, fig. 53) un perfumador de los de «calabacilla de peregrino», valorándolo como «del máximo interés tipológico», que no aparece en ese repertorio de dibujos «como pieza de exámen antes de 1700, e incluso no se menciona en ellos hasta 1742».
El bocado del Niño Jesús al morder la manzana, como nuevo Adán, convirtió en luz los ojos del ciego hortelano. Por el árbol del paraíso vino la muerte, por el de la cruz, la vida.
No siempre aparece la manzana como materialización de la culpa original. En algunas épocas e iconografías la pera, la devedada pera, fue la que causó el primer pecado.
AHPSa. Prot. 5998, ff. 70-72v.
AHPSa. Prot. 6007, ff. 142 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 221 y ss.
AHPSa. Prot. 6008, ff. 136 y ss.
AHPSa. Prot. 6194, f. 97.
AHPSa. Prot. 6176, ff. 13-13v.
AHPSa. Prot. 6150, ff. 181 y ss.
AHPSa. Prot. 6247, ff. 118 y ss.
AHPSa. Prot. 5999, ff.238-243.
La belleza de las joyas serranas y candelarias es un proyecto de publicación multimedia realizado por la biblioteca Tomás Navarro Tomás del CCHS-CSIC en colaboración con el Centro de Estudios Salmantinos y la supervisión científica de Antonio Cea, autor de la publicación.
Cita: La sagrada belleza de las joyas serranas y candelarias [en línea] http://biblioteca.cchs.csic.es/JoyasSerranas/ [fecha de consulta]