> SELECT * FROM textos WHERE capitulo like '%Capítulo 4%' and posicion like 'Posición 113'

JOYAS SAGRADAS

Corazón de la novia

Inicio > Libro completo > Joyas Sagradas: Corazón de la novia en Garcibuey

EL CORAZÓN DE LA NOVIA Y OTRAS VARIANTES: DE RELICARIO, DE FILIGRANA, DE LABOR DE MONXA, DE BROCHE


La presencia de la joya-corazón con sus diversas acepciones y variantes formales, especialmente la que conocemos hoy como Corazón de la novia, está documentada en 12 poblaciones serranas y en la de Candelario con 195 documentos, entre los años 1671 y 1853: La Alberca, Candelario, Casas del Conde, Cepeda, Garcibuey, Miranda del Castañar, Monforte de la Sierra, San Martín del Castañar, Santibáñez de la Sierra, Sequeros, Sotoserrano, Valero y Villanueva del Conde; siendo Cepeda, con 67 ejemplos y 155 años de uso, la población donde más larga e intensamente floreció y pervivió el llamado Corazón de la novia. Que sepamos, esta destacada joya ha permanecido como pieza-testigo en La Alberca y Mogarraz en el traje de Vistas o Davias.


El Corazón de la Novia no aparece en los documentos con su denominación explícita, pero sí con las características y elementos por los que lo podemos identificar. Se trata de una pieza de buen tamaño en hechura de oro, plata ahumada o también plata seca y acero, con dos láminas cordiadas, ligeramente abombadas, que componen el campo o el dentro. Presentan por el anverso o cara un crucifijo sin cruz y, por el reverso o espalda, una efigie de Nuestra Señora, ambas medallas, de hechura figurada y recortada. Alrededor y llenando todo el campo, labores de filigrana con motivos de rosas y botoncillos. Las dos láminas se enmarcan por una ventana lisa con cerco de holletes y guarnición alrededor con motivos en espolones o almenas (tres, cuatro, cinco, siete y hasta nueve) de labor a martillo en las piezas más antiguas, y abanicos de filigrana calada en los ejemplares de los siglos XVIII y XIX, más las correspondientes goteras que de ellos cuelgan en forma de higas, pequeños corazones, cruces, palomas, jarrillas, cabezas de serafines, almendrillas y mediaslunas; elementos denominados genéricamente pendientes o remates.


Lámina IVD
Vistas y ventioseno o desposorios y luto: entre el amor y la muerte en la Alberca.

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Lámina V
Albercana y Corazón de la novia. Detalle (c. 1975).
Albercana y Corazón de la novia. Detalle (c. 1975).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Los corazones de novia, por su tamaño, se describen en los inventarios como «medianos, bastante grandes y grandes», en oposición al hilo de cuello, que es como aparece en las variantes candelarias, con sus almenas y pendientes. No se indica que el corazón de la novia vaya ubicado necesariamente donde y como lo vemos ahora en el traje de Vistas (independiente de las grandes vueltas de plata y coral), colgando de un listoncillo de seda, generalmente de color asalmonado y a la altura del corazón. En algunas fotografías antiguas, el Corazón de la novia aparece dispuesto con mayor libertad, como extremo de las vueltas, o incluso formando parte de los brazales o brazaleras173.


El Corazón de la novia, según nuestros informantes, era regalo obligado del padre a su hija en los desposorios. El corazón de oro, como pieza muy codiciada por la novia, es idea de la que da expresivo testimonio Cervantes, en Pedro de Urdemalas, por boca de su personaje Clemente ([1615]1977: f. 196r, versos 61-70 y f. 200v, versos 495-497):


Del padre el rico caudal
el mío pobre desprecia
por no ser al suyo igual,
y entiendo que solo precia
el de Lloriente y Pascual,
que son ricos, y es razón
que se lleve el corazón
tras sí de cualquier mujer,
no el querer, sino el tener
del oro la posesión […]
que el gusto del corazón
consiste en la posesión,
mucho más que en la esperanza.


