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JOYAS UTENSILIO

La cuchara y el tenedor o «El macho y la hembra»

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LA CUCHARA Y EL TENEDOR O «EL MACHO Y LA HEMBRA»


La cuchara o cuchar, pieza de uso indistinto del hombre y la mujer, utilizada en fiestas y viajes o «para el camino», es una de las joyas complementarias en la indumentaria, difíciles de imaginar hoy fuera de la casa o de la mesa. El uso de la cuchar está discretamente implantado en estas comarcas salmantinas como joya-utensilio en el cuarto decenio del siglo XVII. Con «el macho y la hembra» (cuchara y tenedor), el vestido cumple una función de utilidad y sentido práctico como no cabe otro mayor ni denominación más primaria. En este caso el elemento principal es la cuchara, mientras el tenedor se describe a veces como extremo: «cuchara de plata con su tenedor al mango» (Miranda 1749). Se echa mano a los cubiertos «de cinto», «de faltriquera» y a los de «brazaleras» o «colganderas» a la hora de reponer fuerzas en las múltiples andaduras de serranos y candelarios con obligada vocación de arrieros y trajinantes, oficios que tanto carácter imprimieron en estos pueblos salmantinos. En los convites, tanto en los denominados «refrescos» festivos como en celebraciones de boda y de honras (entierros y cabos de año), era normal que cada convidado llevara ceñidos sus cubiertos.


Figura 17
Cuchara de viaje con la pala de plata (quebrada) y la manilla de cristal como granate y labor abalaustrada. Dijero del Niño Jesús de La Alberca ¿Siglo XVII?.

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En Cepeda, la villa donde más cuajó esta pieza, hay constancia de 13 ejemplos en el siglo XVII y 15 en el XVIII, entre los años 1640 y 1792. Le sigue La Alberca con 8 piezas, entre 1733 y 1804. En tercer lugar, la villa de Monforte con 7, de 1766 a 1809. Viene después Miranda del Castañar con 6, en la década de 1749 a 1759. Sequeros 4, entre los años 1700 y 1745. Sotoserrano, 2 ejemplos, entre 1648 y 1809. Finalmente, Candelario, 2 en 1705.


Constan en total 57 ejemplares correspondientes a 6 poblaciones en un periodo de 169 años394 .


LÁMINA XIII
Dijero del que cuelga una cuchara de viaje (quebrada la pala de plata). Joyero de Nª Sª de las Candelas ¿Siglo XVII? La Alberca.

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La cuchara y el tenedor o «El macho y la hembra» en la documentación serrana y candelaria

MIRANDA DEL CASTAñAR

     Siglos XVIII-XIX. 1749-1842


     En testamento del año 1749, Francisco Hernández deja dispuesto «que después de mi fallecimiento, ambos mandamos a Francisco Álbarez, nuestro nieto, hixo de Alonso Álbarez y María Hernández, la sortixa de oro que tenemos, una cuchara de plata y la chocolatera o su valor […] It. Mandamos a nuestro nieto, Bernardino Hernández, para después de nuestros días, una cuchara y tenedor de plata, o su valor»413; parece evidente el uso personal de estas piezas.


Figura 17A
Miranda, año 1749. Mandas en testamento de Francisco Hernández a hijos, nietos e imágenes mirandeñas de su devoción, diversas alhajas, entre otras: “a nuestro nieto Bernardino, una cuchara y tenedor de plata, o su valor. Y yo dcho francisco, mando a nrª srª de la Cuesta, unas cortinas de Rasso o Damasco, y unas antepuertas de lo mismo para las ventanas del Camarín, detrás de su trono” (AHPS. Prot. 6147, f.75).

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     No es de menor interés la descripción, en 1750, de «una cuchara de plata pequeña con su tenedor al mango», junto a un relicario y otras joyas en el testamento de Don Antonio Rodríguez de Ledesma, personaje que se cuenta entre las más nobles familias mirandeñas; única joya–utensilio de este tipo documentada en la villa; quizá fuera una de las denominadas «de faltriquera». Constan también «una cuchara grande de plata de cinco onzas y ocho cucharas y seis tenedores [que pesaron] 32 onzas»; estos últimos cubiertos como servicio de mesa414.


     En inventario de 1749, figura «una cuchara de plata pequeña con su tenedor al mango»415.


     En inventario de 1759, se tasan «dos cucharas y dos tenedores de plata que pesan 5 honzas, en 100 reales». No queda claro en este ejemplo si se trata de piezas de mesa, o son joyas–utensilio de las de colgar al cuello, en las brazaleras, o del cinto416.


     Finalmente, en la dote de Don Mariano Díez Nieto de la Peña se hace constar, entre otras alhajas, que en 1842 entraron en concepto de «tálamo nupcial», «un juego de café de china y doce cucharillas de plata en una caja de tafilete»417. Evidentemente, estas cucharillas de plata se han de tomar como alhajas de mesa, pero ayudan a entender el cambio de estilo de vida.


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