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JOYAS SAGRADAS

Corazones, hechuras y firmas de la Madre Teresa

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CORAZONES, HECHURAS Y FIRMAS DE LA MADRE TERESA


La popularidad y grandeza de Teresa de Cepeda y Ahumada, como mujer, escritora y santa (muere en 1582, es beatificada en 1614 y canonizada en 1622), se materializó en una temprana devoción documentada que se propagó en imágenes de acarreo doméstico y en joyas personales: corazones de filigrana con el dardo de su transverberación con función, a un tiempo, de joyas-utensilio, medallas, relicarios con su imagen, con su reliquia y con su firma (autógrafa o imitada), convertida en todo caso en reliquia por contacto: la «Firma de la Madre Teresa».


Figura 16
a) Corazón en cola de pez de seda de colores, cordoncillo de seda, y evangelios embutidos ¿proveniente del Zarzoso? Siglo XVIII (Cepeda. Iglesia parroquial). Perteneció al babador del Niño Jesús del Rosario (incendiado en 2019). b) Corazoncito de seda asalmonada y florecillas de color turquí, con ribete de galón ahumado falso y copetoncillo de seda verde. Evangelios dentro. Babador del Niño Jesús de Cepeda. Siglo XVIII (incendiados en 2019).

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Siete poblaciones serranas, con un total de 48 ejemplos a lo largo de 174 años: La Alberca con 9 documentos entre 1728 y 1758; Cepeda 12, de 1689 a 1820; 2 Miranda del Castañar en 1771; Monforte 7, entre 1782 y 1845; 8 San Martín del Castañar, de 1671 a 1825; 8 Sequeros, entre 1686 y 1774 y 2 Villanueva del Conde, en 1791 y 1794.


No sabemos cuánto tiempo llevaban ya en las casas serranas estas piezas de devoción (y de prestigio) en hechura de corazones, medallas, reliquias, relicarios y firmas, que ahora presentamos, cuando pasaron a documento en forma de dote, o en inventario y tasación post mortem, pero fue anterior la presencia de cuadros e imágenes como mobiliario devocional doméstico en alcobas, salas y aposentos338. Esta creciente devoción no sólo se manifestó en joyas devocionales, sino que el nombre de Teresa pasó a formar parte no menor en las listas de los libros de Baptizados de esta comarca339.


Son variadas las fórmulas con que es acogida la devoción a santa Teresa teniendo como marco una joya. La mayoría de las veces figura en los documentos como «una Santa Teresa», y en ocho, como «una Madre Teresa» o «Santa Madre Teresa». La pieza puede aparecer sola o formando parte de una brazalera (en dos ocasiones); en un dijero (junto a una pezuña de tejón, una campanilla, un chupón y una cruz de Caravaca); en hilos y en vueltas de gabanzas y avellanas de plata con otras piezas; también se presenta en hechura de corazón, en imagen de bulto, en reliquia y en firma. Las más de las veces no se indican sus características iconográficas, y en un documento se describe una santa Teresa «en soledad».


Tirso de Molina, en Por el sótano y el torno (1948: 575), confirma la popularidad de esta joya-reliquia en la Corte, incluso en dotes conventuales:


Ropa que cruje al andar,
banda que el pecho atraviesa,
con una madre Teresa,
que, sin saberla imitar,
de tortuga guarneció
con sus menudencias de oro.


Tirso de Molina. Por el sótano y el torno (1948: 575)



En cuatro ocasiones se identifican las advocaciones que ocupan las dos vidrieras (la cara y la espalda) del relicario: llena una de las vidrieras la santa y la otra, san José, figura y devoción de la que fue promotora, dejando bajo patronazgo y cuidado sus fundaciones; también comparte relicario con un san Antonio de Padua y un santo Domingo. El cuarto ejemplo se veneraba hasta el año 1733 en la ermita de San Juan de los Pajares, lugarejo de San Esteban de la Sierra, que estaba por entonces despoblándose: «24 reales en que se vendió una joya de feligrana de plata, el zerco sobredorado, con cuatro piedras en él y, a un lado, San Francisco de Assís con el seraphín y, por el otro lado, Santa Theresa de zera» [sobre la hechura del santo no se especifica material, o quizá eran los dos de cera y el escribano omitió la coma]340. Estaba muy bien traída la iconografía en esta pieza: la estigmatización de las cinco llagas con Cristo como serafín y, probablemente, la transverberación de la Santa. Tan sólo en un documento se describen sus atributos: «Santa Teresa con la palomita y la cruz». Los dos artículos son aquí inclusivos. No se dice «con una palomita y una cruz» como casualidad, sino que los dos elementos –Espíritu Santo en forma de paloma y Crucifijo– son inherentes a su «verdadero retrato». En dos ejemplos figura el relicario en fórmula de corazón en caja de plata, en otro como reliquia y un tercero con su firma.