También expresaba esta joya la valía de la novia como corazón de oro y tesoro que se lleva el novio, quien correspondía, a su vez, con el arca de bodas, a veces labrada de su propia mano y con motivos de corazones traspasados y leyendas como: «VIVA MI DVEÑA», «SOY DE FULANA». También las bocallaves de estas arcas de novia adoptan con frecuencia formas cordiadas. La cerradura simboliza a la mujer y la llave al esposo, como viene a demostrar la leyenda que recorre el pañuelo de la cabeza o garvín masculino, de seda talaverana y rosas treboladas bordadas en él, conservado en colección de Mogarraz, recorrido por los cuatro lados con los nombres de los contrayentes y la siguiente leyenda bordada:


Entre los bienes y paños que Martín Blanco el Moço, vecino de Sotoserrano, dio y donó como Galas de bodas en el año 1599, «tasaron un arca, que el dicho Martín Blanco llevó y dio a su mujer en quatro reales; yten tasaron los fieles tasadores las vistas y paños de vodas que llevó [al matrimonio] en 16.000 maravedís»174. Otro ejemplo documentado sobre este tipo de arca nupcial salió a la venta en almoneda, de nuevo en Sotoserrano, en el año 1646: «le tasaron el arca grande de los vestidos en 2.000 maravedís»175.


Lámina VI
Garvín de seda talaverana bordado con motivos de rosas treboladas y leyenda amatoria que lo recorre. (Mogarraz. Colección particular). AITIENES MICO/RAZON / ANBERRLO / CONE/ SALLAVE /I/ BERÁS QE/DENTRO/DÉL SÓLO/TV/ PERSONA CABE. VIVA LORENZO CASCÓN PVERTO. LO/ HIZO TERESA CASCÓN DE CASCÓN.
Garvín de seda talaverana bordado con motivos de rosas treboladas y leyenda amatoria que lo recorre

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Lámina VII
Atacadera o extremo de ceñidor masculino en figura de llave de plata. Siglos XVII-XVIII (Mogarraz. Colección particular).
Atacadera o extremo de ceñidor masculino en figura de llave de plata

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Como acabamos de ver, estos motivos de corazones, de tan abundante tradición en la joyería salmantina en general, y serrana y candelaria en particular, no tienen menor presencia en piezas del mobiliario y ajuar, conocidas hoy como arte pastoril y, sobre todo, en labores bordadas176. En el inventario por muerte del licenciado Juan Gómez Calama, año 1682, se describen, entre otras joyas, prendas, ropas y lobas de clérigo, «tres almohadas de corazones de caparrosa»177.


Se ha querido dar a los pendientes o goteras que cuelgan del Corazón de la novia, cuando son cinco, un carácter apotropaico y la posibilidad de que, embutidos en el alma abombada de esta joya, se contengan textos santos. De ser así, esta pieza de la familia de las medallas se convertiría, además, en relicario y talismán. En la Testamentaría de Isabel la Católica se describe «un corazón de oro, hueco por dentro para tener reliquias, y en ‘el medio’ las cinco plagas [sic por llagas] y un engaste vazío en que estuvo una esmeralda y una gotera con una perla grande; quebrada la asilla»178.


El corazón, emblema universal del amor y la pasión, se concibe en iconografía como un espacio al que se acoge uno de los amantes, mientras el otro lo recibe.


Lámina VIII
Cenojiles de seda con leyenda de enamorados. Siglo XVIII. (Mogarraz. Colección particular).
Cenojiles de seda con leyenda de enamorados

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

La devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, de auge universal durante los siglos XVIII, XIX y primera mitad del XX, no aparece documentada, ni en estas joyas de la indumentaria serrana y candelaria, ni en la decoración advocacional doméstica (Cea 1983: 213-288). Iconografías como la de Gertrudis la Magna hicieron del corazón la casa (oiké) del amado con el siguiente letrero en ella: «SI ME PIERDO BUSCADME EN EL CORAZÓN DE GERTRUDIS». Los entrometidos dedos del incrédulo (e impuntual) Tomás tomaron por morada la sagrada herida del costado del Maestro. Como enseguida veremos, no se quedó atrás el dardo de fuego penetrando el corazón de Teresa, que le iba como arrancando las entrañas de dolor y placer mientras entraba.


Hasta las cenojiles con que ataban las medias calzas a las pantorrillas los mozos serranos sirvieron como empresa de enamorados para vocear a los cuatro vientos la felicidad, en este caso conyugal, con el siguiente lema tejido a mitades en letras arenadas sobre campo verde: «EN EL LECHO DEL AMOR – SOLO PUEDES DESCANSAR».


Lámina IX
Felicitación con texto de amor filial bordado en seda lasa con motivos de corazones y llave. 1853. (Miranda del Castañar. Colección particular).
Felicitación con texto de amor filial bordado en seda lasa con motivos de corazones y llave

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

El corazón y la llave no fueron símbolos exclusivos de enamorados, novios o esposos, también se expresó con ellos el amor filial. En el siguiente recordatorio casero se representa un corazón del que cuelga una llave, las iniciales de un hijo a los lados, un óvalo florido de corazones rosados y azules bordados en seda lasa y, al dorso, la dedicatoria que dice: «Esta targeta la bordó Eugenia Miguel y se la regaló a su ijo Luissito Rodrígez, para que felicitara los días a su papa. Hoy día de la fecha Madrid, 1º de Enero de 1853».


La ingente acumulación, en los herrajes de los puentes, de candados cerrados para siempre y la llave en el fondo del agua, es hoy, entre jóvenes, la nueva imagen del amor, o de la pasión.


En estas comarcas salmantinas de Candelario y Sierra de Francia, los relicarios con hechura de corazón se van a llenar con devociones diversas y de variadas fórmulas, lisas o de filigrana, entre ellas la del transverberado de Teresa de Ávila, utilizando a veces el dardo del serafín como camuflado escarbadientes. Queda así, a la vez, convertida esta pieza devocional en desconcertante joya-utensilio, insólita desde nuestra perspectiva cultural de hoy.


Otra tipología denominada joyel, a veces en silueta de corazón, grande o pequeño y hechura lisa, o afiligranada, figura en hilos de coral junto a otras piezas de plata: «corazón pequeñito de filigrana con piedra azul»179. Los corazones pueden formar parte de la familia de los relicarios si contienen elementos de carácter sagrado embutidos bajo las vidrieras: «verónica en un joielito a figura de corazón»180.


Lámina X
Corazones de filigrana. Detalle de uno de los libros de «recetas para platiar» de los oribes Rosellón. Siglo XIX (Mogarraz).
Corazones de filigrana

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

La mujer, novia o esposa, mora en el corazón del hombre, joyel del alma, según afortunada expresión de Tirso de Molina en La joya de las montañas (1958), cuando afirma por boca del Conde


Logro de mis esperanzas,
serás mi bien; mas es cierto,
me voy con tristeza tanta
que aunque dentro el corazón
te llevo ¡joyel del alma!,
temo; ¡ay de mí!, perderos.


Tirso de Molina. La joya de las montañas (1958)


Tirso demuestra ser perfecto conocedor del léxico de los plateros y lo utiliza certeramente en su doble sentido, técnico y moral a un tiempo; términos como joyel, corazón, el dentro, el alma. Este significado del corazón como eje del alma se emplea también en sentido físico para indicar el punto central de simetría entre dos lados. Así sucede en este inventario candelario de 1708, cuando se describe «una faxa de buriel con el coraçón de la lista, verde y encarnada, tasada en 27 reales»181. Queda así esa guarnición listada en el puro eje o centro.


Aún se dice en la Sierra de Francia, cuando las puntas del pañuelo de manila caen desigualadas sobre el manteo de la mujer, que están desmentidas, desdecidas o no cabales182.