Los relicarios de santa Teresa en la documentación que analizamos presentan por su fábrica, hechura y guarnición las siguientes variantes o características: relicario de plata lisa o engastonado en plata; relicario con cerco de plata; con caja de plata y con cerco de oro, a veces afiligranado; relicario con cerco y caja de rayos (dos ejemplos); con filigrana y piedrecitas de colores; relicario en forma de santa Teresa y engarce de peltre; relicario o agnus de oro y esmalte; relicario «de cosa de monxas» (con retales aprovechados de paramentos y ternos litúrgicos sobrantes, y guarnición de lentejuelas, hilo de oro y plata, en alma de cartón, generalmente en hechura cordiada, o en forma de pez); relicario con imagen bordada; en hechura de joyel antiguo (un ejemplo); «con flores y hermosa» (una vez).


Los precios más bajos oscilan entre 1 y 16 reales. Los de precio medio, entre los 40 y los 60 reales. Finalmente, los más subidos ascienden a 200 y 250 reales de vellón (en dos ocasiones). Media docena de relicarios pertenecen a clérigos, licenciados, altos cargos administrativos, personajes de la nobleza y al pintor de San Martín del Castañar, Francisco del Mercado341.


La iconografía de la santa de Ávila recogida en 11 piezas de la Colección de relicarios Pérez Vicente (Museo Etnográfico de Castilla y León) presenta las siguientes variantes: la santa, de media figura escribiendo inspirada por el Espíritu Santo, que llega como paloma por el lado derecho; la santa a la manera del retrato pintado por fray Juan de la Miseria (1576) que divulgó el grabado de Hieronimus Wierix, más la leyenda MISERICORDIAS DOMINI IN ETERNUM CANTABO; desposorios místicos de santa Teresa; la santa, de cuerpo entero, con el libro en la mano izquierda y la pluma en la derecha, siguiendo patrones de Gregorio Fernández; la santa arrodillada entregando su corazón al Niño Jesús, como nueva Gertrudis.


Corazones, hechuras y firmas de la Madre Teresa en la documentación serrana y candelaria

CEPEDA

     Siglo XVII. 1689


     En el año 1689, se registra en inventario de Lucas Varrio, «una Ymagen de Santa Theresa bordada de plata; quebrada la vidriera»352.


     Siglo XVIII. 1703-1798


     En 1703, figura en la dote de Marcos González con Catalina Ahumada, viuda, «un relicarcito de forma de Santa Theresa, de peltre en el engarce»353.


     En 1711, en las Partixas de Andrés Moro entró «Una Santa Theresa en soledad, 1 real»354. Por soledad debe entenderse aquí que el relicario en que estaba embutida la imágen o lámina tenía la otra vidriera vacía, o que la santa no se acompañaba de ningún atributo: crucifijo, paloma, ni libro abierto, como mujer que sabe leer y, además, imparte enseñanzas.


     «Una Santa Theresa con la caja de plata» figura en 1718, en inventario de la mujer de Francisco Casado355.


     «Un agnusdei de plata de Santa Theresa» es citado en inventario de Antonio Conde, año 1759356.


     En el de Ana Belasco de 1762, se cita «un anusdei pequeñito con un Christo de Burgos, todo de plata»357. Una vez más, vemos cómo en este tiempo el término agnus o agnusdei no indicaba la iconografía del Cordero Místico. Era ya sólo sinónimo de relicario.


     En inventario de Sebastián Sánchez, año 1764, figura entre otras joyas «una Santa Theresa con cerco de plata»358.


     Una «Santa Theresa con vidriera» se cita en el año 1773, en inventario de María Fuentes359.


     En inventario de Sebastián González, año 1789, se describe «un hilo de gavanzas con [las medallas] de Francia y Santa Theresa de plata»360.


     En el de Ysabel Gómez, año 1798, se menciona «una Santa Theresa con flores, hermosa, y un corazón de Santa Theresa, grande». Permítaseme resaltar en este documento el interés humano y antropológico sobre la percepción –admirativa– de la persona que estaba haciendo inventario y cantando al escribano cada pieza que veían sus manos, aquí una santa Teresa con flores, hermosa y grande ¡!. La emoción intrusa alteró por unos instantes la objetiva profesionalidad de quien tasaba en ese momento. El escribano, dando fe de lo que estaba oyendo, nos regala como presente aquella momentánea (y expresiva) vivencia del pasado361.


     Siglo XIX. 1820


     «Un corazón de Santa Teresa en una caja de plata, 10 reales, y una trucha de plata en 8 reales» consta en inventario de Catalina Martín, año 1820362.


Figura 16A
Cepeda, año 1820. Inventario de Catalina Martín donde se cita, entre otras alhajas, “un corazón de Sta Teresa en una caja de plata, diez rs. (AHPS, Prot. 6023, f .90v).

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     Suman, en total, 11 piezas en Cepeda con la hechura de santa Teresa.


Lámina XII
Óleo de la Venerable sor María de Ágreda, autora de la Mística Ciudad de Dios. Los relicarios con su firma competían con los de santa Teresa. Siglos XVII-XVIII. Monasterio de Zarzoso.

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