Lope de Vega, en La vitoria de la honra (1930: 418), alude también a la joya-corazón y refiere al dicho popular, «dar corazones de oro en bandeja de plata», cuando afirma


Negociarás, si en plato de plata, das
Ciertos corazones de oro.


Se pondera, en evidente juego de palabras, la magnanimidad de alguien «con corazón de oro».


Pequeños corazones-joyel con sus vidrieras aparecen en los documentos formulados de manera genérica, a mitades entre joya y relicario y casi siempre bajo la denominación de la figura o icono que estas piezas acogen embutidas en su interior. Imágenes de la Verónica, Soledad, o Lignumcruzis nombrando el todo por la parte: «un niño en cruzis y tres piedras de cristal, el niño en cruzis está en un corazoncito de plata». Inventario de Cepeda, año 1748; «Cuatro hilos de corales con una verónica de corazón» Cepeda, inventario de María Pérez en 1778183.


Abunda en los documentos un tipo de relicarios conocidos como corazones de monxas; las más de las veces de hechura cordiada y otras en forma de garniel o esquero de peregrino, de bolsita o de escapulario, denominados también bolsas de corazón. Piezas de procedencia, si no exclusiva, sí predominantemente conventual (en esta comarca serrana el monasterio de monjas Franciscas del Zarzoso, fundación del siglo XV). Suelen estar labradas en seda y guarnición povera de platilla y perlas falsas, con materiales a veces aprovechados de paramentos litúrgicos sobrantes. Estos corazones alojan en su interior reliquias, nóminas sagradas y evangelios. «Una bolsa bordada, de reliquias, sin ellas» se halló en el inventario de María Rubia, de Sequeros, en 1699184. «Un volso de echar [sic] reliquias, bordado de flores y fondo blanco» se menciona entre otros bienes del inventario de Joachín Rodríguez, también en Sequeros, año 1742185. En el de Juan Vizente Sánchez, de Sotoserrano, año 1797, figura «una bolsa de evangelios de seda [tasada] en 5 reales»186. Las piezas-testigo más sobresalientes que se conservaban en la Sierra corresponden a dos babadores del Niño Jesús de Nuestra Señora del Rosario, en la parroquial de Cepeda (desgraciadamente desaparecidos en un incendio en el año 2019, de los que conservamos testimonio fotográfico).


Sabemos que este tipo de piezas, con muchos ejemplos de raso y brocatel de seda, no siempre iban colgando de collares y brazaleras, a veces se prendían de la ropa interior o remudo (en almillas y justillos), no como joyas de ostentación, sino como objetos protectores de devoción. «Un justillo de monfor, mediado, con dos corazones de seda [de colores] verde y encarnado» se cita en Cepeda, año 1781, en el inventario de Manuel Sánchez Sánchez187. En Sequeros, año 1774, en inventario de Mathías Prieto, se describe «una almilla para mujer de escarlatina, que tiene al brazal un corazoncito de plata, todo [apreciado] en 18 reales»188.


LÁMINA XI
Babador con corazones y garnieles-relicario de seda, de labor de monjas. Destaca un relicario bordado con el retrato de la Madre Ágreda. Joyero de Nª Sª del Rosario. Siglos XVII al XIX Cepeda (incendiado en 2019).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Junto a los corazones de oro, plata y seda, se conservan otras piezas-testigo en hechura de cristal, azabache, acero y piedra, probablemente dijes, con guarniciones de plata y otros metales. Además de formar parte en hilos de oro, sartas, vueltas y brazaleras, los corazones aparecen también en argollas, en forma de corchetes abrochando sereneros y anguarinas, como extremos de rosarios y atados en argollas, cintas y conclusiones de seda, en caso de que no tuvieran una ubicación ya establecida y para que no se dispersaran.


«Entrar en mi corazón»; «te llevo en el corazón»; «se me parte el corazón»; «me traspasó el corazón» o «ahí tienes mi corazón» son expresiones que figuran como lema o leyenda en ejemplos de joyería e indumentaria, en muebles y también en tozas: símbolos y metáforas de posesión, entrega, placer, dolor y, sobre todo, amor.


Conocemos el lugar que ocupan estas joyas en el cuerpo de la mujer, pero no ha sido fácil hallar ejemplos que documenten el lugar cotidiano en que se guardan. Normalmente, los grupos de joyas que forman parte de dijeros, collares, vueltas y brazaleras tienen su espacio en las arcas de la ropa, en cajas de madera y botes de metal según se especifica en los documentos: «cajita de madera para meter corales»; «una caxa de pino y [en ella] una argolla de plata»; «en una caja de plata»; «en una caja grande»; «en una caja china para tabaco, buena, un corazoncito de plata»; «una herradita en que están dichas alhajas»;


Conocemos el lugar que ocupan estas joyas en el cuerpo de la mujer, pero no ha sido fácil hallar ejemplos que documenten el lugar cotidiano en que se guardan. Normalmente, los grupos de joyas que forman parte de dijeros, collares, vueltas y brazaleras tienen su espacio en las arcas de la ropa, en cajas de madera y botes de metal según se especifica en los documentos: «cajita de madera para meter corales»; «una caxa de pino y [en ella] una argolla de plata»; «en una caja de plata»; «en una caja grande»; «en una caja china para tabaco, buena, un corazoncito de plata»; «una herradita en que están dichas alhajas»; «erradita como para sal en que está la plata»; «un corazón grande y una bolsa que lo cubre»; «un palmero con ocho relicarios»; «en un votito de ojalata, una cruz de oro»; «una verónica en su bolsa»; «una bolsita de brazal». El ejemplo de mayor interés y más pormenorizado se muestra en inventario de San Martín del Castañar, año 1673189: «cajita larga de una terzia y dos dedos de ancho, fabricada en las Yndias con diferentes pinturas, y en ella dos onzas y cinco adarmes de corales menudos». Las joyas del uso cotidiano descansaban por la noche en alguna mesita de alcoba, e incluso algunas dormirían con su dueña. Así se dice: «los corales que traigo puestos al pescuezo»; «los corales que traigo a cada día», o «las gabanzas de coral que traigo puestas de contino».


Muestra Cervantes, en un pasaje de Pedro de Urdemalas ([1615]1977: 648), cómo una de las señales de marginalidad para identificar al gitano, en este caso hacer pasar a una niña por gitana, es tenerle puestas las joyas (o algunas joyas) de cada día; siempre las mismas. Dice el texto cervantino: «Haz criar la niña y no le quites las joyas; como gitana se críe, sin hacerla sabidora, aunque crezca, de quién es». Esa marca diferenciadora de las joyas, que en vida nunca se separan del cuerpo, es característica que podríamos hacer extensiva a las serranas, las pocas que aún quedan con hilo de oro al cuello, o a las zamoranas de Aliste, el suyo de coral.


Por las características descritas del Corazón de la novia, sólo podemos asegurar su presencia documentada en 30 ejemplos: 11 en Cepeda (de 1691 a 1808); 10 ejemplos en La Alberca (de 1732 a 1765); 2 en Miranda del Castañar (de 1710 a 1771); 2 en Sequeros (de 1687 a 1704); 2 en San Martín del Castañar (de 1825 a 1860); 1 en Monforte de la Sierra (en 1800); 1 en Madroñal (año 1823); 1 en las Casas del Conde (en 1860). Esta joya comprende, pues, 169 años de vida documentada, entre 1691 y 1860.


Elementos y voces con que se conoce entre los plateros y en los documentos el Corazón de la novia


1) El santo, el dentro, el enmedio o campo, que lleva clavado en el centro un crucifijo sin cruz por la cara principal y, por la espalda, una Nuestra Señora, ambas medallas de hechura recortada. Alrededor, guarnición de rosas, flores o botones de filigrana, a veces con un total horror vacui.


2) Forma o armación, que sujeta toda la estructura.


3) Holletes y grecas que refuerzan la armación y sirven, a la vez, de guarnición, casi siempre en forma acordonada.


4) Abanicos, castillos o almenas, generalmente cinco u ocho elementos, que bordean la armación y se unen a ella por soldadura; el abanico cimero remata con el asa y reasa, más un listón de seda asalmonada que sujeta la pieza dejándola a la altura del corazón. Predominan los motivos de labor calada en figuras conocidas como piernitas, y otros en forma de C entrelazada en crestería.


5) Pendientes, extremos, remates, goteras o encomiendas con tres elementos: asa, cadena, y pendiente con las siguientes figuras: medialuna, paloma, corazón, almendrillas, flor y jarrilla; variantes con su extremo, a veces, en forma de higa, más o menos explícita.


Figura 8
Elementos del corazón de la novia.

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Figura 9
a) Corazón sobredorado de novia con hechura de Crucifijo (sin cruz) y Nª Sª, medallas de labor recortada más tres botones de filigrana. Cerco de holletes y seis almenas de hechura antigua, la cimera con su asa y reasa; las cinco restantes, con goteras en figuras de paloma. Siglos XVII-XVIII (La Alberca. Colección Serrano Becerro). b) Corazón de novia con el campo liso. En el enmedio un Crucifijo (sin cruz), por el lado principal, y por el espaldar, una Nª Sª, ambas medallas de figura recortada. Como guarnición tres botones de filigrana. Cerco de holletes y almenas de hechura antigua en figura de paloma. Siglos XVII-XVIII (Mogarraz. Colección Calvo Cascón).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Figura 10
a) Corazón de novia con cruz y sus rayos de filigrana, más cinco crucecitas en el campo. Ventana dentada, cerco liso y alrededor seis almenas de abanicos y caramullos. Como remates, cinco corazoncitos de labor calada. Plata sobredorada. Siglos XVII-XVIII (La Aberca. Colección De los Hoyos Puerto). b) Corazón de novia, muy labrado, con hechura de Cristo y Nª Sª, medallas de hechura recortada más siete rosas con sus piernitas y pezuelos de filigrana llenando el campo. Cerco de holletes y ocho almenas de hechura antigua, cinco con goteras en almendrillas e higas rematando. Siglos XVIIXVIII (La Alberca. Colección De los Hoyos Puerto).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Figura 11
Corazón de novia sobredorado con el crucifijo por la cara y, por la espalda, un Santiago sedente, ambas medallas de hechura recortada. Cerco de holletes y ocho almenas de labor a martillo, cinco de ellas con goteras de almendrillas de labor antigua e higas en los extremos. Siglos XVII-XVIII. La Alberca. Joyero de Nª Sª de la Asunción.

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Figura 12
Corazón sobredorado de novia, con Cristo y Nª Sª en el dentro y siete botones de rosas de filigrana llenando el campo. Ventana acordonada, y ocho almenas de labor antigua a martillo cercándola; de cinco cuelgan goteras en almendrilla con sus higas. Siglos XVII-XVIII (La Alberca. Colección De los Hoyos Puerto). b) Corazón de novia, de plata sobredorada y guarnición de rosas de filigrana. En la lámina principal, crucifijo (sin cruz), y una Nª Sª en la de la espalda, ambas medallas de hechura recortada. Cerco de holletes y abanicos. Como extremos, ocho cabezas de serafines y mediaslunas con sus higas. Siglos XVI-XVIII (La Alberca. Colección Puerto Pascual).

Pulsar sobre la imagen para verla ampliada

Corazón de la novia en la documentación serrana y candelaria

GARCIBUEY

     Siglo XVIII. 1776


     El único ejemplar de corazón documentado en Garcibuey figura en el inventario de bienes de Ana Andrés en 1776, ante el escribano de Miranda, entre cuyas pertenencias figuran «dos Agnus Deis y un corazón de plata»264.


El libro multimedia
Contacto